Agustín estaba arrodillado en la cama agarrado de la cabecera de la cama mientras Castro, detrás de él, lo penetraba con fuerza.
Cada empujón golpeaba a Agustín contra la cabecera y esta contra la pared. Le abría las nalgas viendo cómo su enorme pene entraba. Castro gruñía mientras le daba nalgadas y el muchacho gritaba.
La vena del pene de Castro estaba brotada y lo recorría hasta el glande.
-Despacito amor me duele.
-¡No, ya va, esto está demasiado bueno, aguanta!
-AAAAAH AAAAH AAAAH -Gritos y golpes lo que se escuchaba en la tranquilidad del edificio.
-Coño, no basta con los gritos que pega la loca que se coge sino que ahora hay golpes. Voy a subir a formarles un peo, ya está bueno.
-Diego, Diego pero espera que se acabe el ruido, no vas a interrumpirlos.
-Eso es lo que quiero.
Agustín seguía aferrado a la cabecera aguantando las embestidas de su fornido novio. Las piernas le temblaban y llegó un momento que no aguantó más y se tumbó en la cama.
-Flaco, Flaco, ¿Estás bien?
-Ay amor...que cogida...mierda.
-¿Te duele?
-Si....pero sigue, dame un chance y sigue.
-Ya se callaron, voy a subir.
-¿Le vas a pedir que te muestre el bicho que tiene?
-¿Tú eres loca? Yo para que quiero ver eso? Esa eres tú de golosa y morbosa.
-¿Morbosa? Era curiosidad.
-Si curiosidad, tienes unas ganas de que te coja Castro, te hubieses visto la cara que tenías cuando bajaste.
-Cuando lo veas vas a querer que te coja ja ja ja.
-Pendeja, cuando regrese te voy a echar una cogida que se te va a olvidar el gorila ese. Chao.
-Ay mi amor, ese guevo no se me va a olvidar nunca. -Pensaba Claudia la esposa de Diego
-Dale amor, sigamos, pero no como estábamos, yo me pongo boca arriba. Dios mío te veo el güevo con esa argolla y no se cómo me meto esa punta trasera.
-Te gusta mi verga por eso la quieres adentro siempre, ponte que te voy a dar.
-Despacito.
-No mi Flaco, quiero darte duro, con el príncipe Alberto siento un cosquilleo cuando te cojo así que no sentía antes. -Agustín alzó las piernas abriéndolas hacia los lados. -Coño, mira ese culito abierto, mi flaco por estas cosas te amo más. -Apoyó el pene lubricado y empujó. Se delizó sin problema y se agachó para comenzar a mover sus caderas rápido mientras besaba a Agustín que comenzaba a gemir. Lo dejó de besar y se quedó a centímetros de su rostro. -Me excitas mucho flaco, me tienes loco mi amor, te amo.
-Yo también te amo amor.
-Voy a darle duro, ¿Vas a aguantar?
-Si, date con fuerza y sin compasión.
Castro comenzó a moverse y los gritos de Agustín iban en aumento mientras más rápido se movía Castro. La cama también se movía.
-No puedo creer que está gente siga tirando y no se pelan un día. Se reía Claudia con un dejo de envidia.
Diego tocaba el timbre.
-¿Quién coño es a esta hora?
-No se te ocurra sacarlo porque te mato, que se reviente ese timbre.
Castro no se detuvo, más bien incrementó sus movimientos y con fuerza. El timbre seguía. sonando.
-Coñodelamadre, dame duro nojoda.
-Te voy a romper el culo flaco.
-Ese culo es tuyo, reviéntalo ¡Aaaaaay, aaaaay dale, dale! -Castro volvió a agacharse para besarlo.
-Estoy a punto de acabar, la quieres adentro o afuera.
-Afuera. -Castro retiró el pene y comenzó a masturbarse, Agustín también. Acabó primero él llegando el semen a su pecho, a los pocos segundos Castro derramaba su semen en varias direcciones sobre Agustín que sonreía al ver la lluvia caerle encima.
-No me voy a cansar de cogerte mi flaco, verte gritar y cuando gritas me aprietas el güevo y saber que lo disfrutas eso me encanta.
-Nosotros debemos estar bien lejos del promedio, tiramos todos los días y a veces dos al día.
-Flaco tu aguantas palo.
-No te creas el culo me arde desde hace días, pero más pueden las ganas de sexo.
-¿Ves? Eso me encanta. Voy a buscar cerveza ¿Quieres?.
-Si por fa.
Castro se puso una toalla y salió a la cocina. Sonó el timbre.
-Coño no puede ser, ¿Van a seguir? -Miró por el ojo mágico. -La otra vez la esposa, ahora este, no voy a poder tirar en paz ni en mi casa.
-Buenos días Castro.
-Hola Diego.
-Quería hablar contigo, ¿Puedo pasar?
-Estoy en paños menores ¿no te importa?.
-No...no, estás en tu casa.
-¿Tú tocaste el timbre hace como 20 minutos?
-Si, disculpa. Bueno es que quería comentarte que bueno, como sabes vivimos debajo de ustedes y...
-Y cada vez que tiro con mi novio ustedes oyen el peo, ¿Que quieren que haga? ¿Lo hacemos calladito para que no provoque rabia o envidia entre los vecinos?.
-No...bueno, es que...coño...se oye, uno ahí en el cuarto.
-Aprovecha que tienes mujer y se ponen en lo mismo.
-Si...lo hemos hecho pero, bueno, ella no es tan efusiva y no se enloquece como...-Diego no le quitaba la mirada de la entrepierna.
-¿Quieres saber porque Agustín es tan efusivo?.
-No chico, no, eso es cosa tuya.
-AGUSTIN VEN A LA SALA, PONTE ALGO Y SAL.
-No...bueno, no es para tanto Castro yo me voy...lo que si es que bueno....controlen su efusividad.
-¿Que pasó?
-Nuestro vecino de abajo quiere saber que te hace ser tan efusivo. ¿Le digo, le muestro? -Agustín se estiró quitándose la somnolencia, un poco sorprendido por la pregunta de Castro.
-Bueh, si...no sé. -Castro se quitó la toalla pero Diego volteó rápidamente sin ver.
-No hace falta Castro, entendí.
-Voltea, no hay problema, Claudia lo vio.
Diego se volteó y de una vez sus ojos se abrieron como dos platos, se echó para atrás y sintió que se le bajaba la tensión. Apoyó la mano en el sofá para sostenerse. -Mierda...ya va. -Cerró los ojos y los volvió a abrir y miró el enorme pene fijamente hasta que Castro se volvió a tapar.
-Ya, listo ya sabes el porqué de las cosas, puedes irte.
-¿Pero...eso es de verdad?
-Tanto el piercing como el güevo son reales, no hay truco.
-Eso es...una monstruosidad. -Castro se le acercó a la cara de Diego que retrocedió unos centímetros. -¿Te encantaría metértelo verdad? Te estás imaginando clavado en está verga.
-Ya va...Cas..tro, vamos a respetarnos. Yo mejor me voy.
-Si es mejor, porque está guachafita que tienen ustedes me tiene mama'o. -Diego se fue y Castro cerró la puerta tras él.
-Amor ¿como le pelas el güevo así? ¡Se puso pálido, casi le da una vaina! Bueno a mi también cuando lo ví.
-Ese quiere llevar machete, esos que se la dan de uy el machito, casado, cuando se lo metes es la pasivita del año.
-¿No estarás pensando en cogertelo? Porque ahí si me voy a arrechar.
-Por eso te llamé y te pregunté.
Diego entró a su apartamento.
-Mijo pero tú fuiste a reclamarle o hacer una visita social.
-Claudia, le ví el güevo a ese carajo.
-¿Qué? ¿Te lo mostró?
-Si...-La mirada de Diego estaba perdida. -...una vaina enorme, realmente enorme y gorda y le colgaba un anillo grueso, de acero, en la cabeza del guevo.
-Epaaaa! Quedaste hipnotizado.
-¿Tú te meterías eso? ¿Por el culo? -En su mente se imaginó Castro penetrándolo y él gritando como Agustín.
-Yo probaría, da miedo pero pruebo.
-Yo no...debe doler mucho.
-Lo que faltaba...ahora este me salió marico.
-Nos tomamos la cerveza y nos duchamos para ir a ver a mis padres.
-¿Tú crees que estos quieran tirar contigo?
-Creo no, estoy seguro.
-¿No lo irás a hacer?
-No...pero voy a conseguirle a alguien que pueda gustarle...
-Ooookey.
Jajajajjajajajajja coño w la.madre que locura
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