jueves, 1 de abril de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 81

 


Oto se mudaba a casa de Jorge, que estaba solo en su casa por tres meses ya que sus padres se habían ido de viaje por Europa. No pensaba quedarse los tres meses, buscaría apartamento.


-Aquí te puedes quedar los tres meses si quieres, puedes lavar, cocinar, dormir conmigo si quieres.
-Jajajaja gracias Jorge. Lo de dormir no lo veo.
-¿No quieres repetir? Yo sé que estuve fatal la otra vez pero quiero demostrarte que tiro bien.
-No me tienes que demostrar nada, ya te dije que son cosas que pasan.
-¿No quieres tirar conmigo?
-Jorge estoy llegando, necesito buscar trabajo, un sitio donde vivir, whait, no me agobies.
-Disculpa...mira, si no tienes sábanas aquí hay para la cama y toallas.
-Gracias nuevamente y tranquilo voy a colaborar contigo en gastos de la casa y en la limpieza.
Jorge se acercó a Oto y le dio un beso en la boca. -Me gustas y quiero tener algo contigo.
-Es muy halagador escuchar eso pero yo ahora no quiero saber de relaciones.
-Tengamos sexo entonces.
-Jorge...Jorge, me voy al bufete para poner mi formal renuncia. Hablamos en la tarde.

Oto llegó al bufete y entró a hablar con Jaime.
-Bueno Oto no tengo más que decirte que suerte...sigo insistiendo que es la peor decisión que has tomado pero la respeto, debes saber separar lo personal de lo laboral.
-Es difícil Jaime...yo no puedo seguir trabajando aquí y verlo todos los días.
-Te voy a dar una carte de recomendación, es lo menos que puedo hacer, lo mereces, eres un excelente abogado y mira, yo mismo me encargué de sacar tu liquidación. Aquí está lo que te transfirieron. Y esto. -Se dio la vuelta y abrió una puerta donde estaba una caja fuerte. Sacó una paca de dólares y se lo dio. -Esto es de mi parte, un regalo. -Oto se puso de pie.
-No puedo aceptarte esto Jaime, no. Se entera Héctor y te mata. -Jaime se acercó a Oto y le puso las manos en la mejilla.
-Hector no tiene porqué enterarse, esto es para ti. -Le dio un beso en la mejilla, Oto se puso nervioso, ese gesto de Jaime nunca lo había visto y menos hacia él.
-Gracias.
-Hector debe estar por llegar y seguro se va a reunir contigo.
-Estoy cansado de hablar con él.
-Va a insistir en que te quedes.
-Ya tomé la decisión, voy a trabajar hoy aquí para terminar de finiquitar los casos que llevo.
-Te voy a extrañar carajito. Te escribiré para saber de ti.
-De nuevo gracias por todo Jaime.
-Te quiero mucho.
Oto salió de la oficina con una sensación extraña.

Llegó hasta su puesto y se acercó Héctor que fue al bufete, no a trabajar sino a buscar unos documentos.
-¿Puedes venir a mi oficina para hablar contigo?
-Si claro, dame un chance de anotar unas cosas y voy para allá.

Oto entra al despacho y Héctor le pide que se siente.
-Estás más delgado.
-Si...toma. -Hector desliza por el escritorio un documento acercándolo a Oto.
-Faltan las firmas.
-Amor eso es lo de menos, ya estoy divorciado.
Héctor acabo de hacer formal mi renuncia, en mi escritorio están las llaves del apartamento y como te dije en la clínica, lo nuestro se terminó.
Héctor se levantó de la silla y se acercó a Oto levantándolo. -Me pediste una y mil veces que me divorciara, ya lo hice ¿y me mandas pal carajo?.
-Termino contigo, no te estoy mandando pal carajo. -Hector lo miraba pero Oto bajaba la mirada.
-No tienes porque irte del apartamento, es tuyo y la casa de Miami también es tuya.
-No quiero ninguna de las dos propiedades, además estás viviendo en el apartamento, no pienso vivir contigo, si me llegara a quedar ahí te tienes que mudar.
-Me mudo, yo hago lo que tú me pidas pero no me dejes.
-Hector no, no voy a regresar contigo, no quiero el apartamento, no quiero la casa.
El hombre cogió el documento de divorcio y lo rompió frente al muchacho.
-Sal de mi oficina y luego de hoy no quiero verte en este bufete. -Oto salió y se fue su escritorio. Héctor al despacho de Jaime.
-Como yo me entere que le das una carta de recomendación a Oto vendo mis acciones y me voy del bufete.
-¿Pero que problema hay que se la des, es lo más normal y natural, él no se va en malos términos.
-No me da la gana de dársela, si no quiere nada conmigo pues yo no voy a facilitarle las cosas.
-Pues yo lo voy a ayudar porque me parece una zoquetada que se vaya de aquí.
-Yo opino lo mismo pero el decidió. Tú ayúdalo y cumplo mi amenaza.
Héctor entró a su despacho, se sentó y comenzó a llorar, arrugó unos papeles. Llamó a Jimena.
-Rompí el acta de divorcio.
-¿Y eso que significa?
-Que no me quiero divorciar. -Hubo un silencio.
-Oto no quiere volver contigo ¿verdad? Que predecible te has vuelto Héctor. ¿Que pretendes, volver conmigo? No...yo quiero el divorcio, no quiero saber de ti. Además estoy embarazada y necesito paz y tranquilidad.

Héctor salió de su oficina y se acercó a Oto.
-Te vas a arrepentir de haberme botado, no vas a conseguir  trabajo como abogado así ve metiéndote en esa onda de emprendimientos a ver si haces dinero de otra manera.
-Hector, no hay necesidad de hacer esto. Héctor, Héctor.

-Se puso a manejar sin rumbo, subía a la avenida pegada a la montaña y se regresaba por la autopista, iba pensando en todo, su hijo, esposa, Oto, su bisexualidad. Entró a una estación de gasolina y llenó el tanque ya eran las cinco de la tarde. Salió de ahí y quería beber, aunque no debía, pues tenía 10 días que lo habían operado. Decidió ir a un bar gay, quería matar dos pájaros de un tiro. Beber y tener sexo.

-Sírveme un whisky con soda, ¿Tienes algo de comer, para picar?
-Tenemos tequeños, empanaditas.
-Dame unos tequeños. Gracias.
Una hora después iba por su segundo whisky y otra ración de tequeños. Eran casi las siete de la noche, había poca gente pero iban entrando. De pronto entraron cinco muchachos, no tendrían más de 25 años. Estaban gritando y riendo, Héctor volteó a verlos y se sonrió.
-Mira marica, ahí tienes un Daddy que está solito, ¿Tú no querías buscarte uno asi? Tiene un traje y parece caro y este no es de por aquí, jamás lo he visto.
-Voy al baño a maquillarme y le caigo. -El chico fue al baño a orinar y se fue directo a la barra.
-¿Me sirves un daiquirí de mora y me traes unos tequeños como los del señor?.
-Están muy ricos los tequeños.
-Si aquí son muy ricos, pero más rico te ves tú.
-Ja ja ja. ¿Así que vas a tomar un daiquirí?
-Ay si, soy muy jeva, pero no me gusta el whisky eso te lo dejo a tí.
-¿Me quieres acompañar? Yo te invito el daiquirí y los tequeños.
-Ay gracias, déjame hacerle señas a mis amigos que me voy a quedar aquí un ratico.
-Un ratico o toda la noche.
-Lo que usted diga, ¿como te llamas?.
-Hector.
-Yo Raúl, mucho gusto.


1 comentario: