miércoles, 14 de abril de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 94

 


Castro fue a buscar, como todas las tardes, a Agustín por el supermercado.

-Hola mi amor. Hoy llegaste antes de la hora.
-Si flaco, es que no pasé por la iglesia, me quedé en la torre.
-Ah ok, mira, por cierto este fin vamos a comer con mi papá y mi mamá...
-¿Mi papá también? No me ha dicho nada.
-Es probable, mi papá va a llevar a su noviecito...ahora es un niñato de 21, 22 años.
-Tú papá es una vaina. ¿Sabes algo de Oto?
-No amor, tengo que llamarlo a ver si salgo con él y nos ponemos al día.
-Te voy a invitar a cenar, ahora.
-¿Ah sí? ¿Y a que se debe esa invitación?
-Una sorpresa que te tengo.
-¿Otra? Te hiciste un tatuaje con mi cara en la espalda.
-Que pavoso flaco, no, algo mejor. Más bien son dos.
-Ay Dios mío...
-Mira, aquí vamos a cenar.
-Antigua...aquí no he venido me han dicho que se come bien.
-Vamos a comer y beber.
-¿Beber?
-Si, tú decides que quieres beber y si pedimos un servicio o individual.
-Yo creo que un servicio, al final sale mejor.
-Hoy quiero embriagarme, así que no sé cuántos servicios pidamos.

Entraron al restaurante.
-Vamos a pedir de momento un servicio de Ron gran reserva, pero queremos unos tragos y nos trae el menú por favor.
-Así que vamos a beber ron.
-Me dijiste que yo eligiera.
-Claro flaco, bebemos lo que tú desees.
-¿Hoy me vas a volver a meter el juguetico? Me estoy enviciando.
-Esa es la idea...me encanta ver tu cara de enloquecido cuando lo tienes todo adentro.
-Eso te excita ¿Verdad?
-Uuuf eso me pone quesúo.
-Ja ja ja ja estamos hablando de sexo y todavía estamos sobrios. 
-No hace falta que esté borracho para tenerte ganas todo el tiempo, pero hoy quiero que estemos borrachos.
-Amor, esta noche promete entonces. Hablando de otras cosas más serias y aburridas.
-Ay que corta nota flaco.
-No vale, es en serio. No nos queda tiempo para hablar estas cosas, entre que llegamos a casa a hacer miles de cosas y no paras de cogerme pues se nos van las horas.
-Ahora te quejas.
-Para nada, por mi cógeme 24/7. En fin, quiero como pareja formal que somos y que vivimos juntos, compartir gastos en el apartamento donde vivimos. Quiero aportar, ayudarte.
-Te lo digo de una vez y no quiero hablar del tema más. Usted dedíquese a amarme como lo amo yo a usted, de los gastos de nuestra casa me encargo yo. Tú me puedes invitar a una cena, una salida, un viaje pero de los gastos de casa salen y saldrán de mi, además cuando ganamos la licitación de la restauración de la iglesia nos pagaron por adelantado el 70 por ciento del presupuesto, así que voy a estar cómodo y por ahí viene otro proyecto.
-Ok, no voy a discutir por dinero y menos contigo.
-Por cierto, voy a comprame un camioneta del año, ¿Te dejo la mía y vendemos tu carro y con eso me pagas?
-¿Estás loco? Pero si tu camioneta tiene como mucho tres años.
-Mira, nuestra botella y nos van a preparar los tragos.
Mientras preparaban las bebidas Castro se quitó el zapato y puso su pie en la entrepierna de Agustín y le guiñaba el ojo. Con el mesonero aún con ellos, Castro le habló a su novio. -Tengo unas ganas de cogerte. -Agustín abrió los ojos haciéndole señas a Castro que ahí estaba el mesonero que se sonrió cuando escuchó a Castro.
-¿Qué pasa? Si chamo, no me lo cojo desde hace una mes, ¿No crees que ya es como mucho?
-No sé...cada quien tiene su ritmo. ¿Ya van a ordenar la entrada? Aquí tienen, salud, que lo disfruten.

Ordenaron la entrada y el plato principal. Luego de eso ya se habían bebido tres tragos cada uno. Pidieron otra botella.
-¿Y vamos a quedarnos aquí en el restaurante?
-¿Alguien te espera en casa? Falta el primer postre todavía.
Pidieron el postre y mientras llegaba, Castro le dio un beso a Agustín. Se quedaron así varios segundos y Agustín sentía como su pene lubricaba y crecía en su pantalón.
-Mierda, con solo besarme me excitas y desde la primera vez.
-Lo sé, estaba contigo. -Castro se bebió el trago de un tirón y se sirvió otro e hizo lo mismo con Agustín.

Luego del postre y de charlar, se sirvieron otro trago y Castro le tomó la mano a Agustín.
-Yo para estas cosas a veces soy torpe o un poco tosco, pero lo hago con mucho amor y yo te amo, así que....-Con una mano sostenía la de Agustín mientras la otra sacaba algo de su bolsillo.
-¿Te quieres casar conmigo?  Yo sé que es apresurado, tenemos poquitos meses, pero es que te amo y quiero compartir mi vida contigo y no me importa lo que me respondas yo te amaré igual y esta noche haremos el amor y nos casaremos si algún día quieres y si no quieres pues no nos casamos pero yo me quiero quedar contigo hasta el fin de mi vida...
-Castro, Castro, cálmate, me tienes nervioso, más que tú, ¿Quieres dejarme responder?
Vaya, disculpa que te hable de esto, pero estando con Renato, yo asomé en mis pensamientos lo de casarme con él luego de los dos años y no sucedió por las razones que sean y decidí que las cosas debían cambiar.
-Te entiendo y si no quieres casarte o por lo menos no ahora lo comprenderé y no me voy a molestar...
-Castro, amor, déjame terminar. No hay que darle mucha vuelta a mi respuesta. Si, yo me lanzo a esta aventura, quiero casarme contigo, quiero compartir mi vida contigo y quiero todo contigo. -Ahora fue Agustín quien besó a Castro que le corrían las lágrimas.
-Te amo flaco, te amo, te amo, te amo.
-Te amo amor.
-¿Y cuándo quieres casarte? ¿Mañana? ¿En un mes? ¿El año que viene?
-Ja ja ja hay que planificarlo bien.
-¿Planificarlo? Mañana mismo podemos casarnos, pero te propongo cuadrar fecha después que nazca nuestra hermana o hermano.
-Me parece bien.
-Y ya que quieres pagar, organiza la luna de miel y la pagas tú y me quedo bien servido por siempre.
-CARAJO, me vas a desangrar, ok hecho. Yo me encargo de la luna de miel, tú del rumbón.

-Ahora te daré la otra sorpresa que luego de esta quedó en segundo plano porque hasta yo estoy sorprendido por la respuesta.
-Que tonto eres...a ver ¿Cuál es la otra sorpresa?.
-Esta noche estará dentro de ti el Príncipe Alberto. Hoy te cojo yo, no el güevo de goma.
–¿Qué? ¿Ya puedes? Que nervios. Eso me preocupa meterme esa cosa por el culo, suficiente con tus dimensiones como para meterme una argolla gigante.
-No me digas que quieres quedarte con el güevo de goma, mira que lo quemo.
-Te vas a sentir mal por lo que voy a decirte amor, pero no me gustó ese piercing...yo sé que es tu cuerpo y te puedes montar los corotos que quieras.
Castro se bebio el vaso completo. -Flaco, esta noche te voy a coger y solo te pido que me des el permiso de penetrarte con mi nuevo accesorio, si no te gusta yo me lo quito para tener sexo pero déjame probarlo en ti por favor.
-Tienes razón amor, hoy lo pruebo y luego decido.

-¡Chamo! La cuenta.
-Amor, tú no vas a manejar estás muy tomado.
-Ninguno de los dos va a manejar, nos vamos en taxi.




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