viernes, 16 de abril de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 96

 


Castro y Agustín estaban en el asiento de atrás del taxi. Se estaban besando efusivamente y Castro le desabrochaba el pantalón para meterle la mano en el culo. El taxista los miraba por el retrovisor. Frenó.

-Les voy a pedir que se bajen del carro. -Castro sacó la billetera y le dio otro billete de 10 dólares.
-¿Así es suficiente para que vuelva a manejar y nos lleve a casa? -El hombre volvió a arrancar el vehículo mientras Castro ya le metía los dedos en el culo a Agustín y se besaban. -Te quiero coger aquí mismo.
-Hazlo. -Castro se bajó a medio muslo el pantalón y Agustín los tenía por los tobillos, torpemente se sentó encima de Castro dándole la espalda.
El pene no entraba y con el espacio tan estrecho no podían moverse. Agustín comenzó a reírse. -Eres demasiado gigante, no cabemos los dos aquí. Encima este pana tiene el megaguevo señor y no conforme con eso se puso un argolla que parece de King Kong.
-Un príncipe Alberto.
-Tú eres mi príncipe y yo tu princesaaaaa ja ja ja.
-Llegamos.
-Coño. -La frenada en seco hizo tambalear a Agustín que se dio un golpe con el vidrio.
-Súbete el pantalón, ¿Cómo vas a salir así?
-A está hora quien nos va a ver. ¿Ya mi marido le pagó ¿Verdad? Ah si, verga estoy peo. Coño ya este se bajó y yo no me he subido el pantalón. Ya va señor, ya va, no veo un coño...prenda la.luz.
-El hombre encendió la luz interna y Agustín se acomodó el pantalón. -Gracias, que pena con usted, nosotros no somos así ¿oyó?
-Tranquilo, buenas noches.
-Buenas noches, maneje con cuidado.

Castro fue a ayudarlo. -Verga se me explotó la pea cuando me monté encima de ti, carajo...me vas a coger peo.
-Como sea te cojo, pero te voy a coger.

En el ascensor iban besándose y quitándose la camisa. Ya en la puerta no conseguían la llave y comenzaron a reirse. -No jodaaaa me vas a tener que coger aquí en el pasillo, ninguna llave abre esta mierda ¡Cógeme aquí! ¡Vecinos, mi marido me va a hacer el amor en el pasillo!.
-Cállate Agustín, se va a enterar todo el mundo ja ja ja. -Y abrió.
-Por fin coño...quiero orinar.

Mientras Agustín iba al baño Castro se quitaba la ropa. Agustín comenzó a orinar y  Castro se puso detrás de él para ponerle lubricante en el culo. Le metía los dedos tocándole la próstata.
-Aaaaay sigue que rico, ay amor, mete más dedos. -Agustín terminó de orinar y Castro se agachó volteando a Agustín para mamarle el pene.
Le levantó las piernas y se las puso en el hombro cargando al muchacho mientras le mamaba el pene, salieron del baño, Castro y Agustín tuvieron que agacharse para salir por la puerta. Llegaron a la cama y de pie, siguió mamando, dio la vuelta y se sentó en la cama.
Tumbó a Agustín. Él también se acostó. -¿Quieres mamarlo?.
Agustín se puso frente al pene de Castro, lo tomó entre sus manos y con su lengua comenzó a mover el piercing.
-En el fondo te gusta esa argolla mi flaco. -Agustín se metió el glande a la boca y con la lengua movía el piercing dentro, Castro cerraba los ojos excitado.
Agustín logró introducirse todo el pene en la boca, sentía el frío del piercing en su garganta, retiró el pene y cayeron hilos de saliva.
-Mi flaco pero ya eres experto tragándote mi verga, ven acá. -le dio un beso en la boca. -Ponte en cuatro que quiero entrar de una vez.
-Dale despacio amor.
-Tranquilo flaco, que ese culito yo lo cuido. -Castro le puso más lubricante y embadurnó su pene también, poco a poco fue empujando.
-Despacito, que duele.
-Tranquilo, no te estreses, abre las nalgas. -Empujó y el pene se deslizó sin dificultad.
-Ay amor, amor con cuidado, ve despacio, espera...
-¿Que espera? Ya lo tienes todo adentro mi flaco. -Agustín metió su mano por debajo para tocar. 
-Mierda, ya me lo metió todo.
-Ahora si flaco, agárrate por qué lo que viene no juega carrito. -Castro le apretó las nalgas con fuerza y comenzó a moverse más rápido sacando casi por completo el pene y volviéndolo a meter, sentía un cosquilleo en el glande que lo estaba excitando, Agustín no paraba de gritar. Ahora era un grito más grave y agregando que le diera duro, que no parara. Castro se levantó flexionando sus piernas para quedar más arriba y penetrarlo más recto lo que enloqueció a Agustín que pedía más.

-No puede ser, esta gente tira todos los días, no hay un puto día que no tiren y el que se cogen no hace más que gritar.
-Verga pero les tienes como arrechera.
-No mijo, arrechera no, envidia, bueno arrechera también. Porque coño calarse los gritos del marico ese...
-La verdad es que cuando te cojo tu no gritas. ¿Tú has tenido orgasmos conmigo o los finges?
-¿Quieres una cerveza?. -La mujer regresó con dos botellas y se tumbó en la cama.
-No me respondiste.
-Si he tenido orgasmos mi amor.
-¿Lo tengo chiquito? A lo mejor el tipo tiene una macana y cogérselo por el culo debe doler.
-Tú lo tienes, bien, normal.
-Uy no voy a seguir preguntando. ¿Quieres que te coja por el culo a ver si gritas como loca?.
-Ay pendejo.

Castro se acostó boca arriba y Agustín se sentó sobre él, se iba agachando viendo hacia el pene de Castro que lo sostenía, cuando estuvo más abajo lo tomó el. -Y está verga estuvo dentro de mi, que vaina más buena. -Fue bajando y el pene iba entrando, Agustín ponía los ojos en blanco. Se sentó por completo.
-Eres maravilloso mi amor. -Bajó el rostro y besó a Castro, se levantó y comenzó a moverse. Levantaba las caderas y las movía hacia arriba y hacia abajo, adelante y atrás. Regresaron los gritos pero ahora era Castro que pedía que se siguiera moviendo, pero su voz era aún más grave y fuerte.
Agustín seguía movíendose, sus manos se aferraban a las tetillas de Castro, cuando ya sentía que se venía se movió más rápido y acabó en el pecho de Castro
-Eso mi flaco, que lechero. -Pasó su mano sobre el semen y lo probó. -Yo todavía no acabo. -Con Agustín todavía sobre él, se incorporó y sostuvo a Agustín y lo acostó en la cama levantándole las piernas. 
-Si crees que ya gritaste, ahora es que viene lo bueno. -Castro comenzó a moverse y empujaba a Agustín, tomó sus piernas y las alzó mientras seguía moviéndose. Se puso de pie en la cama con las piernas de Agustín sujetas y su cuerpo casi vertical.

-No puede ser...otra vez gritando pero ese chamo debe quedar con ese culo que no podrá cagar.
-Pero antes estaba gritando el otro ¿Será que se cogen entre sí?
-A lo mejor.
-Yo voy a subir a preguntarle qué coño es lo que hacen.
-¿Tú estás loca?
-Loca no, estoy molesta.

Castro de pie en la cama gruñía mientras Agustín no paraba de gritar. -Flaco estoy a punto, estoy a punto. -Retiró el pene y acostó a Agustín en la cama, puso sus piernas entre el cuerpo del muchacho y comenzó a masturbarse. -AAAAAAAAAH, AAAAAAAAH, AAAAY FLAACOOOO, QUE RICOOOOO, AAAAAH. -Los chorros de semen caían como saliendo de un aspersor debido al aro en su glande. El semen caía en la cara y pecho de Agustín que reía al ver el rocío.
Castro se tumbó en la cama.

-Coño, que cogida más buena amor.
-Si flaco estuviste increíble, verte disfrutar me excitaba más.
-Todo me da vueltas, me levanto y creo que voy a vomitar.
-¿Quieres que te traiga refresco de limón para que se te pase?
-Si por fa.

Castro se puso una toalla y fue a la cocina.

-Coño, me duele el culo...¿será que esa argolla me lastimó? Verga que cogida, marico que cogida.

Sonó el timbre y Castro dejó el vaso servido en el comedor. -¿Quién será a esta hora? -Miró por el ojo mágico. -¿Y está que quiere? -Abrió la puerta.
-Buenas noches Castro disculpa la hora.
-Hola, buenas noches, si, un poco tarde, ya me iba a acostar.
-No, bueno, es que...a ver...yo sé que es tu casa y aquí hace lo que quieras...pero...como te digo...es que, cuando estás con tu pareja teniendo...haciendo...se escuchan gritos y todo se escucha por la ventana, estamos debajo de ustedes.
-De verdad disculpa la molestia Carmen, a veces no nos medimos, que pena, trataremos de ser un poco más discretos.
-Gracias y discúlpame tu a mi, que pena.
-Tranquila. -La vecina se le quedó viendo a Castro. -¿Necesitabas otra cosa? -Carmen se sonrió.
-Si...pero esto ya es como te digo...curiosidad morbosa, es que no entiendo, por más intensidad los gritos eran algo impresionante y eso me intriga. -Castro le hizo gracia.
-¿De verdad quieres saber el porqué de los gritos?
-Bueno....no me tienes que decir si no quieres es solo que...-Castro se abrió la toalla y dejó a la vista su pene. Carmen quedó petrificada y con los ojos como platos al ver el enorme pene con el enorme aro que le colgaba del glande. Se volvió a tapar con la toalla.
-Buenas noches Carmen.

La mujer llegó a su apartamento con la mirada perdida. Entró a la habitación.
-Coño ¿Que te pasó amor, que tienes?
-Lo que acabo de ver no es de este mundo.
-¿Qué coño viste, un extraterrestre? Mija pero quita esa cara de aguevoniá.
-Le ví el güevo a Castro. - Con sus manos y brazo le hizo con mímica sobre el tamaño del pene de su vecino.
-¡Pero que bolas tiene ese tipo! ¿Cómo se le ocurre pelarte el güevo ahí para que se lo vieras? No subo a caerle a coñazo a porque voy a salir jodido.
-Yo le pedí que me lo mostrara, pero cuando ví esa cosa me asusté.
-¿Es más más grande que el mío? -Carmen se volteó a ver a su esposo y le soltó una risa burlona.
-Tu pipí es un clítoris al lado de esa cosa monstruosa.

-Yo tengo que subir a ver eso, no te creo que esa vaina te haya dejado bobalicona.



1 comentario:

  1. Buenisimo. Suoer excitante pero lo de Carmen la tapa del pomo. Jajajjaja

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