lunes, 12 de abril de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 92


 Jimena llegaba a la consulta del ginecólogo con Polo.

-¿Sigues de reposo absoluto?
-Si, eso intento que haga doctor, pero es terca.
-Si lo estoy cumpliendo, él que es un paranoico.
-Bueno, en todo caso todo va muy bien, no hay ninguna complicación. Voy a dejar que te levantes y camines un poco, salgas a la calle sin levantar peso ni hacer mucho esfuerzo.
-Ok, ¿entonces todo está bien?
-Si Jimena, tranquila, va todo bien pero hay que monitorear todo, cualquier cosita extraña que veas o sientas me llamas.
-Doctor, ¿Una pregunta que quiero hacerle?
-Ahí vamos, que tormento este hombre. -El doctor se sonrió al ver la cara de Jimena.
-Dígame, pregunten lo que quieran.
-¿Podemos tener relaciones sexuales?
-Claro, por supuesto, obviamente de una manera relajada y cómoda, les recomiendo que lo hagan de lado en posición fetal o en misionero sin estar muy encima de ella haciendo presión en la barriga.
-Que vergüenza, que incómodo esto.
-Ninguna pena Jimena, es normal que las parejas tenga intimidad estando la mujer embarazada, en tu situación hay que hacerlo con cuidado pero no dejen de hacerlo.
-Doctor lo que pasa es que a ella le da miedo porque, no es por dármelas del megamacho semental, pero yo tengo lo mío ¿No sé si me entiende?
-Polo, por favor, hay información que el doctor no necesita saber.
-A ver Polo, por la vagina no va entrar el Metro, disculpen la expresión, la vagina es una cavidad adaptable y...
-Doctor, yo sé de lo que hablo, usted no entiende, mire.
-Ay por Dios este se va a bajar el pantalón.
Polo se soltó el el cinturón y se desabrochó el pantalón. Lo bajó junto con el interior, a medio muslo. -¿Ve lo que le digo?
El doctor no pudo evitar abrir los ojos y su mirada se enfocó en el enorme pene. -CARAJO, no me extraña la preocupación del tipo en cogérsela. Debe tener un corazón de toro. Que vaina tan enorme, ya me pudiste dar tres centímetros más a mi papá Dios. -Pensaba en su cabeza el doctor. -Ok, ya puedes subirte el pantalón, ya ví suficiente. Cómo les dije pueden hacerlo pero con cuidado, sin tanta emoción, algo suave, bien romántico, ustedes saben cómo es, ya son grandecitos.
-Gracias doctor, me quita un peso de encima.
-Y me lo metes a mi el peso...perdón -Jimena se puso roja.
-Váyanse tranquilos, cuiden a ese bebé y nos vemos el mes que viene.

-Ya superamos los tres meses.
-Y no supimos el sexo...
-Yo tengo la corazonada de que es niña...lo presiento y a la madre de esa niña me la voy a coger hoy. -Polo le acarició la mejilla.
-¿Por qué eres tan ordinario?
-Ja ja ja.
-¿Sabes que me provoca? Comer pizza.
-Ahora que lleguemos a casa la pedimos.
-Nooooo, ya que el doctor me dejó salir vamos aún sitio a comerla, quiero ver gente, calle. Vamos a Siete pizza son muy buenas allá.
-Ok, déjame dar la vuelta para agarrar autopista.

Llegaron a la pizzería, estacionaron y Polo le abrió la puerta a Jimena y la ayudó a salir.
-Polo estoy embarazada, no estoy enferma, tampoco es que no puedo caminar.
-Quiero cuidarte, cónchale pero uno quiere ser cariñoso contigo y tú arisca. El embarazo te puso gruñona.
-Disculpa cariño...tienes razón, como dicen los chamos, le voy a bajar dos.
-Mejor tres, entremos.

Una vez en la mesa, vieron el menú y cada uno pidió una pizza.
-¿Será que puedo tomar una cerveza?
-Pero una sola, el médico no dijo nada de no tomarlas pero tomas una sola.
-Si, si, una sola. ¿Me trae dos cervezas por favor? -Luego de decir eso Jimena vio hacia la entrada del local y vio entrar a Héctor con un chico. -Lo que faltaba, mi ex entrando al local, ahora lo que no entiendo es que hace aquí si a él no le gusta la pizza, viene con un niño.
-¿Niño? Parece una carajita, mira como está vestido.

Héctor se sentó en la mesa junto a Raúl y pidieron el menú. Levantó la mirada y vio Jimena. -Que vaina.
-¿Que pasó papi?
-Mi ex está allá en esa mesa con su novio.
-Sé un caballero y ve a saludarla.
-Será, dame un chance, si viene el mesonero pídeme esta.

-Buenas noches Jimena, Polo.
-Buenas noches Héctor.
-Buenas noches.
-Estás hermosa, el embarazo te sienta bien.
-Tú en cambio estás muy delgado, tienes que cuidarte.
-Hola buenas noches, soy Raúl, el novio de este hombre, mucho gusto. -Jimena aguantó la risa.
-Me alegro que estés con alguien.
-Bueeeno, voy un momento al baño, los dejo para que hablen.
-Lo acompaño. -Dijo Raúl.

Polo se puso en un urinario y Raúl se fue a orinar en la poceta sentado. Salió y se acercó a Polo. Le vio el pene y se sorprendió.
-¿Te gusta?
-Realmente no, de hecho estuve con un tipo gigante así como usted con el güevo exacto al suyo que me cogió y me dejó casi paralítica.
-¿Paralítica?
-Si...me atravesó con esa enorme verga.
-¿Por casualidad ese hombre gigante se llama Castro?
-Ay si...¿Es su hermano?
-Mi hijo.
-Uy que horror, su novia debe sufrir con esa monstruosidad.
-La preñé.
-No me extraña...voy a salir que mi Daddy debe pensar que estoy mamando guevo.
-No, no te vayas.
-Ay este hombre quiere algo, que se lo mame porque no me va a coger ahora el padre con semejante verga. Pero es que tengo que salir, yo no voy a mamarle eso.
-¿De qué hablas? Yo no soy gay, esos dos deben estar hablando, vamos a dejar que hablen. Vamos a salir y nos vamos a la terraza por detras,  por la cocina.

-¿De verdad estás saliendo con ese niño que puede ser tu nieto?
-No exageres mujer, tiene 21 años.
-Un mocoso, es que te superas a ti mismo, cada vez son más jóvenes, ¿Luego que será un niño de 14?
-No seas mala Jimena. Me siento bien con este carajito, me divierto.
-¿No te da pena? Que te vean con un niño tan afeminado.
-Para nada, luego de ver que a ti no te dio pena quedar embarazada de un hombre que no era tu esposo, nada me da pena.
-Estúpido.
-Jimena, no quiero pelear contigo, quiero llevar la fiesta en paz, tenemos un hijo en común que nos unirá para siempre.
-Solo eso tenemos Héctor.
-Te quiero mucho Jimena.
-Yo también, a pesar de todo esto te quiero y te extraño.

Polo y Raúl comían sus pizzas en la terraza, conversaban, Polo no hacía más que reírse de los cuentos del chico.

-Nuestros novios están comiendo juntos, vamos a comer nosotros dos entonces.
-Pues será, salud. Que Polo no me vea tomando una segunda cerveza porque me mata.
-Niña o niño.
-No sabemos, pero queremos niña. Agustín quiere comer con nosotros, los dos, o sea, los tres.
-Bueno lo cuadraremos.
-Hector, no es que estoy feliz que estuvieras con Oto, pero...¿Vas en serio con esa criaturita?
-Me la estoy pasando bien, yo no sé que pase más adelante pero de momento me divierto.
-Salud por eso, yo me siento aventada, este hombre es como machista, no me deja hacer nada, todo lo quiere hacer él, me cuida.
-Disfrútalo, deja que se desviva por atenderte. Yo no supe...
-No digas nada Héctor, lo que pasó, pasó. Yo amé los 30 años contigo...no voy a decir más.

-Soy muy puta Polo, la verdad, yo veo un guevo y me tiro de cabeza.
-Ya ya, casi que te tiras en el mío.
-Cuando veas a tu hijo le mandas saludos, él trabaja con mi papá, son socios.
-Me caes bien carajito, me has hecho reír con tus historias sexuales. ¿Y que tal con Héctor?
-Muy bien, es como muy serio, pero divertido, yo voy hacer que se suelte un poco. La gente nos ve y se les nota que dicen que me los estoy chuleando. Y es verdad, pero él se deja y si a él no le molesta yo sigo tan divina disfrutando de eso.
-Eso es lo importante, pero no lo jodas, es un buen tipo.
-Tú no mi amor, le soplaste el bistec.
-Ja ja ja, bueno...hay algo de eso. ¿Otra cerveza?
-Si, me encanta que me follen borracha.





1 comentario: