miércoles, 15 de septiembre de 2021

Huevos revueltos. 238

 


Reddy penetraba a Guillermo, ambos boca abajo, uno sobre otro pero Reddy estaba mirando hacia los pies de Guillermo. Cada vez que movía las caderas le provocaba gemidos. Reddy le mordía los talones a Guillermo algo que lo excitaba, provocó que eyaculara sin tocarse. El hombre, sin retirar el pene, se dio la vuelta y, ahora ambos en la misma dirección, uno sobre otro, seguía moviendo las caderas y le mordía la cabeza a Guillermo. 

No paraba de gemir, cada mordida le provocaba un escalofrío. Reddy le abrió las nalgas. –Uuufff ese culito peludito. -Estaba casi sentado sobre Guillermo. Volvía a moverse viendo como su pene entraba, los vellos se adherían a su pene y eso lo excitaba. Retiró el pene y comenzó a masturbarse. –Abre bien las nalgas. -Reddy comenzó a darse más a prisa hasta que sintió que ya se venía, apuntó el glande hacia el culo y derramó su semen entre las nalgas. Con su pene restregó el semen y volvió a penetrarlo. 
Luego pasó su mano por el culo y llevó sus dedos a la boca de Guillermo.
–¡Coño que asco! Deja la vaina.
–Relájate, es mi leche.
–Sabe a mierda, no me gusta esa vaina.

Ambos se colocan de lado en la cama frente a frente.
–Me sorprendió tu llamada luego de lo mal que me porté contigo pero me sorprendí a mi mismo porque la verdad fuiste un mal polvo, pero estas demasiado bueno para mi.
–La verdad es que yo también estoy sorprendido por haberte llamado pero quería que alguién me cogiera y con el carajo que salgo es pasivo.
–Hoy estuviste muy bien, aún no mamas bien pero eso se aprende. ¿Y tu mujercita, cómo sigue?.
–Está embarazada de su ex. Tenemos un tema.
–Ya veo...tienes un problema con eso.
–No vale, lo conversamos, vamos a vivir los tres, ¿Qué hora es? Vamos a tener una relación los tres.
–las siete y diez...vaya...me gusta eso, eso lo tengo yo pero mi esposa no lo sabe. Y si lo sabe tampoco me preocupa, yo le pago todo, la mantengo, le conviene estar calladita.
–¿Tienes panas activos? 
–¿No te basta conmigo que quieres más machos?
–Coño, ahora me vas a venir con celos ja ja ja. No siempre estarás disponible.
Reddy se dio media vuelta y de la mesita de noche sacó un juego de llaves. –Estas son las llaves de este apartamento, cuando quieras tirar conmigo te vienes y me acerco para cogerte.
–Ya va...¿Estás claro que yo lo que quiero contigo es sexo?
–Querido Guillermo, estoy casado y no me interesa estar de noviecito con un hombre, los quiero para cogérmelos.
–Me tengo que ir al bufete, gracias por las llaves. ¿Puedo usar este apartamento para traerme un culito? -Reddy se le quedó mirando a los ojos.
–Todo es posible pero tiene condiciones.
–¿Te vas aponer otra vez como aquella vez?
–Funcionó, te desvirgué.
–Que condición.
–Tengo unos amiguitos con los que hago fiesticas sexuales temáticas.
–¿Temáticas?
–Si, ociosidades que se nos ocurren.
–¿Cómo cuales?
–No papá, eso lo sabrás el día que te lleve, antes no.
–Con no traer a nadie tengo, no tengo que ir a esas fiestas.
–Deja que te lleve a una y querrás volver.
–Tu eres bien retorcido.
–Y tú tienes una cara de querer saber que hay en esas fiestas...por cierto, habla con Hector, no lo consigo, no va al bufete y necesito resolver asuntos legales.
–Te resuelvo eso.
–Me gusta, si me resuelves lo de Hector, serás el protagonista de la próxima fiesta.

Claudia estaba drogada y desnuda tumbada en la cama, un hombre entra a la habitación hablando con otro un idioma que ella no podía entender, pero en su situación no podía concentrarse. El hombre entra y se quita la ropa y va a la cama, voltea a Claudia e introduce sus dedos en la vulva.
–Te voy a disfrutar mujer. -Le dijo el hombre en su idioma. Se monta sobre ella y la penetra.
–AAAAAAAAAH. -Claudia se sienta en la cama agitada, Diego, durmiendo al lado de ella, se despierta de golpe.
–¿Qué pasó, qué tienes?
–Una pesadilla...-Le tomó la mano a Diego, temblaba.
–¿El mismo de siempre?
–Si...necesito las pastillas para dormir.
–La psiquiatra te dijo que no. Hoy tienes consulta, ¿Cierto?
–Si...a las 11 ¿Qué hora es?.
–Las siete. -Claudia se acercó a Diego y lo besó en la boca.
–¿Quieres desayunar? Voy a hacer unas arepas.
–Primero un café por fa. -Claudia se puso una bata y se fue a la cocina
Guillermo no vino a dormir...que raro. -Pensaba mientras montaba el café. Siente el abrazo de Diego por detrás que seguía desnudo.
–¿Te has fijado que ya no se escuchan los vecinos?
–Creo que Agustín no está viviendo ahí. Por cierto, ¿sabes dónde está Guillermo?
–¿Quieres saberlo?
–Bueno...si.
–Se fue a tirar con un tipo, bueno con un tipo no, con el presidente del Aeropuerto, cuando tú estabas desaparecida, él fue uno que supuestamente lo ayudó y se lo vaciló.
–¿Se lo vaciló?
–Cuento largo, el pana se lo tiró y parece como que le gustó.
–Yo me casé con un bisexual y me enamoré después de otro.
–Y si te pones a ver te tiraste a Antonio, otro bisexual. -Claudia apoyó los brazos en el mesón y se puso tensa. Comenzó a llorar.
–Ya...cálmate.
–¿Hasta cuando me perseguirá lo de Bangock?
–Para eso estás en terapia mi amor. -Diego le acariciaba la espalda, ella se volteó y lo besó.
–No me dejes.
–No lo voy a hacer...-Una pausa. –¿Sigues con la idea de casarte con Guillermo?
–Diego, vamos a vivir juntos, pero Guillermo es el del dinero, hay que asegurar el futuro. 
–Vaya...todavía no me creo que estemos viviendo juntos los tres. Pero vivimos juntos, cada quien hace sus cosas por su lado.
–A ver, el único que está desatado tirando por ahí es Guillermo, ni tú ni yo hemos estado por ahí. Yo estoy preñada.
–Bueno Claudia...yo si.

–Estoy apendejeada entonces, los hombres de mi vida me llevan una morena con los hombres.






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