sábado, 18 de septiembre de 2021

Huevos revueltos. 241

 


–¿Cómo sigues? -Oto le daba un beso en la boca a su a
migo Agustín que lo estaba visitando.

–Bien vale, creo que la semana que viene me pongo a trabajar y comienzo la quimio.
–¿Y Castro? 
–Me imagino que bien, trabajando, supongo.
–¿No piensas volver con él? Llevan semanas separados.
–Ay no sé marico, a veces pienso que la cagué terminando.
–La cagaste, eso no tiene discusión. Arrugaste cuando era inminente tu boda, te cagaste.
–Es que Castro...coño, no lo piensa ni una vez para cogerse a alguien o bajarse el pantalón y mostra el guevo. Esa vaina me tiene cansado.
–Excusas guevón para no casarte, dar ese paso ¿Cuál es el miedo?.
–Mira lo que me dio. -Agustín le puso en la mano el piercing.
–¿Que es esta vaina? El anillo de compromiso no es 
–No marico, el piercing que tenía en la cabeza del guevo.
–¡Que asco! ¿Para que me lo das? -Oto lo lanzó al colchón.
–Ay pendejo, cualquiera dirá que nos has tocado vergas, ademas está desinfectado pajúo.
–¿Y para qué te dio eso?
–Si decido volver con él que se lo haga llegar.
–Guevoooon, llama a un delivery y que se lo lleve, vas lento.
–¡No! Ya, cambiemos de tema. ¿Vas a saludar a mi papá?
–Será para que me lance algo.
–Esta jodidito vale. Está con Jacinto, lo ayuda. No es enfermero pero es bien dispuesto.
–A lo mejor se cogen.
–No chico...es un negro bello.
–Cógetelo tú entonces, ya que estás soltero.
–Todavía no puedo tener sexo. Ve a saludarlo mientras me ducho y tomamos un café.

Oto llegó a la puerta y se detuvo. –Este apartamento es mio y ahora vive mi ex y mi mejor amigo. Necesito resolver esto.
Tocó  la puerta y sin esperar respuesta, abrió. Vio a Jacinto con una toalla blanca en la cadera y a Héctor desnudo en la cama. Oto se quedó parado ahí y solo dijo –Perdón.

Castro daba las últimas embestidas a Francia que no paraba de gritar. Acabó dentro de ella y se levantó de la cama. La mujer quedó tendida en la cama con la mirada perdida.
–Voy a la cocina.-Castro se puso un boxer y una franela blanca.
Entró a la cocina, sacó una botella de vodka y se sirvió un vaso corto con hielo. Entraba Naya, la hija de Francia que tiene 16 años.
–Hola niña.
–Hola, es como temprano para estar tomando eso.
–Y tú muy pequeña para meterte en asuntos de adultos.
–Su hija sigue dormida, le voy a preparar el desayuno para cuando se levante.
–Ok. -Castro se sirvió otro trago y se iba a la habitación pero, la chica lo detuvo cuando le dijo su nombre.
–Todos los días los escucho, mi mamá gritando mientras tú...parece que le hicieras daño pero ella está feliz.
–Aparte de cuidar a mi hija, ¿No tienes que estudiar en vez de estar escuchando pegada a la puerta?
–No necesito acercarme a la puerta, se escucha perfecto desde cualquier sitio del apartamento.
–Ya...-Castro se bebió el trago mientras veía a la chica que también lo veía a él. Se sirvió otro trago.
–¿Qué pasa? ¿Por qué me ves?
–Veo tu cuerpo y me doy cuenta porque mi mamá está contenta. -Naya se sonrie y moja sus labios.
–¿Y entonces?
–Ya que disfrutas a la madre, también puedes disfrutar a la hija.
–Eres una niña, debes ser virgen, menor de edad. Estás loca si piensas que haré algo contigo.
–Tienes razón en todas esas cosas que dices, si, soy virgen...por lo menos por aquí. -La chica se bajó el short del piyama mostrándole las nalgas a Castro, dejó caer el short y delicadamente abrió sus nalgas, las soltó y se puso de frente mostrándole la vulva depilada. –Por aquí está libre.
–Vístete, estás loca.
–Mi mamá me dijo que tienes novio, no debe ser dificil que me lo hagas por el detrás. A mi es la que me va a doler. -Castro se servía otro trago. La chica se acercó y cogió con su mano el enorme pene entre el bóxer. El hombre le cogió la mano con fuerza y la quitó de su entrepierna.
–No juegues con fuego carajita, esto que haces es peligroso.
–¿Peligroso por qué? ¿Por mi mamá? No tiene porque enterarse, ella se va a la clínica y nos quedamos solitos.
Castro se dio media vuelta y se fue a la habitación llevándose la botella.

–Disculpen, debí esperar.
–Tranquilo ¿Usted quien es?
–Él joven es mi ex, Jacinto, ahora se casó con mi mejor amigo. Son papás y todo.
–Héctor, vine a saludarte.
–Jacinto déjamos solos.
–Quieres que te vista.
–No hace falta, este me conoce, cada parte de mi la disfrutó, hasta mi chequera.
–Chamo, déjanos solos un momento.
–Me visto y me voy.
–Por fa puedes ver a Tin, se fue a duchar.
–¿Se sienta mal?
–No, no, pero no sé si necesita ayuda.
–Ya voy para allá.

Oto se acercó a la cama con una butaca y se sento frente a Hector que estaba desnudo.
–¿Cómo estás?
–Jodido, ¿No me ves? Mírame, mira mi cuerpo, no es el mismo cuando hacíamos el amor. Estoy jodido Oto. Jodido desde que me dejaste por Jaime.
–Jodido porque te da la gana Héctor, comenzaste a beber e irte de fiesta y aquí están las consecuencias.
–Pendejo, voy a terminar cogido por el negro este, es lo más cercano a una pareja. Está bien bueno, ¿le viste los abdominales?.
–No. -Mintió. –Hector voy a hacer las gestiones para que este apartamento vuelva  a estar a tu nombre igual que la casa de Miami.
–¡Deja esa mierda asi carajo!. ¿Por qué no vuelves conmigo?
–Primero Hector, no te amo y segundo y más importante estoy casado con un hombre maravilloso y tenemos una hija.
–Eyaculador precoz. ¿De qué te sirve un hombre que solo te va a dar un rapidito?
–Te encanta revolcarte en la mierda.
–Ahí me lanzaste tú, tengo que resolver. ¿Sabes que me tiré a tu ex? No sé porque lo dejaste, tira divino el cabrón. 
–Yo me voy Héctor, lo tuyo no tiene remedio.
–Vete, vete y déjame solo de nuevo. Ojalá te aburras del polvo e gallo ese y le montes cachos con un tipo que te coja bien cogido. Guevón.
–Chao Héctor, te aviso lo de los papeles.

Oto regresó a la habitación de Agustín.
–Ay chamo, deja, yo ayudo a Tin ve a ver a Hector que está de un insoportable...
–Entiéndanlo, no está en su mejor momento.
–Lleva años que no está en su mejor momento.
–Oootooo.
–Ay Tín perdona, sé que es tu papá, pero es un imbécil, deja que te ayudo a vestirte.
–Coño si, no puedo hacer esto todavía. -Se doblaba para mostrarle. –Me da una puntada en las bolas horrible.
–Deja, no te muevas. Coño tu papá se puso de nuevo con su reconcomio y me insultó, insultó a Jaime. Le dijo eyaculador precoz, que ojalá le monte cachos y lo deje.
–No sé que le pasa a mi papá...bueno si sé, quiere beber pero Jacinto lo tiene a raya. Por cierto, ¿lo de Jaime como va? Lo de...
–Igual Tín...a veeeeces acaba mas tarde pero normalmente es ahí mismo.
–¿Te sientes mal por eso?
–Ay Tín...si y no, no voy a dejarlo, obvio...pero a veces quiero que alguien me coja como es debido. Me lo metan y me den duro coño, necesito una verga en mi culo. Bueno, con Jaime lo tuve al principio, quiero eso con él.
-¿Han hablado de meter a un tercero?
–Si, un tercero que nos coja...porque...coño a Jaime se le para pero se viene enseguida.
–A lo mejor no han dado con el terapeuta correcto.
–¿Sabes de alguien?
–Puedo averiguar, pero no es un médico convencional lo que necesitan.

–Nunca habia hecho el amor así y tan seguido, ¿Tres veces al dia? Ni en mi etapa de universidad.
–Mientras vivas aqui, será así.
–Ese es el problema, que yo no me quiero ir de aquí, quiero vivir contigo.
–Te estan buscando un apartamento donde vivir.
–Si y se los agradeceré por siempre, pero quiero quedarme contigo.
–Eso no va a poder ser. -Bebió de la botella un buen trago.
–¿Por qué, no estás a gusto conmigo?
–Si, el problema es tu hija. Quiere tema conmigo, quiere tener sexo conmigo...y como comprenderás es una menor.

–¿Qué...mi hija, qué?

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