jueves, 23 de septiembre de 2021

Huevos revueltos. 246

 


–Y de nuevo estás aquí. Te dije que te fueras aquella vez y vuelves.

–Coño no tengo donde ir.
–Pues por lo que sé estás ganando bien, ampliaste el local, puedes alquilarte un apartamento, no seas tacaño.
–Estaba cuadrando con Jorge para mudarnos juntos, pedí un crédito que no me han aprobado por cierto.
–Ah pero eso está muy bien, entonces si te puedes quedar aquí.
–Marico, lo pagaríamos los dos, pero terminé con él y lo boté del trabajo.
–Asume tu crédito, como se dice por ahí, mójate el culo y paga.
–Me tuve que coger a una Gerente del banco para que me diera el crédito, pero la muy perra no me ha dicho nada, me la cogí pero como que no le gustó.
–¿Tienes que llegar a esos extremos para conseguir las cosas Nacho?
–Ay Renato, no comiences con tus golpes de pecho. Tenía que brincarme unos cuantos trámites.
–¿Quieres que hable con ella?
–¿Te la quieres coger? Verga, tú le lanzas a todo pues, yo tuve que meterme una pepa.
–No Nacho, no todo es sexo, quiero hablar para que te apruebe de una vez el crédito.
–Si necesito otro guevo para agilizar, estas de primero en la lista.
–Pendejo.
–¿Nos lanzamos un 69?
–No cambias Nacho.
–Tú menos marico, bueno sí, estás como una vaca, ¿cuándo te pones a dieta?, te salva el rolo e guevo que tienes porque te veo en la calle y no te paro bola.
–En un año me ordeno como sacerdote y renunciaré al banco y me dedicaré a cuidar mi cuerpo.
Ignacio comenzó a desvestirse. –Dale alegria a este cuerpo y mámamelo. -Sonó el celular. La inmensa humanidad de Renato estaba arrodillada mamando el pene de Ignacio.
–Marico, la reventamos, es la perra del banco. –Aló-
–Hola Nacho, te llamo para notificarte que ya tu crédito está aprobado, disculpa la tardanza pero he estado complicada-
–No vale, tranquila, más bien gracias por el apoyo. -Ignacio le hizo un gesto de aprobado a Renato que tenía el pene dentro de su boca.
–Bueno, Nacho, lo único es que hay un pequeño detalle, nada complicado, tienes que venir a mi oficina a firmar unos documentos.
–Perfecto, no hay problema. ¿Puedo ir ahora?
–Claro, ahora mismo, pero primero hay que hacer algo-
–Dime, yo hago lo que sea-.
–Básicamente, tienes que hacer lo que hiciste aquella vez para solicitarme el crédito.
–Eeehh, ¿Tenemos que repetir?-
–Si, la otra vez estuvo muy bueno pero quedé con más ganas, es lo único para terminar de aprobarte esto, sino todos estos documentos se van a la papelera.-
–Me dice que me la tengo que coger de nuevo. - Le susurraba a Renato que retiró el pene.
–Ya lo hiciste una vez, te toca de nuevo.
–Ok, voy saliendo para allá.-
–Te espero-

–¿Vas saliendo para allá? ¿Me vas a dejar con el guevo parado?
–¿Tú quieres que me quede a vivir aquí en tu casa? No, ¿Verdad? Voy saliendo a resolver papá, luego vengo y hablamos.

Antonio la tenía penetrada, le abrió con sus manos las nalgas y le vio el culo. ¿Quieres que te de por el culito?
–¿Qué? Nooooo, suficiente por donde lo estás metiendo, yo nunca lo he hecho por...-Antonio derramó suficiente lubricante y le metió un dedo provocando un grito de Aurora.
–Shhhh, calma mi amor, es mi dedo. Este es mi guevo. -Apoyó el glande en la entrada y empujó suavemente para que comenzara a entrar, lo que hizo que Aurora volviera a gritar.
–Despacio Antonio, eso duele.
–Asi decías cuando te lo metí la primera vez y ahora cabalgas. -El glande ya estaba dentro y seguía empujando, un par de nalgadas para desviar el dolor, empujo con fuerza para que entrara todo el pene. Aurora gritó y Antonio le puso su mano en la boca presionando.
–¡No grites carajo! Ya está adentro, relaja, relaja, relaja, no llores, relaja, aaaasí, ¿ves? Ya lo tienes adentro mi vida, ahora disfrútalo. -Le quitó la mano de la boca y colocó ambas en sus hombros para comenzar a moverse. Ya no le importó los gritos de la mujer.
-Asi, coño, que ricoooo, vamos mami, frótate la cuquita anda, dame un orgasmo, vamos, vamos.
–AAAH, AAAH, AAAH, AHHHH, AAAAAAAAAAAAAH. -Antonio sacó el pene y comenzó a eyacular sobre las nalgas de la mujer que se había corrido sobre las sábanas.
–Coño...que rica esa acabada, mira como mojaste las sábanas.
–Ay Diooos, estoy agotada y tu todavía lo tienes parado.
–Te voy a seguir cogiendo.
–NOOOO, NOOO, NO CHICO, YA, BASTA, DÉJAME DESCANSAR POR DIOS.
Antonio se tumbó boca arriba con el pene erecto, comenzó a masturbarse.
–¿Que haces?
–Coño, ¿Qué crees tú? De alguna manera tengo que bajarlo.
–¿Será que le pregunto cuando acabe? ¿Se lo tendré que mamar? Ay no, eso es demasiado gordo, ya me duele el culo para que tambien me duela la boca. ¿Me dirá que si? Aurora es un prostituto, ¿que vas a esperar de él?.
Antonio seguía masturbándose y Aurora se acercó para mamarlo.
–No, no, no lo mames, que lo haces mal, jálame las bolas, anda, jala duro, dale, dale, ajá, así , así, aaaaaah si, dale, jala coño, coño, coño, ay, ay. AAAAAAAAAAAH, AAAAAAAAAH. -Chorros de semen brincaron por el aire, Aurora se apartó para que no le cayera encima.
–Literalmente jalaste bola mi amor, mamar no sabes pero con las bolas eres experta.

–Antonio, yo quería conversar contigo sobre algo.
–Ya empezamos, todas las mujeres son igualitas, después de unas cuantas tiradas quieren conversar algo. A ver sorpréndeme.
–Ay Antonio no te pongas así vale, ya somos gente grande.
–Es que yo sé por donde vienes y mi respuesta es no.
–No sabes lo que quiero decirte.
–Entonces para advertirte de una vez, conmigo no vas a conseguir compromiso de ningún tipo. Yo soy un agente libre, tiro con quien yo quiera, entro y salgo cuando me de la gana y no tengo que dar explicaciones. -Antonio le vio la cara a Aurora. –Coooño como las conozco, ya lo tienes claro ¿no? Siguiente asunto.

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