viernes, 24 de septiembre de 2021

Huevos revueltos. 247

 


Castro tocaba el timbre en el apartamento donde ahora vivía Agustín con Hector, su papá. Abría la puerta Jacinto.

–Hola.
–Hola, disculpa, ¿Tú eres?
–El esposo de Agustín, ¿Puedes abrirme la puerta?
–Disculpa, creo que nos conocimos una vez, yo estaba con José David.
–Ya recuerdo, disculpa por contestarte así. Vengo a buscar a Agustín.
–Pasa, pero, yo lo iba a llevar a la clínica.
–¿Tú? Ya va...¿Qué haces aquí?
–Estoy cuidando a Hector y bueno, atiendo en lo que puedo a Agustín, aunque él se vale por si solo. -Castro lo cogió del cuello y lo pegó contra la pared.
–Como yo me entere que te estás cogiendo a mi flaco te reviento a coñazos. -Jacinto se puso tenso mientras sus ojos estaban desorbitados del miedo.
–Tranquilo...¿Me puedes soltar? Yo no quiero nada con...con Agustín.
–¿Ah no? Ese día vi las miraditas que se echaban. -Castro lo soltó.
Este tipo está tomado y piensa llevarse a Agustín. No me interesa tu esposo.

–Jacinto, ya estoy...lis...to ¿Qué haces aquí Castro?
–Vengo a buscarte para llevarte al médico, hoy comienza tu quimio ¿No?
–Si...pero, me va a llevar Jacinto.
–Te voy a llevar yo.
–Agustín, tu novio está tomado, no deberías irte...-Un golpe en la cara tumbo a Jacinto en el piso donde se retorcía del dolor.
–¡Vamonos! -Castro lo tomó del brazo y lo haló como quien lleva una toalla en la mano.
–¡Eres un bruto!
–Cállate, cállate.
–¿Para qué haces esta vaina, para que te perdone?
–Lo hago porque eres mi responsabilidad y quiero que estés bien antes, durante y después de tu tratamiento.
–No tienes que hacer esto. Yo me hago responsable solo.
–No me interesa lo que digas flaco, yo te llevo y te traigo las veces que tengas que ir y te busco lo que tenga que buscar hasta que salgas de esto.
–Mañana comienzo a transferirte el dinero que pagaste, eso no es peo tuyo. -Una cachetada volteó la cara de Agustín que se puso la mano en la mejilla.
–¿PERO TU TE VOLVISTE LOCO? AHORA ME VAS A AGREDIR, ¿QUE COÑO TE PASA?
–QUE MIENTRAS ESTÉS ENFERMO YO ESTARÉ PENDIENTE HASTA QUE TE RECUPERES, TE GUSTE O NO.
–Estás borracho.
–¿Cuál es el peo? Me tomé un tragos.
–A las nueve de la mañana. ¿Tú quieres terminar como mi papá? - Castro no volvió a hablar.

Cristina le frotaba el clítoris a Ráúl mientras su lengua se movía rápidamente entre los labios de la vagina. Raúl gemía. La chica se detuvo y subió a besarlo mientras seguía frotando con sus dedos la vagina del chico y la de ella.
–Tú si sabes como mamar una cuca...eso es como el hombre, que sabe mamar un guevo.
–La verdad es que me gustan bien peladitas, estás muy peludo.
–Tú quisiste chuparla. No vamos a ser novios.
–De verdad que te hicieron un cuquita hermosa.
–Gracias, ya la puse a facturar en Onlyfans y pronto a grabar pelis pornos.
–¿Tienes cuenta OnlyFans?
–Si, ¿quieres salir en mis historias? O abre una cuenta, hay que jode lesbianas.
–Noooo, no puedo, para mis padres tengo que tener novio para que me paguen la universidad afuera y me den un carro.
–Marica abre el onlyfans y te vas a forrar, te pones bien perra a chupar almejas y te vas a meter un dineral.
–Que no...mi padre me mata.
–Pero quiero que salgas en un video mio. Te pones unos lentes oscuros, te pones a mamar y solo se te ven los lentes.
–Voy a parecer un hombre.
–Te pintas los labios y te pones unos zarcillos largos, y un porcentaje de lo que entre te lo doy a ti.
–Si va, pero hay otra cosa. Tenemos que aparentar por lo menos unos cuantos meses que somos novios.
–Pero yo tengo novio.
–Yo salgo en tu video y tú serás mi novio de mentira.

–¿Y estás saliendo con alguien?
–¿Te importa eso? Somos solteros, podemos salir con quien queramos.
–Entonces si estás saliendo.
–Vivo con Francia y su hija.
–¿Quién es esa?
–La enfermera que me ayudó a sacarte de la clínica.
–Ah, volviste a tu etapa de hetero.
–Dije que estoy viviendo con ella.
–Dilo, te la estás tirando, no hay peo Castro, eres un hombre libre.
–Si...cometí un error dejándolas en mi casa.
–Se te enamoró la mujer.
–La carajita quiere conmigo y es menor de edad. -Agustín volteó hacia la ventanilla.
–Eres mayor de edad y bien grandote para saber lo que tienes que hacer y no hacer. Si te metes en problemas, es peo tuyo.
–Nada de esto hubiese pasado si no me mandas pal carajo flaco.
–Estacionate aqui, no te vayas tan lejos.
–Yo te busco una silla de ruedas.
–No estoy inválido Castro, puedo caminar.
–Quiero que estés cómodo.
–Comienza por irte y dejarme solo en la consulta.
–¿Por qué coño me haces daño? ¿Tan mal te traté para que ahora me trates así? No me voy a ir asi no quieras que esté aquí. Te quiero ver sano y fuera de esto y me voy a encargar de que sea así.
–Perdona...gracias, igual no tienes que hacer esto. -Castro estacionó y corrió a abrirle la puerta a Agustín, lo ayudó a levantarse.
–Hago este movimiento, de levantarme y me da una punzada en las...-Castro lo abrazó dándole un beso en la boca introduciendo su lengua. Un beso que se prolongó varios segundos, provocando en ambos una erección. Una lágrima corría por la mejilla de Agustín, Castro se separó, abrió los ojos y con su dedo limpió la lágrima.
–Cómo deseo hacerte el amor.
–Estás borracho Castro, ¿Quieres hundirte en esa mierda y acabar recluído? Vamos a la consulta.
Castro tuvo que acomodarse el pene hacia abajo para que no se notara la enorme erección.

Ya en el consultorio...
–Que bueno que viniste acompañado por tu amigo.
–Soy su esposo doctor.
–Bien...tu esposo, mejor, asi te apoya y te cuida.
–No es mi...-Castro le apretó la mano a Agustín sin verlo a la cara.
–En fin, voy a hacerte un un pequeña operación ambulatoria, ya te había hablado de las opciones y creo que mejor vamos por el reservorio. Para que ambos entiendan bien, un reservorio es un pequeño disco de plástico  del tamaño de una moneda de 25 centavos que se coloca bajo la piel. Un tubo delgado y blando, un catéter, permite conectar el reservorio a una vena de gran calibre. Los medicamentos de la quimioterapia se administran a través de una aguja especial que se acopla al reservorio. También es posible que te extraigan sangre a través del reservorio. Cuando se hayan completado los ciclos de la quimioterapia, el reservorio se extrae en otro breve procedimiento ambulatorio.
–¿Doctor y hay que venir para acá a colocarse el tratamiento?
–La primera dosis se la colocamos aquí, la enfermera y les explicamos a ambos como hacerlo en casa. Vamos a hacerte el implante, esperamos, te colocamos la primera dosis y te quedas un rato aqui para ver la reacción, que todo salga bien y luego se van a casa.
–¿Que efectos secundarios puedo tener?
–Mareos, náuseas, dolor de cabeza, caída del vello corporal, no en todos los casos pero puede ocurrir en mayor o menor medida, puedes tener problemas en tus erecciones, pero es normal.
–Tranquilo, con eso no hay problema.
–Castro...ya.

Luego de cuatro horas, Agustín era empujado en una silla de ruedas, estaba mareado y algo débil. Castro lo montó en la camioneta y bajó el respaldar para que fuera más cómodo.
Llegaron al apartamento, los recibieron Héctor y Jacinto que estaban en la sala.
Héctor con su bastón se puso de pie al ver a su hijo.
–¿Estás bien? -Lo abrazó.
–Si, un poco mareado y cansado, me voy a recostar.
–Gracias Castro por traerlo.
–Nada que agradecer suegro.
–¡Castro por favor, ya basta, deja de normalizar algo que no existe!
–Tín, ¿Por qué te pones así? Castro te está apoyando en esto, deja la peleadera.
–Déjelo, yo lo acuesto y me voy. ¿Tú como estás Héctor?
–Jodido pero bien, ve, ocúpate de este, yo voy a estar bien.
Castro y Agustín se fueron a la habitación.

–¿Te cogerías a un lisiado? No sabes las ganas que tengo de tener sexo.
–¿Tú quieres que yo tenga sexo contigo?
–Si, eso dije. Además me estreno con un negro, figurate.
–Vaya, la atracción, la diversión del hombre blanco.
–No te pongas en plan víctima, pobre negro, anda, tiremos.

–Castro, yo me puedo desvestir, voltéate, es más ya te puedes ir.
–Deja la necedad flaco, déjate ayudar, y no, no me voy a ir, voy a dormir aquí, quiero asegurarme que pases la noche bien.
–Tú no vas a dormir aquí conmigo.
–Tranquilo, yo duermo en esa poltrona.
–Jacinto me puede ayudar.
–Jacinto está con tu papá. -Castro se quitó la ropa y se quedó en interior. Agustín lo veía de reojo.
–¿Será que puedo cocinarme algo, quieres comer?
–Haz lo que quieras Castro. No estás en tu casa para que andes en interior.
–Tu papá y Jacinto están en el cuarto a lo mejor ellos también van a tirar.
–¿También? Si lo que pretendes es cogerme hoy, te digo de una vez que te quites esa idea de la cabeza.

No puede ser que este hombre se quede a dormir aquí. ¿Como me voy a resistir a que me coja si es lo que más quiero?.
–Si tú no quieres que te toque no lo haré flaco, pero de aquí no me voy.

-No me vas a tocar.




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