domingo, 6 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 142

 

Claudia se estaba adaptando a su nuevo trabajo y estaba prácticamente sola, pues quién era su jefe decidió no trabajar más en el bufete. Héctor prefirió estar en su casa, hacer lo que le diera la gana y cobrar su porcentaje como accionista de la empresa.


–Ya voy cogiendo el hilo del bufete. Un poco estresante tener a dos jefes sobre mi pero bueno todo va bien.
–Tranquila, cuando le agarres el tumbao todo será más fácil. Aunque te confieso que mejor es tener de jefe a Héctor que a estos dos, ja ja ja ja.
–Que reconfortante escuchar eso. Mira, ¿es cierto que eras el amante del que iba a ser mi jefe? -Oto vio a Claudia sorprendido.
–Vaya que los chismes vuelan por el bufete.
–Disculpa, vas a pensar que soy una chismosa.
–No hay rollo, si, fuimos pareja pero eso se terminó hace un año.
–Pero él estaba casado ¿Cierto?
–Si...historia larga pero ya eso es pasado.
–Tambien dicen que ahora sales con su socio y amigo.
–Coño...no voy a pensar que eres chismosa, lo eres. No creas todo lo que dicen, yo ahora trabajo con él por eso dicen que me lo estoy tirando. Lo que si te voy a pedir es que lo que te diga no lo repitas por fa. Esta gente es farandulera.
–Tranquilo y de verdad disculpa por la pregunta. -El celular de Claudia sonó, le llegaba un mensaje.
-Claro mi reina, las veces que quieras siempre que pagues. Sabes que para ti te hago un precio especial-
–Mira, este es el tipo con el...-Claudia se detuvo. –...tengo sexo, mira la foto. -Oto la vio y se sorprendió al ver que el tipo era enorme.
–Se parece a...
–A Castro ¿Verdad? y tiene un bicho enorme como Castro.
–Te lo conseguiste bien armado.
–Bueno Oto, la verdad es que no estamos saliendo ni nada, tuvimos sexo mi esposo, él y yo, pagado por Castro, el tipo es un scort, cobra.
–¿Tú le estás pagando por acostarte con él? Verga pero te vas a arruinar.
–Me hace precio pero sí...es un dineral, ay Oto pero ese tipo me encanta.
–Te encanta como tira pero ¿Qué puede darte aparte de sexo?
–No sé, no hemos hablado de eso, solo va a lo que va.
–Claro mija, es su trabajo.
–Hoy tiraremos en la noche. Voy a cuadrar.
–¿Y tu esposo?
–Un marico declarado, ahora resulta que le encanta que se lo cojan, somos hermanitas que viven juntas.
–¿Y no piensan divorciarse?
–De momento no, no le voy a dar el gusto a mis amigas y familia. Me sacarán en cara que sabían que era marico.
–¿Y si te lo habían dicho o advertido por qué te casaste?
–Ay porque cuando éramos novios tirábamos hasta por el teléfono, era casi un semental, nos casamos y la intensidad bajó, seguíamos teniendo sexo pero cada vez menos hasta que llegamos a tirar una vez cada 15 días. Luego llegó tu amigo a vivir con Castro y eso era sexo a toda hora, bueno es, esos dos tiran 24/7 que bárbaros y yo con aquella envidia y Diego creo que lo que quería era ser Agustín.
–Ya puedes escribir tus memorias.
–Le voy a decir a Diego que me ayude y nos forramos ja ja ja ja. Que arrechera le tengo.

–Hola buenos días. -Raúl llegaba al bufete. Vestido con Jean blanco, franela rosada y una chaqueta de cuero negra, apliques dorados y unos lentes de sol enormes. –Vengo a ver al Doctor Héctor Vásquez. -Puso el bolso de cuero negro en el mostrador, la secretaria lo vio como quien mira algo desagradable.
–¿Quién lo busca?
–Su mujer, dígale así.
–Usted no se parece a la señora Jimena.
–Mi amor dile a Héctor que Raúl está aquí, ¿Ahora sí entiendes?.
–El doctor Vásquez ya no trabaja en el bufete, no directamente, o sea ya no despacha desde aquí.
–No te creo, voy a pasar. -Raúl cogió su bolso y siguió hacia las oficinas ignorando los gritos de la recepcionista. Raúl entra y ve a un abogado, a Claudia y a Oto. Lo ven y no pueden evitar sonreírse al ver el aspecto del chico. –Aaaay yo a ti te conozco, ¿Cómo estás? -Le dio dos besos a Oto. –Estoy buscando a Héctor, ¿Está en su despacho?
–Eeh no, pero si estuviera tienes que esperar a que te anuncien.
–Soy su mujer, no necesito tanto protocolo.-Claudia soltó la risa pero se contuvo, Raúl la vio.
–El caso es que no está, ya no trabaja en el bufete, ya que eres su mujer búscalo en el apartamento donde viven, a lo mejor está ahí.
–Esta bien, haré eso. Pero si llega a venir o está aquí y no quieren que lo vea, díganle que vine a buscarlo. ¡Gracias! Por cierto, la recepcionista es un asco y horrenda.

Raúl se fue, Claudia comenzó a reír y Oto le hizo un gesto que se callara.
–Como se entere Jaime de esto va a matar a Héctor.

Raúl llegó al edificio, aún conservaba las llaves del apartamento así que entró. Abrió la puerta con cuidado, igual al cerrarla. Deja el bolso y sin hacer ruido camina buscando a Héctor hasta que entra a la habitación y lo ve en la cama desnudo. Apenas lo vio se asustó pensando que estaría muerto pero el pecho se elevaba por la respiración.
Se acerca y ve unas botellas de whisky vacías, Héctor ronca y el chico se asusta, comienza a quitarse la ropa. Se monta en la cama, enciende el celular para grabar.
–Lo que hay que hacer para que el Daddy regrese. Que horrible huele, está borracho. -Se agachó y tomó el flácido y peludo pene de Héctor y se lo metió en la boca. Comenzó a mamarlo, la zona pública olía a sudor y orina, el chico cerró los ojos y siguió mamando y lamiendo el pene. Héctor permanecía inmóvil. 
Raúl se inspiraba para mamarlo y sorprendentemente el pene comenzaba a crecer en su boca y Héctor comenzaba a moverse sin abrir los ojos. Al ver que el pene se ponía rígido buscó el lubricante y se colocó en el culo.
Se puso de pie colocando las piernas a los lados del cuerpo de Héctor. –Ay viejo, lo que me toca hacer para seguir teniendo la vida que quiero. Se agachó y tomando el pene comenzó a introducirlo.
–Aaaaah, aaaah, que rico, papi, papi, despierta papi. -Hector abre los ojos, no reacciona y sigue viendo a Raúl como se mueve, cierra los ojos , Raúl se agacha y lo besa a pesar del mal aliento del hombre. En ese momento Héctor cae en cuenta de lo que pasa y, a pesar de dolor de cabeza, se levanta y empuja a Raúl. –¿Qué coño haces aquí? Mierda que dolor ¿Cómo entraste?
-Papi tengo llaves vine a arreglar lo nuestro.
Héctor se levanta y se apoya de la pared por el mareo. 
–Vete de mi casa. 
–Papi no me dejes. -Se agacha para volver a mamarle el pene pero Héctor lo empuja y a pesar del dolor lo coge del brazo y lo arrastra por el piso hasta sacarlo de la habitación. Busca la ropa del chico y se la tira en la cara.
–¡Sal de mi casa y no vuelvas!
–¡No! No me voy, yo te amo. -Hector sintiendo un fuerte dolor de cabeza le da una cachetada y le grita. La jaqueca no le permite abrir los ojos pero como puede, saca a Raúl que comienza a llorar mientras está en el pasillo. Grita suplicando que lo perdone. Héctor busca en la nevera el paquete de gel frío y se lo coloca en la cabeza. Busca las pocas cosas de Raúl que sigue gritando afuera.
Se toma una pastilla para el dolor y bebe una bebida energética. Abre la puerta.
–Papi, volvamos. -Hector le lanza sus cosas y vuelve a cerrar la puerta. Raúl no para de gritar y  Hector siente que la cabeza le va a estallar. Se sienta y llama a la policía. Les informa de lo que sucede y cuelga, cierra los ojos y se queda recostado en el sofá. Todo queda en silencio hasta que el escándalo afuera lo despierta.
-¡DESGRACIADO, TE VOY A JODER VIEJO DE MIERDA, NO VOY A IR PRESO ANCIANO!
-Hector abre la puerta con una toalla en su cintura.
-Este niño me ha estado fastidiando y no se quiere ir de mi casa.
-SOY SU NOVIO Y ME BOTÓ.
-Sáquenlo de aquí, solo quiero que se vaya y no grite que me está matando el dolor de cabeza.
–Tiene que venir con nosotros señor.
–¿Será que llamo a su jefe o al alcalde para que hagan su trabajo sin molestarme, sáquenlo del edificio y que se vaya a su casa. -Cerró la puerta.

Se sentó en el piso y comenzó a llorar. Cuando se pone de pie siente una comezón en el culo y una molestia en el pene. Se va al baño a ducharse.

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