sábado, 12 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 148

 


Ignacio decidió, de momento, vivir en un hotel de los que se utilizan para sexo de un rato mientras conseguía dónde mudarse. No era lo mejor pero ya no podía quedarse en el local. 

Estaba en el mostrador ordenando la vitrina cuando, por entre los vidrios ve entrar un enorme ramo de rosas rojas. Se levanta y por un costado del ramo se asoma un muchacho.
–Buenas tardes estoy buscando a...Ignacio...
–Soy yo.
–Esto es para usted ¿lo pongo aquí?
–Si...si...¿Para mí, quién mandó esto.?
–Aqui tiene un sobre. -Ignacio. Tomó el sobre y le dio un billete al repartidor.
–Gracias.
–A usted.
Ignacio abre el sobre y saca una hoja para leerla. Abre los ojos impactado mientras Lee.
<No se me va de la mente el sexo que tuvimos, fue maravilloso, es algo que jamás olvidaré, te amo Nacho y está noche quiero repetir y amanecer contigo así que hoy nos vemos mi amor. Nunca pensé encontrarme al amor de mi vida en una discoteca pero ahí estabas tú y yo esperando a ser rescatado por mi príncipe azul que eres tú. Te amo.>
–¿Pero este chiflado a qué carajos está jugando? -Le dio un fuerte manotón al ramo cayendo al piso y esparciendo las rosas por el local. –¡Esto es una mierda! -Sonó el celular.
–¿Quién más podría ser? -Aló-
-Mi amor, ya se que recibiste el ramo-
-Si maldito enfermo y ya lo boté a la basura. Deja de molestarme ¿o quieres otra coñaza?
-Si viene de ti, recibo los golpes con gusto, me gusta que te pongas violento conmigo. Hoy nos vemos mi amor.
-Irás a ver la mamá tuya loco e mierda, no me llames más. -Colgó la llamada. –Bloqueado en WhatsApp y bloqueado el número.
De repente Ignacio sintió una extraña sensación en su cuerpo, un escalofrío lo recorrió. No sabía que sentía pero era un mal presentimiento.

–Mamá, te voy a extrañar mucho, mucho.
-Agustín estaba con Castro, Casilda su hija y Polo almorzando en un restaurante en el aeropuerto. 
–Ay cariño, en cualquier momento van a Europa a visitarnos, necesitamos irnos y desconectarnos de todo esto.
–Así es Tín, Castro y tú pueden venir a vernos cuando gusten. Ya sabes que Jaime tiene todo lo relacionado con el alquiler del apartamento. El documento de alquiler y tiene un agente inmobiliario para alquilarlo, así que recibirás el dinero tú, pero igual quiero que estés pendiente.
–Lo más seguro es que le diga a Oto que se monte en eso y sabes que yo confío en él.
-¿Es verdad que va a adoptar un bebé con Jaime?
–Están en eso y creo que se van a casar pronto.
–Si se entera tu padre se muere.
–Por cierto le dije que hoy te ibas, me dijo que vendría, no lo creo, pero igual le avisé.
–Pues si vino...míralo allá. -Dijo Castro. –¿Lo busco? Anda como perdido.

–Suegro, hola, estamos allá.
–Coño...no joda ¿Quién eres tú?. -Hector estaba visiblemente borracho.
–El novio de Tín, tu hijo. ¿Estás tomado?
–Aaaah Castro, Castro, coño es que te me vienes así como una mole, me cago.
¿Y este como se vino por la autopista manejando? ¿Dónde estacionó suegro?
–¿Estacioné?  Me vine en taxi, con esta pea que cargo cómo coño voy a manejar, salió caro el taxi, no me quería traer porque estoy rascao, no joda que arrecho ¿Dónde está mi mujer? Porque sigue siendo mi mujer ante los ojos de Dios.
–Vamos caminando hacia allá.
–Coño chamo tú si eres grande, menos mal que a mí no me cogen, ¿Te imaginas meterme un guevo como el tuyo? Me partes ¡PLAF! como una patilla. Yo algún día me voy a dejar coger....no...no...ya va...en Italia me cogió un tipo, verga se me había olvidado. Si me coges tú no se me va a olvidar.
–Aquí nadie se va a coger a nadie. ¿Te pido un café? Necesito Héctor que te comportes por el bien de todos.
–Café...¿Café? Noooo, un whisky, pídeme un whisky. Mi amooooor Jimena, Tín, hijo, abrázame.
Agustín lo abrazó. –¿Está borracho? -Le dijo a Castro sin emitir sonido, movió la cabeza afirmando.
–Me voy a sentar aquí. Mesonerooooo, un whisky en las rocas.
–¿Cómo te atreves a presentarte aquí en ese estado? Hay dos niñas.
–Nosotros vamos a dar una vuelta y nos llevamos a las niñas para comprarle unas chucherías.

–Entonces te vas del país...huyes.
–No huyo Héctor, simplemente me voy, nos vamos.
–¿Me cambiaste por él porque tiene un pingón? -Hizo un gesto con su brazo haciendo referencia al tamaño del pene de Polo.
–No voy a decirte nada porque estás borracho y no sabes lo que dices.
–¿No te gustaba como te cogía?
–Hector, respeta a mi esposa.
–Tu esposa...ja...ella sigue siendo mi mujer. Me dejaste porque soy bisexual. Pero nunca te fallé como esposo y sin embargo me botaste, brindemos por eso. -Levantó el vaso.
-Me dejaste tú, me dejó Oto, mandé al carajo al niño ese que me cogía. Me montó cachos en mi cara, ¿Pueden creer? -¿Cómo vas a mantener a mi mujer en Europa?.
–No te interesa Héctor.
–Claro que me interesa. Te llevas a la mujer de mi vida, 30 años con esta mujer y vienes tú con un megaguevo y la enloqueces. -Polo se levanta y coge a Héctor por el cuello de la camisa.

–Tengo ganas de cogerte mi flaco.
–Dime algo nuevo mi amor.
–Si no estuvieran las niñas, te cojo en el baño.
–Vamos a la mesa y las dejamos y nos metemos en el baño. 
Iban a la mesa cuando de repente oyen gritos.
–¿Me vas a pegar, ah? -Polo no lo pensó y le dio un golpe a Héctor que lo tumbó en el suelo. Castro corrió para detener a su padre que ya le iba a seguir pegando en el piso. Llegó la policía del aeropuerto, los separaron y se los llevaron a ambos detenidos.

–No sé en qué estabas pensando cuando le dijiste a tu papá que viniera, a veces se te ocurren unas cosas...
–Ya mamá...¿Que vamos a hacer?
–Llamar a Reddy, es el presidente del aeropuerto, cliente y amigo de tu papá. Una llamada y salen.
-Hola Reddy, buenas tardes ¿Cómo estás? Es la esposa de Héctor Vásquez. -Le guiñó el ojo a su hijo. –Un favorsote, Héctor tuvo un incidente en el aeropuerto, de hecho estamos aquí, está detenido junto a otra persona...si, eso...yo me voy de viaje y necesito resolver esto...graaacias Reddy, disculpa molestarte con esto...gracias, gracias, un abrazo.

–Listo. Una llamada y salen de ahí.

–Agustin y Castro despidieron a sus padres y hermana y subieron a la ciudad con Héctor que se había quedado dormido en el asiento de atrás. Sobre él, Casilda también dormida.
–Dejamos a tu papá en su casa y vamos a la nuestra a cogerte.
–Castro, amor, yo soy algo más que un depósito de semen, tenemos que hacer cosas, además quiero que mi papá se quede en casa hoy.
–Yo no pienso que seas un depósito de semen, por Dios flaco, coño pero es que te veo y me provoca hacerte de todo y todo es cosas ricas. -Agustín lo vio, se acercó y le dio un beso en la mejilla.
–Voy a aprovechar que duermen y te mamo el güevo mientras manejas. -Castro se estacionó en el hombrillo, se desabrochó el pantalón y sacó el enorme pene. El piercing brillaba, Agustín pasó la lengua por sus labios. Metió el dedo índice en piercing. –¿Te lo puedo jalar?
–Si...ese guevo es tuyo.
Mientras jalaba el aro lamía el frenillo del glande, Castro se estremecía y no podía concentrarse en la vía. –Me vas a hacer chocar, no pares. -Agustín seguía mamando el tronco mientras su dedo jalaba el aro y Castro se excitaba. –Cooooooñoooo flaco ¿que me haces? Esto no lo habías hecho.
–Estoy improvisando hoy. -Se lo metió todo en la boca dejando caer saliva en el pene. Agustín le metió la mano por debajo de la chemise. –No, no, no flaco, no hagas eso. -Agustín le pellizcó una tetilla y Castro se tensó mientras eyaculaba en la boca de su novio. Volvió a frenar  en el hombrillo. –Eres muy malo flaco, eso no se hace, coño me hiciste acabar divino.
–Y abundante, me llenaste la boca, arranca ahora me toca a mi.
–¿Vas a manejar tu y te lo mamo?.
-No, me voy a hacer la paja mientras manejas y me ves.

Comenzó a masturbarse, se levantó la franela y Castro le tocaba el pecho y las tetillas.
–¿Quieres verme acabar?
–Siempre flaco, me excita verte, te amo. -Castro le metió la mano debajo de los testículos y le apretaba suavemente el perineo, eso  le dio un corrientazo, se le erizó la piel y comenzó a lanzar un chorro de semen que cayó cerca de su cuello y luego en su abdomen, Castro pasó su mano por el pecho y saboreó los dedos llenos de semen
–Estamos pasados, haciendo estas cochinadas con tu papá y mi hija atrás.
–Te gustan esas cochinadas.

–Al llegar te cojo.







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