martes, 8 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 144

 


–Ese chamo es el demonio. Ten cuidado con él. Esa fachada de muchacho albino que todos rechazan, tímido, introvertido y que se compadece, en realidad es el demonio que va a acecharte. -Renato le hablaba a Ignacio que fue a buscar unas cosas que se quedaron en su casa.

–Verga Renato, deja el fanatismo.
–¡Tuve sexo con él, me incitó! Mira mi espalda, me arrepentí y pagué penitencia.
–Renato, Renato, termina de dejar tu obsesión de ser cura y asume tu putería de nuevo. Te encanta un culo de macho, deja la mariquera.
–Tú no sabes nada Nacho.
–Sé lo que tengo que saber, te conozco.
–¿Ya conseguiste donde vivir?
–No, de momento me estoy quedando en el local, mientras pueda y no me descubran.
–Organiza tu vida, ponte serio.
–¿Me lo dices tú? Que a las primeras de cambio te desnudas y tiras para luego darte latigazos! Eso es más gay y sadomasoquista que el carajo. 
–No te veas con Juan Pablo.
–Mañana me veo con él, quiero darle una segunda oportunidad.
–¡No lo hagas! Por favor, déjalo pasar.
–Me quiero coger a un albino.
–Vete, agarra tus cosas y lárgate.

Al día siguiente Ignacio esperaba en un café a que llegara Juan Pablo. Supo que llegaba por la palidez de su piel pero algo era distinto. Su cabello, su ropa y su actitud habían cambiado.
–Epa mi pana ¿Cómo estás? -Juan Pablo abrazó a Ignacio cuando se puso de pie.
–Epale. ¿Que te hiciste? Estás cambiado.
–Fui a la barbería. Un nuevo look.
–No se, te veo distinto, pero bien.
–¿Entonces estoy perdonado?
–Estás aquí, creo que es evidente.
–Bien...
–¿Tiraste con Renato?
–¿Importa eso? Creo que lo interesante de esto es que vine a reinvindicarme contigo y demostrarte que soy buena cama.
–Es decir que hoy viniste dispuesto a tirar.
–¿Hotel o en tu apartamento?
–En este momento no tengo sitio. Duermo en mi local.
–Vamos a un hotel. ¿Ya pagaste el café?
–No...
–Deja yo lo pago y nos vamos.

–Coño...me toca cada loco...¿Ahora que le dio a este?
–Listo, nos vamos. Yo te indico a qué hotel vamos.
–Ya va...¿pero tú no eras virgen? Ahora te sabes dónde están los hoteles pa tirar y que acepten hombres.
–Pareces nuevo, ¿Para que está Google? Además los pocos conocidos que tengo les pedí referencias. Agarra la avenida Miranda hasta Los Clarines, ahí hay un hotel con habitaciones que entras con el carro a la habitación.
–Ah yo he ido, chamo pero ese es caro.
–Yo la pago. No te vas a librar de cogerme.
–Oooookey chamo andas quesúo ¿No?
–Ando picao por la otra vez.
–Espero que hayas aprendido de lo que pasó.
–Tranquilo tu guevo va a salir más limpio de lo que entró.

Llegaron a la taquilla y Juan Pablo dio su tarjeta de crédito, el cajero se asomó a ver a muchacho pues en la foto de su identificación salía extremadamente blanco. –Soy albino pana.
–Pasen, son tres horas, si se pasan se cobrará el extra.

Ignacio metió el carro y Juan Pablo cerraba el portón que los aislaba del resto, subió las escaleras y abrió la puerta, Ignacio iba detrás de él.
Juan Pablo se detuvo, Ignacio seguía detrás de él. Se quitó la franela y la dejó en el piso, sin voltearse se agachó y se quitó los zapatos, se levantó y, aún sin dar la vuelta se desbrocha el pantalón y lo deja caer. Baja el interior. Baja su espalda dejando frente a Ignacio su culo blanco, totalmente blanco. Se voltea y ve a los ojos a Ignacio. –Ahora si, soy todo tuyo, penetrame.
–Ignacio observaba a Juan Pablo, ahora lo detallaba, cada parte del cuerpo. Se quedó mirando su entrepierna un pene rosado muy pálido y sobre el, el vello púbico blanco. Lo excitó, su pene crecía dentro del pantalón.
–Desnúdate. 
–Chamo, estás divino. -Ignacio comenzó a quitarse la ropa desesperadamente.
–Tranquilo, relájate, hazlo despacio, quiero disfrutarte. Quiero...contemplarte.
Este pana es otro...maaaarico, se lo cogió un pseudocura y lo erotizó. -Ignacio terminó de quitarse la ropa y se quedó con el interior puesto. Juan Pablo se acerca a Ignacio, muy cerca, sus labios apenas rozaban los de él, baja sus manos y las mete dentro del interior y coge el pene ya erecto, de Ignacio. –Lo tienes caliente, ¿me vas a quemar con él?.
–No sé, ve a la cama a ver qué tanto. -Juan Pablo se agachó, terminó de bajarle el interior, tomó el pene y lo metió en su boca. Comenzó a morderle suavemente el glande e iba mordiendo suavemente el pene hasta tenerlo todo en su boca. Salivaba, las gotas caían al suelo. Se levanta. 
–Ve primero tú a la cama y te pones boca arriba. -Ignacio se acostó boca arriba llevando el condón. Se acostó e iba poniéndose el preservativo, mientras Juan Pablo lo miraba y se colocaba lubricante en el culo. Se acercó a la cama, se mojó los labios y se subió a la cama, puso sus piernas a los lados del cuerpo de Ignacio que estaba impresionado de la palidez del muchacho. Se sostiene el pene con sus dedos mira a Ignacio a los ojos y comienza a orinarlo. Apenas Ignacio siente el líquido tibio caer en su pecho salpicando en su cara, lejos de molestarse lo excita más. Juan Pablo le orina el abdomen y el pene.
-Siéntate y métetelo que te quiero reventar ese culo.

Se puso en cuclillas, tomó el pene y comenzó a metérselo. –Está muy lejos de ser la verga de Renato pero igual me lo voy a comer.
-¿Este mamaguevo que le pasa? Ahora es la más puta la pálida está. -Juan Pablo termina de meterse el pene por completo y lo que viene deja a Ignacio con la boca abierta. 

Juan Pablo comienza a moverse mientras gime, se mueve agitando su cadera en círculos, sube y baja sin sacar el pene, se aferra al pecho de Ignacio y sigue moviendo su cadera. Ignacio ni se mueve, todo lo hace el muchacho. Mientras se mueve aprieta el esfinter e Ignacio lo siente. Se detiene.
–¿Qué...te gustó, quieres más?
–Coño claro, muévete, ¿No querías comértelo?
–Juan Pablo se sienta en la cama flexionando las piernas en la cama y moviendo la cadera hacia adelante y así atrás, enloquece a Ignacio que pone los ojos en blanco y echa la cabeza hacia atrás. El muchacho vuelve a detenerse y se da la vuelta sin sacar el pene hasta darle las espalda a Ignacio. Comienza a moverse nuevamente, está vez Ignacio ve como entra y sale su pene del blancuzco culo de Juan Pablo que ya se iba enrrojeciendo del calor. El chico comienza a gritar y se masturba. Cierra los ojos vuelve a gritar y salen chorros de semen que caen en las sábanas, se levanta y le quita el condón a Ignacio para mamarle el pene mientras lo masturba. 
–¡VOY  A ACABAR, VOY A ACABAR! -Juan Pablo sigue mamando, escucha un grito fuerte y siente en su boca el tibio líquido. Se sienta, sonríe y se acerca al rostro de Ignacio y le da un beso en la boca pasándole el semen, se siguen besando apasionadamente, Ignacio le pone la mano en la nuca y lo acerca más. Se separan, apenas centímetros.
–Te amo Nacho, te amo. -Ignacio abre los ojos y echa aun lado a Juan Pablo y se va al baño a ducharse.
Yo sabía que esto iba a terminar mal, mierda pero es que me tocan todos los chiflados, los que se enamoran cuando se los cogen...que peo y ahora tengo que darle la cola a Blancanieves. -Se voltea y tiene a Juan Pablo frente a él brinca del susto –¡Coño, me asustaste!
–Asustate ahora que me vas a volver a coger.
–Ya va pana, déjame coger fuerza.
–Ahora que somos novios tenemos que tener sexo a cada rato, es lo normal.
–¿Qué?
–Bueno...cuando estás recién empatado tiras como conejos
–Ya va chamo, ya va, déjate de pendejadas que novios no somos ¿Ok? Echamos una tirada y listo.
–Vamos a ducharnos y lo discutimos después del sexo.
–Ya tuvimos sexo y no hay nada que discutir, porque vinimos a tirar y ya lo hicimos. -Salió del baño y se fue a vestir.

Llegaron al edificio de Juan Pablo.
–Bueno, ya estás en tu casa.
–Quédate conmigo 
–No chamo, además tú vives en una habitación y no te dejan meter gente.
–Lo hacemos con cuidado. -Se acercó y lo besó, Ignacio salió del carro y se fue hacia el otro lado. Juan Pablo ya había salido.
–¿Subes?
–No. -Juan Pablo lo besó e Ignacio le lanzó un golpe tumbándolo en el suelo, lo levantó cogiéndolo de la franela.
–No te quiero ver más, estás loco.
–Loco por ti, te amo. -Ignacio le dio otro golpe y lo arrastró apartandolo del carro, se montó y se fue.
Juan Pablo se levanta del piso con la mano en el rostro aguantando el dolor de dos golpes. –Dicen que hombre que no te pega no te quiere, él me quiere y yo lo amo.
–¿COPO DE NIEEEEVE TE DEJÓ EL MACHOO? jajajajajajaja -Los malandros de la urbanización se burlaban, Juan Pablo corrió al portal del edificio.

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