lunes, 21 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 157


–Amor estoy en mi oficina, no creo que sea el lugar para hacer esto.
–En nuestras casa sí y tampoco podemos. -Castro comenzó a desvestirse. Agustín veía como el pene salía del interior y rebotaba erecto de arriba a abajo. Volvió a lubricar.

El muchacho se quitó la ropa y Castro se acercó con el lubricante. –Voltéate. -Le colocó el lubricante, apoyó a Agustín del escritorio y lo penetró. El muchacho soltó un grito que Castro tuvo que taparle la boca. Cada embestida movía el escritorio y se caían cosas al piso. Lo levantó del escritorio y sin dejar de penetrarlo, lo llevó a la pared para seguir. 
–No hagas ruido.
–No grites tu flaco, no estamos en casa. -Castro le ponía la mano en la boca y sus caderas golpeaba con fuerza las nalgas de Agustin que ya tenía la piel roja y sudada. 
Lo separó de la pared y lo penetraba en el medio de la oficina, volvió a empujarlo está vez a la ventana que da al supermercado. Comenzó a empujar nuevamente, Agustín se retorcía y había ruido de golpe en la pared falsa.

–Se escuchan cosas que caen y golpes, mira. ¿Lo estará golpeando?
–Bueno el tipo es una mole, capaz se está cobrando una deuda.
–O se están cogiendo al jefe.
–Ay chico, no hables paja.
–¡Mira, mira como hace la persiana y se oyen golpes!
–¿Será que entramos?
–Nooooo, vamos a esperar, oye, oye.

Castro volvía a empujarlo en la pared contraria e hizo que un cuadro cayera al piso.
–Para amor, para 
–Nooo, ya va, todavía falta. -Sin retirar el pene, caminaron al escritorio, Castro lo sacó y cargó al muchacho con un brazo, con el otro despejó el escritorio tumbando todo al piso menos la computadora, montó a Agustín y le levantó las piernas  para volverlo a penetrar.

–Hay que entrar, le están cayendo a coñazo. Vamos a pedirle las llaves a la secretaria.
–Deme las llaves que vamos a entrar. –iban los cuatro hombres cajeros y dos chicas.
Ni Castro, ni Agustín se inhibían, ambos gritaban, Castro con su voz gruesa gruñía con cada empujón. Se abrió la puerta.
–¡Señor Agustín!
Castro retiró el pene dando la vuelta. Cómo en cámara lenta los jóvenes veían el enorme pene moviéndose, los chicos abrieron los ojos, uno se tapó la boca. –AAAAAAAAAH. Una de las chicas gritó al verlo que casi se cae por las escaleras. –¿Que es esa cosa que tiene ahí?
–Un guevote mija.
–¿Guevote? Esa vaina es un extintor, mierda.

Lunes ocho de la mañana. Oto y Claudia coincidieron en el ascensor.
–Coño pero hoy viniste producida ¿Por qué será? -Le decía Yo a Claudia en el oído.
–Gafo, tú sabes.
Entraron al bufete y se fueron directo a la oficina de Héctor.
–Marica ¿Cómo es eso que conoces a Guillermo Alarcón?.
–El es amigo de mi hermano, estudiaron juntos Administración y un día fue a la casa, nos conocimos, me invitó a salir, tuvimos sexo un par de veces y ya. No lo ví más, un poco soso en la cama, peor que Diego. Y lo tiene chiquito, bueno en ese momento pensaba que era un bicho grande, yo no era una experimentada como ahora. Luego que ví otros más grandes pues mira.
–Bueno y ahora tirándote a Antonio que tiene una tubería matriz cualquier cosa es pequeña en tus manos.
–Ja ja ja, lo que me interesa de él ya sabes que es.
–Debe llegar a media mañana. ¿Y tirarán hoy?
–Seguro, ya nos conocemos, yo más experimentada y espero que él con más picante en esas caderas.
–¿Y Jaime como lo tiene? -Oto miró a los ojos a Claudia y se ruborizó.
–Niño, te pusiste rojo, tampoco es para tanto.
–Jaime me escucha hablar de esto y me mata. Obviamente no es Castro ni Antonio, normal, un poco más largo que el de Héctor, me escucho decirte estas cosas y me da risa.
–Ja ja ja lo importante es que lo sepa usar, de nada sirve que lo tenga como Antonio y sea un huevo frío en la cama.
–Eso si, tira divino. ¿Sabes algo, me preocupa una vaina, ya Jaime aunque no es un anciano, se está mortificando, que acaba pronto, a veces no tiene erecciones.
–¿Desde cuándo no se hace un chequeo de la.prostata?
–Desde que estoy con él, no he visto que haya ido al médico. Y además creo que cuando llegue Yuridia, todo va a cambiar, no ve la hora de que se la entreguen y creo que ella será el centro de su vida y se va a olvidar de lo demás.
–Ahí es cuando entras tú y no dejas que la llama de la pasión se apague, la niña será un plus a su vida pero no tiene que ocupar todo, toma eso a tu favor y sácale provecho.
–Agustín y Castro han tenido problemas con la niña ha sido un cambio rudo.
–Si, este fin me la dejó, es un amor, un poco tosca pero se porta muy bien.
–Bueno, a trabajar, luego en el almuerzo me cuentas que tal con Guillermo.

10:30 de la mañana. Jaime tocaba en la oficina de Héctor.
–Hola Claudia, buenos días. El señor Alarcón ya está en su oficina.
–Que pena Jaime...ya se que Otro, te contó...
–Tranquila, solo te digo que Guillermo es un sinvergüenza, es buena gente no me malentiendas, pero.
–Si, se a que te refieres, pero tranquilo, tengo un objetivo.

Claudia tocó la puerta del despacho y abrió cuando escuchó que le avisó el hombre.
–Buenos días.
–Bienos días Diooos Claudia, años de años sin verte cómo estás? Bueno, hermosa a estás, más hermosa  que antes. -Le pasó la mano por la cintura y le dió un beso en la mejilla.
–Tú también te ves muy bien.
–Gracias, un par de salidas y luego me ignoraste. Yo sé que no era el mejor amante pero chica me lanzaste pa la calle feo.
–Cosas de la edad, inmadurez, ya pasaron los años.
–Eso es verdad, ahora será distinto. -Guillermo sacó un documento y se lo puso al frente. –Léelo y si estás de acuerdo lo firmamos.
–¿Que es esto?
–Un documento donde no me hago responsable del posible bebé que tengas conmigo. Léelo con calma, no hay prisa.
–En realidad si, pero bueno lo leeré.
–Esta tarde te invito a cenar y si no tienes compromiso, te quedas en mi casa.
–Pero vamos volando.
–Ya nos conocemos, yo no te estoy echando los perros, quiero tener sexo contigo. Y creo que vendré más a menudo a la oficina. -Le guiñó el ojo.
–Que bien. Está noche te entregaré el documento, lo leeré y si me interesa lo firmo.
–El documento no condiciona la cena y la noche en mi cama. Igual quiero salir contigo.
–Por si acaso, ten condones en casa.

Agustín había convocado a los empleados del supermercado para reunirlos y hablarle de su renuncia al cargo de Gerente.
–Lo hago por ustedes, porque siento vergüenza que hayan visto un grupo de ustedes una situación realmente lamentable que me estaré arrepintiendo toda mi vida.
Yo les pido que lo que saben no lo repitan. A los dueños les di una versión distinta del porqué de mi renuncia.
–Jefe no queremos que se vaya, coño lo que hizo pasa en todas las empresas, bueno le pasó a usted, pero no queremos que renuncie, ha Sido el mejor gerente que ha pasado por aquí.
–Le agradezco a todos ustedes sus palabras, yo me llevo un gran aprendizaje de ustedes, hemos trabajado para que esté supermercado sobresalga del resto y de las grandes cadenas. Pero creo que cumplí un ciclo y lo ocurrido aceleró mi renuncia.
–¡Usted no se va a ir, vamos a hablar con el dueño y usted se quedó con nosotros.!
–No alboroten el avispero y dejen las cosas como están.

Agustín se fue pero los empleados no se iban a quedar tranquilos. En la tarde Agustín recogió sus cosas y dejó el supermercado, en el camino a casa iba llorando en su carro. Al llegar al apartamento entra y lo primero que ve en la sala son unos globos de letra que dicen PERDONAME y un ramo inmenso de rosas rojas en la mesa, Agustín se pone a llorar y aparece Castro y lo abraza.
–Siempre la cago contigo.
–Ambos Castro, ambos la cagamos no debí permitir que pasará.
–Te juro, amor, te juro que a partir de mañana dejo de ir al trabajo para buscarte el mejor trabajo de tu vida, hablo con mis amigos y conocidos y te consigo un buen cargó y un buen sueldo, te lo juro. Luego que te consiga el trabajo te dejo la vía libre para que consigas a alguien que no sea tan torpe y bruto como yo. -Castro se puso a llorar.
–¿Tú te volviste loco? Nosotros nos vamos a casar y quieres adoptar, queremos. ¡A mí tú no me dejas coño!

–Ya solucioné lo de la niña. Conseguí una niñera que llega a la una de la tarde y se va las 7 de la mañana cuando el autobús busca a la niña.
–¿O sea que duerme aquí? 
–Si
–¿Y los fines de semana?
El viernes ya se queda aquí y se va el lunes a las siete.
-Duerme, come, se ducha aquí.
–Si, y además cocina y limpia.
–¿Que edad tiene?
–26 años. Mira la foto.
–Coño...pero está caraja es una miss, un cuerpazo, un pelo, los ojos
–De hecho, fue miss pero se dedica a cuidar niños le tuve que mejorar la paga para que se quedar con nosotros.
–Que no me enteré que te la estás cogiendo porque te conozco Castro.
–No quiero cagarla más contigo flaco, yo no quiero perderte.
–Siento que me arrancaron algo, como cuando a Harry Potter le absorbían el alma los Dementores, así me siento, un vacío, una sensación rara.
–No ví esa mierda de película, odio al niño ese, no se de qué hablas.
–Pendejo. Te voy a poner la escena.
–Quiero hacerte el amor.






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