domingo, 20 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 156

 


11 de la noche, Castro estaba en la sala revisando unos contratos y unas cifras que tenían que ver con la restauración de la iglesia. Bostezó estirando los brazos, se levantó de la silla y fue a la nevera a tomar agua. Su pene estaba erecto. –Voy a cogerme a Tín antes que me de más sueño. -Fue a la habitación de su hija y estaba dormida, cerró con cuidado la puerta y se fue a su habitación quitándose la ropa. Se metió en la cama desnudo abrazando a Agustín.

–¿Me vas a dar culito?
–¿Y desde cuándo me preguntas si te doy culo? Tú llegas y lo metes, no te pongas protocolar.
–Es que estás dormidito.
–Mételo para que veas cómo me despierto y te pido más. -Castro quitó las sábanas de un tirón y puso a Agustín boca abajo derramándose una generosa cantidad de lubricante, se colocó sobre él sin dejar que su peso lo aplastara, pero fue introduciendo su enorme pene entre las nalgas. Agustín comenzaba a ponerse tenso, ese primer momento cuando apenas le abría el culo era doloroso. –Aaaah coño...coño, que dolor pero que rico AAAAAH, AAAAAAH -El pene ya había entrado hasta la mitad. De repente se escucha un golpe y la luz se enciende.
–¿Qué haces papi? -Castro se voltea y de inmediato se tapa con las sábanas y le tapa las nalgas a Agustín con la almohada pero se queda inmóvil boca abajo.
–¿Qué haces desnudo?
–Mi amor ¿Qué haces aquí?
–¿Que hacían?
–Estábamos jugando.
–¿Desnudos?
–Mi amor, cuando vengas para acá toca la puerta, no entres de una vez, papá está ocupado.
–No puedo dormir, ¿Puedo dormir aquí?
Ahora que se ponía excitante la cosa, la niña quiere dormir aquí. -Pensaba Agustín mientras intentaba buscar sin éxito su bóxer.
–Claro mi amor, pero primero date la vuelta mientras papá se viste. -La niña se volteó y Castro le dio una nalgada a Agustín para que se vistiera.
–Ya mi vida, vente.
–Pero él que duerma en otra cama, yo quiero dormir contigo. -Agustín vio a Castro con cara de pocos amigos.
–Ve al cuarto de ella, apenas se duerma la paso para allá y te vienes. –Le dijo en susurro a Agustín que tomó su almohada.
–Mi amor esto no puede ser todos los días. Tú tienes tu cama. -Le dijo Agustín a la niña
–Te odio.
–Mi amor, eso no se dice, Agustín es el amigo de papá. 
–Yo quiero dormir siempre contigo. –Agustin antes de salir volteó a ver a Castro y este le hizo un gesto que se fuera que no le hiciera caso a la niña.

Agustín se acostó en la cama individual, viendo alrededor cientos de muñecas que lo veían. –Este cuarto da miedo. Con estas muñecas viéndome no me provoca pajearme.
Castro acariciaba el cabello de su hija que estaba a punto de dormirse. Abrazó a su papá. Se acomodó en la cama y recostó la cabeza en la almohada.
Agustín comenzó a masturbarse, cerraba los ojos e imaginaba a Castro penetrándolo con la fuerza que lo tiene acostumbrado y eso lo excitaba más. Se daba cada vez más rápido, su cuerpo se agitaba y se le erizaba la piel hasta que comenzó a temblar y salió un chorro disparado hasta su barbilla, los siguientes cayeron su abdomen. Recuperó el aliento y se quedó dormido, desnudo en la pequeña cama.
Cuatro de la mañana. Castro se despierta con sobresalto y ve a la niña a su lado dormida. La carga suavemente y la lleva a su cuarto.
–Flaco, flaco, vamos pal cuarto, párate para acostar a la niña.
–¿Qué hora es?
–Como las cuatro.
–Coño. -Castro dejó a su hija en la cama y se regresaron.
–Voy a mear. -Castro se acostó en la cama boca arriba con el pene totalmente erecto, esperando a Agustín.
Terminó de orinar, se sacudió el pene y se quitó el boxer.
–Siéntate aquí flaco. -El muchacho se puso lubricante y comenzó a bajar hasta sentir el pene en su culo, pujó y el pene deslizó, el glande ya estaba adentro.
–Dios...coño...ya va...mi culo nunca se va a acostumbrar a esta vaina gorda.
–Mejor, así siempre te va a gustar. -Agustín empujó hacia abajo y el pene entró por completo provocando un grito. De repente se abre la puerta.
–Paaapiiii. -Se enciende la luz y Castro empuja a Agustín fuera de la cama.
–¡Aaauu coño de la madre, pero no me empujes! ¿Otra vez?
–Me dejaste sola...
–Cariño te he dicho que toques antes de entrar. -La niña subió a la cama y se quedó dormida. –Ve al otro cuarto.
–Si...ya...necesito que arregles esta situación.

Cuando Castro vio que se quedó dormida fue hasta la otra habitación a ver a su novio.
–Flaco, flaco.
–¿Ya se durmió?
–Si pero la voy a dejar allá.
–No pretenderás dormir conmigo en esta cama de la Barbie.
–No mi amor, vine para que me lo mames aunque sea. -Castro prendió la lamparita y se bajó el bóxer. Agustín comenzó a mamarlo.
–PAPÁÁÁÁ -se escuchó a lo lejos.
–Verga no puede ser ¿En serio? Coño la carajita parece que huele cuando vamos a tirar.
–Ay mi flaco perdóname, voy a solucionar esto.
–Ve y quédate allá que quiero dormir, ya no tengo ganas de mamar guevo ni que me cojas. Hablamos en un rato.

A las siete de la mañana Castro se levanta con cuidado y va a buscar a Agustín a la habitación de su hija.
–Buenos días flaco, despierta. -Le da un beso en la boca. –Vamos a ducharnos juntitos, ya son las siete. -Agustín se estira en la cama y Castro le ve el pene rígido y se lo mete en la boca, ve a Agustín a los ojos. –Vamos a la ducha que quiero cogerte.
Entraron a la ducha, esperaron que saliera el agua caliente y Castro empujó a Agustín contra la pared, cogió el jabón y se lo restregó en el culo y en su pene, lo lanzó al suelo y penetró de una vez a Agustín. Ambos de pie, Castro movía sus caderas empujando al muchacho que gemía. Castro le mordía suavemente la cabeza y el cuello, Agustín se estremecía. La puerta del baño se abrió.
La niña escuchaba los gemidos de Agustín y los gruñidos de su padre. Se acerca a centímetros de la ducha, Castro le da la espalda a la niña, la ducha encendida, abre la puerta y se queda viendo cómo su padre tiene abrazado a Agustín y sus nalgas se mueven rítmicamente.
–¿Están peleando? -Castro se asusta y retira el pene, se tapa con sus manos, Agustín se resbala y aunque se sostiene del tubo igual cae al piso dándose en el coxis.
–SAL DEL BAÑO CASILDA. -La niña asustada sale del baño corriendo.
–Yo no puedo creer esto, aaah ayúdame que me di un carajazo. AAAAAU me duele coño.
–Ay flaco, quédate ahí, buscó una toalla para taparme y te cargo. -Se puso la toalla en la cadera y cargó a Agustín hasta la cama.
–Casilda, espérame en tu cuarto que ya voy para allá. Agustín se cayó y le duele.
–¿Por mi culpa?
–No mi amor, se resbaló.
–¿Se estaban peleando?
–No cariño, nos bañabamos juntos para ahorrar agua, espérame en el cuarto.

Castro le buscó un analgésico oral y una pomada, se la colocó en la zona del golpe.
–Te vas a sentir mejor en un ratico. ¿Quieres que llame al supermercado y le digo que no vas? Así te cuido consiento.
–No Castro, tengo que ir a trabajar, voy a esperar a que me haga efecto, me visto me voy.
–Te voy a preparar el desayuno.
–No tengo hambre. -Castro se sentó al lado de él en la cama y le dió un beso en la boca, Agustín se relajó. –No estés bravo conmigo flaco, te dije que voy a solucionar esto, dame tiempo.
–Ok.
–Te voy a preparar el desayuno.
–¿Puedes hacer panquecas? -Castro le volvió a dar otro beso. 
–Lo que tú quieras te lo preparo mi flaco.

Fue a hablar con su hija a explicarle lo que había visto con unas palabras sencillas y volverle a decir que tiene que tocar la puerta antes de entrar. –Siempre mi amor, cuando entres a un sitio, antes tienes que tocar la puerta y esperar que te digan que entres.

Castro dejaba a Agustín en el supermercado y se regresaba al apartamento.
Mientras trabajaba en la computadora, pensaba a quien podía dejarle un par de horas a la niña, hasta que se le ocurrió algo. –Claudia.

Bajó al apartamento.
–¿Me podrías cuidar a la.niña por dos horitas, dos horas y media? Tengo que hacer una diligencia y no puedo llevarla.
–Claro, claro, déjala aquí...hola CASILDA, mira puedes jugar con tus muñecas allá, ahora te busco hojas y creyones para que pintemos.
–Gracias Claudia, te debo una.
–Si, y yo sé cómo me vas a pagar.
–¿Perdón?
–Te puedo cuidar a la niña en las noches o los fines de semana cuando yo pueda y tú a cambio o tu novio, me dan su semen para yo quedar embarazada.
–¿Que te insemine?
–De la manera tradicional.
–¿Acostarnos contigo?
–Si, piénselo, no me respondas ahora.

Castro salió un poco sorprendido del edificio. Se fue rumbo al supermercado. Al entrar subió las escaleras que dan a la oficina de Agustín. Toca la puerta y entra.
–Castro, ¿Qué haces aquí?
–¿Le puedes decir a la chica que nos deje solos? -La.muchacha salió, Castro le pasó el pestillo a la puerta y cerró las persianas. –Dile a tu secretaria que no te pasar llamadas.
–¿Que pasa Castro?
–Vine a cogerte y no me voy de aquí sin hacerlo.

Agustín tragó saliva y su pene comenzó a lubricar.







2 comentarios:

  1. Mata a la. Coñita Casilda de la verga esa

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    1. Sí por favor. O por lo menos un accidente por la escaleras que la deje invalida y no pueda estar a la habitación jajajajajajajaja

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