martes, 29 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 165

 


–Ay antes que te vayas, revisa tu whatsApp, ya transferí el pago del mes.

–Ah buenísimo. ¿Qué tal te sientes viviendo aquí?
–La verdad que muy bien y creo que tú y yo congeniamos, nos llevamos bien.
–Coño si, menos mal.
–Podemos...no sé,  un día de estos divertinos un rato... ¿No te parece?
–Bueno me voy que ya es tarde nos vemos en la tarde.
–¿Eso es un no?.
–Eso es un no. -Ignacio salió del apartamento.
–Ni de vaina me cojo a este, suficiente con el tequeño crudo. Capaz me lo cojo y enloquece. Debo tener la leche piche...me toca cada loco...

–Creo que la cagué diciéndole eso a este pana...me voy a tener que buscar machos por otro lado. Voy a encender el Grindr a ver que sale...coño pero no puedo meter gente aquí...bueno, coño, ¿Qué puede pasar? Tampoco voy a meter a un loco. -Diego abrió la aplicación.

Ignacio llegaba al centro comercial y se dirigía a su local, cuando llega ve a alguien sentado en el piso. –Mierda no puede ser...esto no está pasando.
–Mi amor, llegaste.
–¿Qué haces aquí Juan Pablo?
–Es que me tienes bloqueado y no puedo comunicarme contigo.
–¿Cómo entraste? A esta hora no dejan entrar clientes.
–Me conseguí un carnet y le puse mi foto, mira, le hice cirugia ja ja ja, el vigilante me vio raro, debe ser como soy albino y la gente se me queda viendo. Me dejó pasar.
–Bueno ya me viste, te puedes ir, tengo que abrir y ya vienen mis empleados.
–Falta una hora para que lleguen, hay tiempo para que me hagas el amor y pueda mamarte el pene ahi adentro. -Le tocó el pene sobre el jean.
–Marico, en el hospital te dije que dejaras ya el acoso, que le bajaras dos, casi mueres...entonces... -Juan Pablo le puso la mano en la boca.
–Yo solo quiero que me hagas el amor ahi adentro y luego desaparezco de tu vida, yo entendí que no tendré marido.
–Deja el drama.
–¿Entonces me vas a coger?
Ignacio metió la llave que enciende la apertura de la santamaría y luego abrió la puerta. –Entra al fondo y me esperas ahí. -Antres de entrar miró por el pasillo a ambos lados a ver si no había nadie. No encendió la luz, solo la del depósito. Entró y Juan Pablo estaba completamente desnudo. Con la luz de neón del deposito se veía aún más blanco.
–Ya estoy listo.
–Ya, ya veo. -Ignacio se desabrochó el pantalón y lo dejó caer, Juan Pablo se acercó y se puso en cuclillas bajando el interior. Se introdujo el pene en la boca aún flácido. Movía su lengua y succionaba mientras sentía como crecía en su boca. Juan Pablo estaba concentrado, sus manos apretaban las nalgas de Ignacio que veía fijamente el cabello blanco del muchacho.
Este pana de verdad que es blanco como la leche, que impresión. Dios y está mamando mejor que aquella vez, este debe haber tirado como un desgraciado. -Juan Pablo escupía su mano y la pasaba por su culo y seguía mamando. Le apretaba los testículos a Ignacio y jugaba con ellos, los estiraba. Ya el pene estaba totalmente erecto. El muchacho se puso de pie y se volteó abriendo sus nalgas.
–Cógeme.
–No papá, primero ponme el condón y después te cojo.
–El último que me cogió fuiste tú.
–Ponme el condón si quieres que te coja. -Juan Pablo le colocó el condón y dejó caer saliva sobre el latex, se introdujo el pene en la boca para humedecerlo, volvió a levantarse e Ignació lo pegó de la pared. Le metió el pene entre las nalgas y comenzó a empujar y Juan Pablo a gemir. El pene iba entrando mientras ignacio abarazaba el cuerpo blanco y desnudo de Juan Pablo.
–Mi amor, sigue, dale aaaah, aaah , dale, mételo todo papi.
Ignacio apoyaba la cabeza en la espalda del muchacho mientras miraba hacia abajo su pene oscuro penetraba la nívea piel. Ignacio le mordía la espalda y eso excitaba a Juan Pablo,  la zona mordida se enrojecía. Luego le mordía el cuello y las orejas mientras su cadera no paraba de moverse rítmicamente.

Juan Pablo apretaba el pene de Ignacio. –No aprietes que me me voy a venir. -Juan Pablo no hizo caso y acabó dentro de él. Apretó con fuerza al muchacho mientras se corría. Se quedó uns segundos pegado a Juan Pablo abrazado, luego retiro el pene ya flacido. Colgaba el condón con el semen.
–Listo, ya te cogí ahora te voy a pedir que te vayas.
Mientras Juan Pablo se vestía le dijo algo a Ignacio que lo puso en alerta.
–No me dijiste que te habías mudado a un apartamento y encima te mudas con un hombre...en vez de decirme a mi para compartirlo, le dices a un desconocido. Ya veo que no te interesa nada de mi.
–¿Tú me estás vigilando? Coño, coño...como yo me entere que estás haciendo vainas raras te voy a entrar a coñazos y te denuncio.
–Tranquilo, ya entendí que no quieres nada conmigo, solo querías cogerme como los demas, me cogen y me botan.

–Tengo que advertirle a Diego que no tenga ningun contacto con este albino loco de mierda, le aviso ya. -Sonó su celular.
–Lo estamos llamando para decirle que su carro ya esta listo, puede venir a retirarlo.
–Ah gracias, voy en unos minutos. -Esperó que llegaran los empleados y se fue al taller.

11:30 am
–Estoy cerca de tu edificio, de hecho estoy abajo- Diego se asomó por el balcón y vio a la persona. Bajó.
– Voy bajando. 
Diego abría la puerta y vio al muchacho.
Dios mio...no puedo creer que voy a estar con un tipo así. Epa, ¿Cómo estas? Pasa.
Ya en el ascensor, Diego le pregunta. –¿Como me dijiste que te llamabas?
–Alonso. -El muchacho se lanzo hacia Diego y lo besó.
Coño...el pana anda con ganas.

Entraron al apartamento.
–¿Quieres tomar algo?
–Quiero tirar, a eso vine. Vamos a tu cuarto.
–Vamos pues. ¿Me coges tú, te cojo?
–Primero vamos a mamarnos los guevos y despues vemos quien coge a quien.
Alonso se quitaba la ropa y Diego sorprendido viendo el cuerpo del muchacho.
Verga...esto tengo que contárselo a alguien, se lo cuento a Ignacio unas semanas después.

Alonso se acercó a Diego y le tocó la mejilla. 
–Siéntate en la cama. -Diego se sienta y de repente comienza a sentir un mareo y todo le da vueltas. Cae en la cama.
El muchacho se viste, ve la habitacion y cierra la ventana. Sale del cuarto y se cierra la puerta, en la sala cierra el balcón y las ventanas del comedor y cocina. Gira las manillas de la cocina para que salga el gas.
 Coge unos trapos de cocina  y los pone en el piso, busca unos fósforos y los enciende. Revisa la cocina y ve las bombonas de gas, abre la segunda bombona.
–Ya que no quieres saber nada de mi, con esto te vas a acordar de mi toda tu vida querido Nacho. Salió del apartamento

30 minutos después se escucha una fuerte explosión. Los vidrios de las ventanas salen disparados por fuera y las llamas naranjas comienzan a verse por la ventana de la cocina y luego por las otras.
Los bomberos no tardan en llegar.

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