martes, 22 de junio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 158

 


–¿Puedo ir a visitarte? Quiero hablar contigo.-

–Claaaaro hijo, mi casa es tu casa, tienes tiempo que no me visitas y estoy muy solo. -Hector bebía una botella de whisky mientras un chico que apenas llegaba a los 18 años le hacía sexo oral.
–¿Estás tomando? Papá son las 11 de la mañana.-
–Si un poco, pero tranquilo, ¿Qué quieres hablar conmigo? –Sigue mamando. -Le decía en susurro al chico.
–Prefiero hablarlo en persona y no por teléfono.
–¿Terminaste con Castro? Me parece bien, ese es hijo del que me quitó a mi mujer. -El chico que estaba mamando se detuvo al escuchar eso y Héctor le dio un manotón en la cabeza para que siguiera.
–No papá, no es eso, yo voy otro día, hablar contigo borracho no me sirve.
–Noooo, no joda, vente para acá y hablamos, eres mi hijo y te apoyo. Dame una media hora y te vienes, estoy terminando un asunto aquí.
–Ok, en media hora salgo. ¿Pero estás bien?
–Si coño, todo bien, fino. -Colgó la llamada.
Le puso la mano al chico en la cabeza para que se metiera todo el pene en la boca.
–Métetelo todo coño, tampoco es tan grande. ¿Te lo vas a meter?
–No...no sé, nunca me han cogido.
–Veerga, me salió mentiroso el carajito. Debes ser una putica. Saca de esa gaveta un condón, no vaya a ser que me pegues una venérea.
–¿Qué es eso?
–Una enfermedad nené, ábreme esas nalgas.
El chico abrió sus nalgas con sus manos mientras Héctor torpemente se ponía el condón. –Verga estoy peo, ya va chamo, ya te voy a coger...coño...tengo tiempo que no me ponía un condón.
Se lo puso y le echó lubricante en el culo al chico. Le metió un dedo. –Aaaauuu.
–Es el dedo nené, si te vas a poner a chillar con el dedo, cuando te meta el güevo vas a pegar alaridos.
–Despacito señor. –Hector sin hacerle caso empujó  con fuerza lo que provocó que el chico se echara hacia adelante y callera al colchón con el peso de Héctor que quedó sobre él y terminó de penetrarlo. El chico gritaba llorando pero Héctor sin prestarle atención seguía movíendose apoyando sus brazos en la cama a los lados del chico.
–Para, para, ya vaaaaaaa, me dueleeee. -Hector seguía moviendo sus caderas, se detuvo un instante para coger la botella y beber un trago, eructó y siguió.
Minutos después Héctor se tensaba mientras acababa, el chico seguía aferrado a las sábanas, retiró el pene y se arrancó el condón que tenía sangre.
–Coño te rompí el culo. Ve a ducharte, comes algo y te vas. -El hombre se levantó de la cama y botó el condón en la poceta, se puso el bóxer y fue a la cocina a prepararle un sándwich al chico. Sonó el timbre, dejó el sándwich en un plato con una lata de refresco y fue a abrir.
–Hola papá.
–Coño, llegaste volando, ¿Qué hora es?
–12:30 me dijiste que saliera en media hora y salí más tarde. ¿Te estabas duchando? Suena un chorro.
–No, está un carajito duchándose.
–¿Raúl?
–No chico, ese imbécil ni lo nombres. Un carajito, punto. Cuéntame.
Agustin le contó lo sucedido con Castro y la renuncia de su trabajo.

–Tú si tienes bolas de verdad... Ese tipo le voy a caer a coñazos, hacerte perder el trabajo por un calentón.
–Ambos fuimos culpables papá, listo, ya eso lo discutimos. Vine porque la liquidación la usaré para pagar lo que queda de las cuotas del carro nuevo y pagarle unas vainas que le debo a Castro y cosas de su apartamento, mi colaboración.
–¿Quieres dinero?
–Si
–Tanto misterio, me llamas, me dices que necesitas plata y te transfiero coño. Tanto peo.
–¿Bueno no me dijiste que te visitara? -Hector abrazó a Agustín y le dió un beso en la mejilla. –Papá hueles a whisky pero mal.
–Me bajé una botella.
–¿Tú estás bien? Llevas meses ocioso sin trabajar y mira lo que haces, puro beber. -Miró el apartamento y se.levantó a ver. –¡Esto es un chiquero papá! -¿La señora no ha venido a limpiar?
–No le he dicho que venga.
–Pues dile, esta vaina da asco, si mi mamá viera esto se muere.
–Ojalá viniera a ver este desastre y volviera a ser todo como antes...pero bueno, ahora en mi cuarto hay un carajito que me acabo de coger y ya se va...
–Papá...sal de ese hueco y ve a trabajar.
–¿Cuánto necesitas.?
–No sé...lo que tú puedas.
–Ay muchacho pendejo dime. -Buscó su celular y abrió la aplicación para hacerle la transferencia. –¿Cuánto fue tu liquidación?
–10.000 dólares. -Hector buscó los datos de su hijo y dejó el monto en blanco.
–Pon el monto tú.
–Papá...
–Dale coño, lo que necesites ponlo. -Agustín colocó 5.000 dólares.
Mientras hacía la transferencia se escuchó un grito.
–¡Señor!
–Vooooy...es el carajito. -Le dijo a su hijo. Se fue a la cocina.
–Ya me comí el sanduche, ¿Me puedo hacer otro para llevar y otra lata?
–Si vale, hazte uno.
–¿Y el dinero, me lo va a dar?
–Siiii, tranquilo. -Hector buscó unos billetes y se fue a la sala.
–Toma papá, gracias, te lo voy a devolver.
–Usted no me tiene que devolver nada. Héctor se metió en su cuenta y vio que su hijo se pasó solo cinco mil dólares. –Este gran carajo es pendejo.-Hizo otra transferencia por diez mil <Hay cubierto su cuota de transferencia diaria, espera hasta mañana para una nueva transferencia>
El celular de Agustín volvió a sonar. –Coño papá, yo puse cinco.
–Necesitas el dinero, deja esa vaina así. Si necesitas más me avisas. -Agustín abrazó a su papá y le dio las gracias. Mientras seguían abarazados, Agustín vio salir al chico, se separó de su padre.
–Ya me voy señor, ¿Me puede dar la cola al barrio?
–No nené, estoy con mi hijo que vino de visita. Toma. -Le entregó un billete de 50 dólares doblado.
–Gracias. -Hector le abrió la puerta para que se fuera.
–¿Me busca otro día? Y me coge de nuevo, yo aguanto se lo prometo y así me da más plática.
–Ya veremos, yo si puedo me acerco y te busco.

–¡Papá pero es un niño! ¿Que edad tiene? ¿15?
–No chico, tiene  18 recién cumplidos, lo que pasa es que pasa que jode hambre.
–¿Tú le viste la cédula?
–No.
–Ay papá, mosca y te metes en un peo...mosca.
–Tranquilo, ese carajito no tiene padres, vive en la calle.
–Y le diste plata.
–Plata, comida y una buena cogida, se fue con el combo.
–Lo vas a tener pegado aquí.
–No tengo perro que me ladre, si puedo ayudarlo, lo hago.
–Como le cuente a sus amiguitos vienen todos en manada para acá.
–Me los cojo a todos.
–Vengan y te roben papá...y tú borracho, coño, cuídate vale, mírate el aspecto, el pelo, ve a ducharte y vístete.
–Si, me tengo que duchar, huelo a sexo. A lubricante, condón y semen.
–Papá...voy a venir más a menudo y te voy a convencer que regreses al bufete.
–Mientras siga trabajando tu amiguito ahí yo no piso esa oficina. 
–Bueno papá, me voy, cuídate por fa y deja de beber como un loco vale, chao, gracias por la plata y aunque no quieras, te lo voy a devolver.
–Si me lo devuelves se lo doy a uno de estos imberbes que me tiro.
–¡Ay papá por favor!

Agustín se fue y Héctor buscó otra botella de whisky.





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