martes, 3 de agosto de 2021

H.R. Capítulo 200. segunda parte

 


Los novios abrieron la pista de baile. Jaime y Oto bailaban.

–En esta fiesta hay gente que no debería estar aquí.
–Por ejemplo Hector.
–E ignacio y ambos son tus ex.
–Entonces es mi culpa, por cierto bailas muy bien mi amor.
–Gracias.
–Mira ¿y tú que hablabas con este José David?
–Recuerda que llevo el caso de su esposa. 
–Pero estabas ja ja ja, ji ji ji con él.
–Mi amooor hoy es nuestro día, que importa quién vino, disfrutemos. -Jaime le sonreía a Oto. –Vamos a besarnos para que veas como la gente aplaude, pero te voy a dar un latazo. -Jaime le dio el beso metiéndole la lengua. Oto tuvo una erección igual que Jaime. La gente se fue a la pista apenas colocaron un merengue.

Castro y Agustín también bailaban. 
–Jaime se gastó unos buenos relaes en esta fiesta.
–Si...y encima vino gente que no debería estar aqui, por ejemplo mi padre.
–Ay flaco, son socios y amigos.
–¿Pero tú viste lo que hizo en la boda? Está loco.
–Es tu padre.
–Y está mal amor.
–Mal estoy yo con una parazón y quiero cogerte.
–No te cansas.
–De ti, no.

–¿Será que puedes beber más despacio? Coño esto apenas comienza y ya te vas a servir el segundo.
–Coño Jorge no empecemos.
–Ok, ok, tienes razón, no soy tu novio.
–Ni aunque lo fueras, yo bebo lo que me de la gana.
–Vaya...mira, ¿ese de allá es Diego, el del apartamento?
–Si, ahora te lo presento.
–Vamos a bailar. Tengo ganas.
–Yo tengo ganas de tirar.
–Tranquilo que luego de la fiesta lo hacemos.
–No...yo creo que antes, vamos a bailar.

-Guillermo estaba solo en la mesa, los demás estaban en la pista. Bebía. Se apropió de una botella. -Hola, buenas tardes ¿Me puedo sentar? Es que estoy solo en mi mesa.
–¿Viniste solo? Yo si. Si te sientas me acompañas a beber.
–Vine con...un amigo, ese que va pasando con esa mujer.
–Hector, amigo y socio del bufete.
–Ah lo conoces.
–¿Estás saliendo con él?
–Si....¿Tú...eres gay? -Guillermo se rió  y se bebió lo que le quedaba en el vaso. –Coge un vaso Diego y sírvete lo que quieras o una copa de vino.
–Vino.
–Epaaaa, mesonero. Ábrele la botella al muchacho...gracias. Salud.
–Salud.
–Me preguntaste si soy gay.
–Yo soy bisexual.
–Yo no sé que soy.
–Estás enclosetado. -Guillermo se servía otro trago, no había respondido. Terminó y tomó un buen sorbo del vaso, se limpió la boca con el dorso de la mano.
–Coño...hace unos días estando en una situación que no viene al caso y no te voy a contar, me chantajearon, si tenía sexo con un carajo me daban la información que buscaba de lo contrario habrían consecuencias. El pana me cogió, me cogió guevón. Me cogió y me dejó ahí cogido y encima me dijo mala cama el muy cabrón.
–¿Te gustó?
–Aaaay Diego, deja la burlita, bebe que no te veo beber, ajá, todo, todo, todo, oookey, sirvete más. ¿Que si me gustó? No voy a responderte eso. Cuéntame como conociste a Hector.

Luego de salir del baño, Ignacio se acercó a Ramiro.
–Epa pana, mira quisiera dar unas palabras a los novios, yo sé que todo lo tienes planificado y tal pero es una sorpresa que les tengo.
–¿Sorpresa?  Eso me asusta, ya ocurrió en evento en la boda no quiero más inconvenientes.
–Ah coño ¿Y que pasó?
–¿Estás borracho?
–He bebido.
–Una persona que al parecer era pareja de uno de los novios intentó detener la boda.
–Coño...¿Hector? Carajo...arrecho el viejo.
Ah bueno, yo tambien fui pareja de Oto.
–Entonces me temo que no voy a poder complacerte. No quiero más problemas.
–¿Y si te echo una cogida? Nos vamos al baño te echo un rapidito y me dejas darle la sorpresa, es una canción.
Ramiro lo vio a los ojos y se sonrió. Sígueme, pero no tan cerca.
Jorge miraba a Ignacio que se iba detrás del hombre. –¿Este para dónde coño va, al baño otra vez? -Jorge se levanta y corre al baño.

–No tengo mucho tiempo, asi que literalmente un rapidito.
Verga...era jodiendo la vaina, ahora toca cogérselo. Mámalo un ratico para que se.me pare. -Ramiro se bajó el pantalón y el interior, se agachó para mamarlo.
Ojala fuera el machetote de Castro. -Se metió el pene en la boca y movía la lengua. El pene se iba poniendo rígido hasta que Ramiro se puso de pie y se volteó. –Dale.
Ignacio dejó caer saliva sobre su pene, lo sostuvo con su mano y comenzó a penetrarlo.
–Ay...ay, rico, dale...daaaale ah, ah, ah ah ah. -Ignacio comenzó a moverse con rapidez. Sostenía con fuerza las caderas del hombre mientras se movía hasta que sintió que se venía. Empujó, cerró los ojos. –Aaaaaaah. -Sacó el pene y se subió el pantalón.
–Espérame afuera para cuadrar.

–Buenas noches señores, ya cayó la tarde, ya la gente está animada, ha bebido, ha comido. Siempre en este tipo de eventos organizados y planificados, hay cosas que se escapan de nuestras manos como el evento más temprano en la boda.
–¡Una mierda no joda! -Gritaba Hector que desató las risas.
–En estos momentos tocaría la hora loca y luego la orquesta, pero uno de los invitados me pidió que lo dejara entregar a los recien casados una sorpresa. -Se apagaron las luces, en la penumbra Ignacio se montó en la tarima con dos de la orquesta para darle musica a su interpretación. 
–Ponte aquí para la luz. -Ramiro se le acercó al oído. –Quiero repetir, luego te doy mi número. -Ignacio se limitó a sonreir.

Jaime y Oto se colocaron frente a los invitados, aún sin saber de quien se trataba, las luces se encendieron sutilmente.
–No me lo puedo creer, ¿que va a hacer este?
–Deja que haga su vaina y luego lo bajo a coñazos de ahí. -Le dijo Jaime a Oto.

–Buenas noches a todos, bueno me atreví a hacer esto para darle una sorpresa a los novios, en realidad es una sorpresa a la persona que considero la más importante de mi vida, Oto. Te amo.
–El coño de su madre.
–Cálmate amor.
Ignacio se volteó a hablar con el músico.

< Si algún día te vas de casa 
Yo te llevo a la NASA
Yeh, pido un cohete y voy directo por ti
Y si no estoy y algo te pasa
Recuerda que todo en la vida cambia
Y no importa lo que pase, te prometo no faltarte

Me siento grande por ti
Y aunque lo intentara, no podría sin ti
Toda mi felicidad es gracias a ti
Y si yo me muero, volvería por ti

Me siento grande por ti
Y aunque lo intentara, no podría sin ti
Toda mi felicidad es gracias a ti
Y si yo me muero, volvería por ti, por ti
Se quedan cortas las palabras realmente
Y a Dios le doy gracias porque estás aquí presente
Quiero que sepas que te amo eternamente
Y que cuando dije sí, lo dije para siempre

A tu lado todo no es perfecto, pero sí mejor
Y cada detalle tuyo e' mejor que el anterior
Aquella canción
Y cuando decoras con rosas mi habitación

Vamos a enseñarle al mundo lo que es amor
Tú y yo podemos juntos, eh
Porque amo toda' las locuras de tu mente
Y así me encanta presumirte ante la gente
-La gente comenzó a corear la canción.

Me siento grande por ti
Y aunque lo intentara, no podría sin ti
Toda mi felicidad es gracias a ti
Y si yo me muero, volvería por ti

Me siento grande por ti
Y aunque lo intentara, no podría sin ti
Toda mi felicidad es gracias a ti
Y si yo me muero, volvería por ti >
Los invitados aplaudieron y Jaime se montó en la tarima. Cogió a Ignacio por el hombro. Ramiro se subió a la tarima y tomó el micrófono. 
–Y a partir de este momento LA HORA LOCA. -Comenzó la música y los anfitriones repartieron máscaras, sombreros y boas de plumas.
–¿Tú qué carajos te crees? Hoy tú y Hector pretenden joderme la fiesta? -Jaime tenía a Ignacio cogido con fuerza del brazo.
–¿Tienes miedo?
–No te burles de mi carajito.
–Tengo unas ganas de cogerme a Oto. -Jaime le lanzó un golpe en el momento que llegaba Oto y sacó a Jaime.
–Vamos a la hora loca. -Oto vio a Ignacio con cara seria mientras este se pasaba la mano donde lo golpearon.
Jaime y Oto brincaban y gritaban. El mesonero sorteando a la gente que bailaba ennloquecida, les entregó los tragos a los novios. Bebieron de un solo golpe los tragos y dejaron los vasos en una mesa cercana. Oto cogió de la mano a Jaime y se lo llevó a un rincón. Se besaron.
–Ignacio me dijo que quiere cogerte.
–Hoy se permite todo. Palabras tuyas.
–No voy a permitir que ese imbécil te coja. -Oto lo volvió a besar.
–Relájate amor, esta noche es nuestra.
Guillermo y Diego caminaban por los jardines, a lo lejos se escuchaba el escándalo de la Hora Loca. –La gente enloquece con esto.
–Yo no estoy de ánimo para estar ahí. -Le dijo Guillemo a Diego. –Mira la piscina, debe estar helada.
–¿Y se puede usar?.
–Dame tu vaso que ya no tienes nada. -Guillermo dejó los vasos en una mesita. –Vamos a tirar aquí en la tumbona. -Guillermo comenzó a desvestirse, Diego lo veía.
–¿En serio? -Comenzó a quitarse el traje, cuando ya estaban desnudos, Guillermo lo lanza al agua. 
–¿¿¿Qué haces??? -Guillermo se lanzó un clavado.
–Vamos a tener nuestra hora loca.







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