martes, 31 de agosto de 2021

Huevos revueltos. 223

 


Agustín se aferraba a la almohada, acostado de lado, Castro lo penetraba. El pene costaba que entrara en esa posición pero Castro aprisionaba al chico con su cuerpo mientras movía sus caderas. Agustín tenía la almohada en su boca mientras gritaba. Eran las cinco de la mañana.

–Flaco me vengo, me vengo... ¿Te acabo adentro? No, mejor, no vaya a ser que en plena operación te salga el lechero por el culo. -Retiró el pene y derramó el semen sobre las nalgas de Agustín mientras le apretaba por un costado. Cuando sintió que Castro lo soltó y se relajó, se bajó de la cama para ir a la ducha.
–Flaco, flaco, coño, pero no te vayas así...quédate un ratico conmigo. -Se escuchó la ducha y Castro se levantó.

–¿Tu vas a seguir sin hablarme? O sea te cojo pero no me hablas, ¡bien bello!
–Castro, hoy me operan, voy a estar por lo menos un mes o mas sin sexo, ¿Tú no estás preocupado porque estarás sin tirar y me pediste permiso para tirar con alguien? Estas últimas semanas me has cogido por lo menos tres veces al dia, hasta cuatro, creo que te quedas satisfecho.
–¿Pero puedes hablarme, comunicarte conmigo?
–Estoy hablando contigo Castro. -El hombre cerró la puerta de la ducha y salió, cogió la maleta de Agustín para revisar que estaba todo. Salió de la ducha y entró Castro.

Mañana en la tarde lo hago, no me importa nada, pero ya tengo todo cuadrado y lo voy a hacer.

Subieron al carro y antes de encenderlo, Castro se acerca al rostro de Agustín para darle un beso pero este no se mueve y se lo da en la mejilla.
–Ya veo que esto no tiene arreglo. Lo tuyo es ignorarme, usarme nada más. -Hubo un silencio.
–¿Te parece bien que mientras estoy convaleciente tu vayas por ahi tirando para que no te estreses y te de ansiedad? Yo tampoco tendré sexo, pero hemos tenido que jode.
–Flaco, no quiero tirar justo mañana con alguien, simplemente queria hacerlo si me provocaba...
–A ti te preocupa solo el sexo, no te he escuchado darme una palabra de aliento por mi operación, luego mi tratamiento, a ti solo te preocupa con quien vas a tirar. 
–No digas eso flaco, estoy preocupado por ti. Me preocupa todo lo que te pueda pasar, me preocupo por todo lo tuyo. Llevamos 10 dias tirando, tirando, porque no he sentido amor y sin dirigirme la palabra, te lo saco y te das media vuelta, ni un beso, ni una caricia. Coño, si, tienes todo el derecho de molestarte por yo querer tirar por ahi, pero dejarme de hablar y usarme para el sexo y ya...¿Eso sí te parece bien?
–En ningún momento vi que le guevo no se te parara porque te sentías usado. Me cogiste con esa verga bien tiesa.
–Porque te amo, porque sabes que me excita estar dentro de ti, sentirte, que me gustas desde que te vi en el colegio. No joda si, quiero sexo ¡y te quiero coger a ti siempre carajo!
Llegaron a la clínica, bajó directo al sótano y estacionó. Castro se quedó apoyado al volante, las lágrimas corrían por sus mejillas. Agustín le pasó la mano por la cabeza y por unos segundos se mantuvo en silencio.
–Castro, tranquilo, hoy es un día muy largo y duro para ambos. -Castro levantó la cabeza y miró a su novio, se limpió las lágrimas, se acercó y le dio un beso, un beso que incluyó su lengua, su mano pasó por la nuca de Agustín y lo apretó. Se separó centímetros y aún sus lenguas se tocaban. –Te amo flaco, te amo infinito.
–Yo te amo Castro, te amo mucho, mucho. -Otro beso. 
–Antes de entrar mámame el guevo.
–¿Aquí?
–Si, aqui, ahora, no hay nadie, cómete mi verga. -Castro levanta las caderas y se baja el pantalon hasta medio muslo, Agustin toma el pene y se agacha. El hombre se desabotona la camisa, el chico comienza a lamer el pene para luego metérselo, mientras su boca salivaba iba entrando más el enorme pene.
Castro comenzó a pellizcarse las tetillas, sentía un escalofrío que le recorre la espalda, su cuerpo se tensa. Grita, la boca de Agustin se inunda mientras va tragando. Sujeta el pene con sus dos manos, lo aprieta, lo hala y saca las últimas gotas de semen. Se levanta, ve a Castro y lo besa.
–Necesito lavarme la boca.
–A mi me encanta que huela a mi semen.
–Al doctor no creo que le agrade mucho. Subamos. 

Cuando ya se registraron e hicieron el ingreso, Agustin esperaba en la habitación esperando que le dieran quirófano. Castro fue a buscar a Hector al apartamento, seguía viviendo con ellos. Al regresar a la clínica ya Agustín recien entraba a quirófano.
–Tranquilo Hector, todo va a salir bien.
–No es eso...necesito un trago.
–Toma esta pastilla y este caramelo. -Castro le dio un ansiolítico, Hector tomó dos.
–Coño...lo que faltaba...la hermosa parejita hace su entrada y Oto me va a ver con bastón, no quiero que me vea jodido. -Lanzó el bastón, se apoyó en la pared y luego se sentó.

Jaime y Oto saludaron a Castro y luego saludaron a Hector.
–¿Te puedes levantar para darte un abrazo? -Le dijo Oto a Hector que vio el bastón en el suelo y lo levantó entregándoselo.
–¿Te estás burlando de mi?
–Necesitas el bastón Hector.No sé de que hablas, dame un abrazo.
–Con lo que hiciste en la boda no mereces ningún abrazo.
–Oto, ¿me acompañas a comprar cafe para todos? Vamos a dejarlos solos para que hablen. -Le susurró.

–Mañana estén aqui a las cuatro de la tarde.
–Castro, ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?
–Totalmente.
–No sé, es muy precipitado...te puede salir el tiro por la culata.
–No creo...todo va a salir bien, ¿Como toma el café Jaime? 
–Marrón oscuro. ¿Y Hector, como va, ya dejó de tomar?
–Bueno...si y no...lleva un par de dias sin beber pero quiere hacerlo y seguro lo hará, lo he tenido agauntado con unas pastillas.
–Mosca...¿Por que no lo internan en un centro de desintoxicación?
–No lo podemos obligar, tiene que ser voluntario, que él quiera curarse.
–Que peo.

–¿Vamos a seguir peleados, sin hablarnos? Coño Hector, te extraño, quiero verte en el bufete, quiero y necesito que vayas para reunirnos los socios.
–Me han jodido la vida por todos lados, tú, Oto, Jimena, Raúl, y mi amigo de juerga ya no me visita.
–Voltea la mirada hacia ti y haz algo por ti sin echarle la culpa a tu entorno. Asume que tienes un problema y sal de ese foso. -Hector apoyó el bastón y abrazó a Jaime. Comenzó a llorar. Jaime también. Oto y Castro regresaban con los cafés.
–Eso era lo que quería, que se quedaran solos y hablaran, míralos.
–Espero que esto no signifique ver a Hector tosos los días.
–¿Miedo a algo?
–Quiero dejar el pasado atrás, estoy con Jaime muy muy feliz y no quiero que venga Hector a joder todo.

Tres horas despúes ya saliendo de recuperación, Agustín llegaba a la habitación.
Castro se acercó a Agustín acariciándole el cabello, le dio un beso en la boca. –El médico dijo que tooodo salió bien. Estás limpiecito pero aún así hay que hacer quimio para evitar cualquier cosa, pero la operación un éxito, te dejo con tu papá y Oto.
Jaime saludó a Agustín y salió con Castro de la habitación.
–Que bueno que todo salió bien.
–Si, igual la quimio va. Pero todo saldrá bien, lo sé.
–Ya me dijo Oto lo de mañana, aqui estaremos.
–Gracias.
–Castro...yo...Oto y yo...hemos hablado...yo sigo con mi tratamiento de...con el tratamiento. Queremos meter un tercero en la relación y estábamos pensando que tú...
–¿Yo? No, no, no, no, yo tengo demasiados peos con Agustin con ese tema y no voy a joderlo y menos con su mejor amigo.
–No, no, ya va...no me dejaste explicar. A ver, si tu conoces a alguien que quiera estar en un trio.
–Pero ustedes apenas tienen ¿Un mes? de casados. ¿Por que quieren hacer eso?
–Yo no lo estoy complaciendo en la cama...que dificil esto...y no quiero perderlo, el tratamiento va lento...yo amo a Oto y quiero verlo feliz.
–Feliz que se lo coja un tercero y no tú?
–Yo estaré ahí, participaré y compartiré.
–Hablen eso muy bien...no de un paso sin estar seguros.
–Vale...pero busca a alguien, tu debes conocer. Yo no tendría problema que fueras tú. Por ahí dicen que tienes un buen armamento.
–No Jaime, conmigo no cuenten para eso, ni de vaina. Pero es que ni se me va a parar el guevo y mira que a mi se me para apenas me pega una brisa.
–Con Oto no quieres nada, ¿Y conmigo, lo harías? 
–¡Jaime!



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