lunes, 2 de agosto de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 199

 


Ignacio estaba en su negocio, chequeaba las obras en el local de al lado, tenía una semana sin saber de Eloy. Se puso a pensar que gracias a él había conseguido el préstamo en tiempo record. Tomó una foto al local y a la estantería nueva. 

–Hola, esto te lo debo a ti, gracias. Cuando lo termine, te invito a la inauguración para brindar.- Antes de enviárselo se puso a pensar en todo lo que había pasado con Eloy. <Send>
–No me des la gracias ahora, te debes sentir culpable por lo que me hiciste. No me escribas más.-
–Este si es arrecho, el loco es él y yo soy el culpable. Anda a cagar pedazo 'e loco.

–Ignacio te buscan afuera.
–No me digas que es el policía.
–No, no, se llama Jorge.
–¿Jorge? ¿A esta hora? Verga, ¿Jorge? Dile que ya voy. -Le dio unas instrucciones a los obreros y se fue al otro local.

–Epa bicho.
–Hola...
–¿Y ese milagro? La última vez me mandaste pal...
–Ya le conté a mis papás que soy gay.
–¿Y faltaste al trabajo para venir a decirme eso?
Jorge lo abrazó. –Coño vale, no tenía a quién recurrir, hoy libro en el trabajo. -Se separó. –Mi mamá se puso a llorar y mi papá no dijo nada, pero no me habla, es una situación muy tensa.
–Ven para que veas la ampliación del local. -Entraron y se fueron al espacio del baño.
–¿Me puedo quedar en tu casa? Hoy, no quiero estar en mi casa. -Ignacio lo besó poniendo sus manos en las mejillas de Jorge.
–Ya no vivo en casa de Agustín, ahora estoy en otro sitio, tengo que pedir permiso pero no habrá problema si es solo hoy.
–¿Estás soltero?
–¿A que viene esa pregunta?
–Saber...
–Quieres tirar.
–Que básico eres Nacho.
–Si vamos a empezar así mejor ni te quedes conmigo.
–Coño deja la vaina. Tengo que hacer unas diligencias ¿Paso en la tarde y me voy contigo? Compramos unas botellas para beber, quiero rascarme.
–Marico...hoy es jueves.
–Gran vaina, no has ido enratonado al trabajo nunca.

–Que de pinga que ya tienes el carro y que el negocio va bien.
–Si, no me quejo chamo, las cosas van marchando bien. -Ignacio iba manejando hacia el apartamento.
–¿No hay peo con el dueño?
–Le mandé un mensaje que tú te quedabas hoy pero no me ha contestado, se lo deben estar cogiendo.
–¿Tiene novio?
–El ex de mi ex. Diego se la pasa en su casa, beben y tiran es lo único que hacen, cuando aparece por aqui está rascao y cogido.
–O sea se aparece esta noche y tiramos con él.
–Puede ser.

Jorge había comprado tres botellas de ron, Ignacio tenía una en el apartamento. –Los primeros los sirvo yo, los otros tú. -Dijo Ignacio mientras Jorge llamaba a su madre para decirle que no iba a dormir en casa.
–Salud, por los viejos tiempos. -Bebieron un sorbo y Jorge le dio un beso a Ignacio.
–¿Que nos pasó marico?
–No funcionó. Pero podemos empezar de cero.
–Estoy hasta los cojones de relaciones. Me los cojo y enloquecen. No joda ni que tuviese el machete de Castro.
–¿Quién es ese?
–El marido de Agustín el mejor amigo de Oto.
–A mi me has cogido y no he enloquecido.
–Eres el único.
–Eso te da una idea. -Jorge fue a servir los tragos.
–¿Tú quieres volver conmigo? -Le preguntó Ignacio mientras recibía el trago de manos de Jorge.
–No sé, ¿Tú quieres?
–¿Me acompañas a la boda de Oto?
–Marico pero a ti te encanta revolcarte en el sufrimiento ¿Que necesidad tienes de ir a esa boda?
–Para ir en plan de novios tú y yo.
–¿Darle celos?
–Que me vea feliz.
–¿Tú crees que Oto ese día va a estar pendiente con quien vas a la boda? Estará en su peo, disfrutando de su esposo. No cuentes conmigo si vas en ese plan.
–Anda no seas pendejo, yo voy a ir igual, pero no quiero ir solo. -Se le acercó para darle otro beso y quitarle la camisa. –Quítate eso que hace calor. -Jorge respondió al beso e hizo lo mismo, le quitó la franela a Ignacio.

Tercer trago. Estaban ambos en interior riéndose de las cosas que le habían pasado.
Quinto trago. Jorge le hacía sexo oral a Ignacio que ya estaban desnudos sobre el sofá. Se introducía todo el pene en la boca, bebía un trago y con el liquido aún en la boca se metia el pene. –Que rico marico, sigue.
–Tú me coges pero después te cojo yo, mámame el guevo ahora tú.
Ignacio se agachó y se introdujo el pene. Se arrodilló sobre el sofá y Jorge le metía los dedos en el culo.

Comienzo de la segunda botella. Ignacio acostado boca arriba, veía a Jorge sobre él brincando, se detenía y ahora era Ignacio quien movía sus caderas mientras Jorge gemía.

Segundo trago de la segunda botella. Ignacio estaba arrodillado en la cama, Jorge detrás de él con las rodillas flexionadas lo penetraba.
–Ay chaaamo, coño, suavecito...uuuf que rico.
–Tienes ese culo cerrado marico.–Tengo tiempo que no me cogen, ábrelo.

Comienzo de la tercera botella. Ignacio y Jorge se mamaban los penes mutuamente. Primero de lado y luego uno sobre otro para chuparse los tetículos y disfrutar de un beso negro. Jorge le introducía los dedos en la culo mientras le mamaba el pene.

Ultimo trago de la tercera botella. Ignacio se masturbaba frente al rostro de Jorge que esperaba con la boca abierta que cayera el semen. –Uf, uf, ahi viene, coño, ahi viene...AAAAAAH, AAAAAH. -Tres chorros que cayeron en su rostro y boca, las últimas gotas les recibía del glande, mientras se masturbaba. Cuando Jorge estaba a punto, se tumbó en la cama y acabo en su abdómen. Ignacio comenzó a pasar su lengua por la barriga, el semen se mezclaba con los vellos e iba limpiando por donde pasaba. Terminó e Ignacio se tumbó al lado de Jorge que estaba agotado.

–No te cases con ese viejo, no se le para y sabes que yo te doy rico por ese culo.
–Tienes razón Nacho...voy a dejarlo y me quedo contigo.
–No te vas a arrepentir Oto, seremos felices.
Ignacio se levanta sobresaltado y por un instante no sabe donde está, ve a Jorge y se levanta para ir al baño y luego a la cocina. Era la tercera vez esa noche que soñaba con Oto. Se sirvió un trago de ron puro y se lo bebió, luego otro y después otro. Comenzó a llorar.

Jaime abrazaba a Oto mientras dormían, el chico se voltea, besa a Jaime y le toca el pene frotándolo con la tela del boxer.
–Ahora no mi amor, estoy cansadito, más tarde.
–Más tarde me vas a decir lo mismo. -Oto se levantó, fue al baño a orinar y luego a la cocina a tomar agua.
Se apoyó del mesón mientras tomaba agua. Pensó en Ignacio y en Hector. Nunca habían fallado en la cama como le ocurre a Jaime. Sacudió la cabeza intentando borrar ese absurdo pensamiento. Comenzó a sonar el timbre insistentemente.
–¿Quién es a esta hora? -Miró por el ojo mágico. –¿Nacho? ¿Qué hace aqui?. -Abrió.
–¿Qué haces aquí Nacho, pasó algo? Son las dos de la mañana.
–Pasa que estoy borracho pal coño marico, mira, traje una botella, ¿Quieres beber conmigo?
–¿Por qué estas en ese estado?
–Porque te amo marico, a pesar de todo te sigo amando y te vas a casar con otro que no soy yo. Coño déjame pasar, ¿Me vas a dejar aqui afuera?.
–Nacho estoy con Jaime, está durmiendo.
–Shhhhh, yo no hago ruido, calladito, mudito, abre.

–Siéntate aqui y no grites.
–Tráeme un vaso, dos, para que bebas conmigo.
–No, Nacho, quédate ahí, acuéstate. ¿Viniste en taxi?
–Manejando, ya tengo carro.
–Pero tú estás demente.
–Bebe marico..BEEEBE.
–¡Coño cállate! -Ignacio dejó la botella en la mesita y se levantó.
–Marico te quiero coger, te quiero coger porque debes tener semanas que el viejo no te coge, tienes cara de que no te han cogido. -Se le lanzó encima y le bajó el bóxer.
–DÉJATE COGER MARICOOO, COÑO, SI LO ESTAS DESEANDO, QUIERES LLEVAR GUEVO, UN GUEVO QUE SE PARE.
Comenzaron a forcejear y se tumbaron en el sofa, la botella cayó al suelo rompiéndose.

–¿QUE CARAJO PASA AQUI?
–Coño el marido, llegó tu viejo, este no es Hector, no, tú eres Jaime, claro, Jaime.
–Oto ¿que hace este tipo aqui?
–Amor, Nacho llegó aqui borracho.
–¿Para qué le abres?
–Coño me pareció raro que estuviera aqui a esta hora, me preocupé.
–Pero estabas encima de él, desnudo.
–Ah porque me lo iba a coger, ya que tú no lo haces, no se te para o acabas rápido, una de esas vainas o las dos...bueno el caso es que mi ex está falta de guevo y aqui estoy yo.
Jaime se le lanzó encima dandole golpes uno detrás de otro hasta que Oto lo separó, Ignacio estaba desmayado.

Jaime en su rostro, se le veía la ira y el odio.
–Cálmate Jaime, cálmate.
–¿Que me calme? Te iba a coger en mi casa el idiota este...y encima le cuentas mis peos en la cama ¿Pero tú, tú en que estabas pensando? Y se lo cuentas a este que te tiene arrechera y encima sigue enamorado de ti.
–Disculpa Jaime, yo...si, le conté pero no se lo conté hoy, tomamos un café y le comenté.
–Ah es que te ves con tu ex a escondidas.
–A escondidas no Jaime, fue casual y nos pusimos a charlar.
–De mi peo.
–¡Si Jaime, de tu peo, porque me preocupa que tengas un problema y no lo asumas, no hagas nada, te molestes porque te digo algo, me evades en vez de asumir que tienes un problema.!
–¿Y tu aporte es acostándote  con este?
–NO ME IBA A ACOSTAR CON EL JAIME POR FAVOR, SE APARECIÓ, ESTÁ BORRACHO.
–Quieres sexo.
–Si Jaime quiero sexo, quiero tirar, que me cojan. Pero tirar contigo, que me revuelques como antes, pero tú, quiero hacerlo contigo, no me interesa otro hombre, CARAJO, NOS CASAMOS EN UNAS HORAS ¿QUE COÑO PIENSAS ¿QUE SOY UN BRUTO?
–Me voy a dormir, resuelve este peo, no quiero ver a ese tipo en mi casa.

Oto se pasó las manos por la cara, su cuerpo le temblaba, vio a Ignacio y comenzó a llorar.




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