lunes, 9 de agosto de 2021

HUEVOS REVUELTOS. 201

 


–¿Cómo te sientes?

–Adolorida pero bien, soportable.
–Las curas las he hecho como usted me dijo doctor.
–Bien, ahora vamos a revisar todo. ¿El drenaje bien, la sonda?
–Si, es molestísimo.

–Yo los espero aquí, para que estén tranquilos, luego me explica lo que hay que hacer.
Mauricio entró con la enfermera y Raúl.
–Quítate la ropa, con cuidado no hay prisa. Ayúdalo. -La enfermera lo ayudó a quitarse la ropa.
–Yo sé que esto no se debe hacer, pero quiero quedarme a solas con el doctor. -La enfermera miró a Mauricio y él asintió con la cabeza.
–Sabes porqué lo hago. -Raúl le guiñó el ojo a la enfermera. Salió y el chico besó a Mauricio. –Tenía ganas de hacerlo. ¿Cuándo me haces el amor?
–Raúl, hay que esperar, es un proceso lento. A partir de hoy tienes que colocarte esto. Es un dilatador, para que la vagina no se cierre, introdúcelo con cuidado, coloca gel, dile a tu pareja que lo haga mientras estas relajado acostado.
–Mételo tú ahora, será una forma de hacerme el amor.
–Tú eres una vaina, lo voy a hacer, te voy a poner un espejo para que veas. Lo harás tres veces por semana por 5 o 10 minutos dependiendo del dolor o molestia, lo dejas adentro, luego lo sacas. Depués te colocarás uno más ancho en 15 dias.
Llamó a la enfermera y a Miguel para que vieran. Poco a poco fue introduciendo el dilatador.
–Ay, ay, Mauri, ya va, duele, despacito.
–Aguanta un poco, sé que es doloroso pero hay que dilatar la zona. -Lentamente fue introduciéndolo hasta meterlo todo. Miguel estaba impresionado, Raúl con la cara arrugada.
–Trata de apretarlo, si te duele sueltas. -Raúl lo hizo y le dolió. Soltó y Mauricio empujó con sus dedos el aparato. ¿Puedes aguantar 10 minutos?
–Si...doctor, quiero hormonarme, quiero tener una aspecto más masculino.
–Voy a recetarte eso. Tengo que monitorearte eso a ver como se comporta tu vagina y la tetosterona.
–¿Cuando podré comenzar el gimnasio?
–Joder, deja que ese coño coja forma tio.
–Raúl, por lo menos seis semanas sin hacer esfuerzo, no puedes levantar peso, nada, ni una bolsa de mercado ¿Ok? Ya saben el dilatador tres veces por semana, no dejen de hacerlo. La vagina esta muy muy bien. Una semana más y verán lo hermosa que es. Te quitaré los puntos, el drenaje y la sonda, en la próxima consulta. Sigan con las curas, lavando bien. Ya sabes, algo extraño que vean, cambio repentino de color, mal olor, avísenme. Y cuando te introduzcas el dilatador trata de apretar, duele pero hay que hacerlo. Miguel, si él no quiere hacerlo solo, introdúcelo tú, despacio, como lo hice yo.

Raúl se vistió, ayudado por la enfermera. –¿Me pueden dejar sola con el doctor? -Miguel, un poco molesto se retiró y detrás de él se fue la enfermera.
–Aaaay Raúl, estás irrespetando las normas de esta clínica. ¿Qué pasa ahora?
–Pasan dos cosas mi doctor preferido. No me diste el recipe y la autorización para la aplicación de hormonas.
–Ya te lo hago, pero te pones necio...¿Qué es lo otro? -Raúl dio tres palmadas en la camilla.
–Tú te volviste loco Raúl. Es impensable tener sexo ni anal y muchisimo menos vaginal.
–Quiero que te montes en la camilla arrodillado y saques tu verga para mamartela, necio.
–No voy a hacer eso.
–Prefieres que me agache y pierda la cirugía, porque igual te lo voy a mamar.
Mauricio se montó en la camilla, se arrodilló, desabotonó la bata y bajó la cremallera del pantalón sacando su pene.
–Deja que lo saque yo. -Raúl metió la mano y le costó sacarlo pues ya estaba erecto. –Huele divino, a limpio, me gusta. -Comenzó a pasarle la lengua por el prepucio, lo apretaba con los labios.
–Es primera vez que me involucro con un paciente.
–Yo no soy tu paciente, soy tu hembra. -Se metió el pene en la boca y comenzó a mamarlo moviéndo su cabeza con rapidez. Mauricio echó hacia atrás la cabeza, lo tomó con la mano sacándolo de la boca y jugar con el glande.
–Voy a acabar. -Raúl metió en su boca el glande succionándolo, Mauricio la puso las manos en ambas mejillas y comenzó a eyacular dentro de la boca. Raúl se tragó el semen. Se limpió la boca con la mano.
–Hazme el recipe y la autorización, me tengo que ir.
Mauricio, aún arrodillado, tomó su pene y llevando el prepucio hacia el glande apretando, sacó las últimas gotas de semen dejándolas caer al suelo.

Se bajó de la camilla aún con el pene afuera, se sentó en la silla, hizo el recipe y, luego en la computadora, realizó la autorización.
–Toma, te quiero ver en una semana.
–¿En serio Me quieres ver? -Raúl lo besó en la boca.
–Para quitarte los puntos Raúl. Esta mierda que acaba de pasar no va a volver a suceder.
–¿Mamarte el guevo? Ay chico, que dramatico.

Aprovechando que no habían pacientes esperando y la enfermera y secretaria habían bajado, estaba con la oreja pegada en la puerta.

–Te voy a dar una primicia Doc. Vas a ser el primero que va a disfrutar de esta vagina virgen.
–Eso no va a suceder.
–Conociéndote no te has cogido a la primera vagina que has hecho y yo te estoy poniendo en bandeja de plata una obra de arte hecha por ti. No creo que te la vas a perder. Deja que la veas dentro de seis semanas.
–Por favor, retírate que ya van a venir otros pacientes.

Afuera llegaban dos pacientes y Miguel se retiró de la puerta disimuladamente y se sentó.
–Listo novio, vámonos. -Fueron al estacionamiento, Miguel fue a abrirle la puerta a Raúl.  –¿Y esa cara?.
Miguel levantó la mirada y vio a los ojos al chico. Le dio una fuerte cachetada que Raúl tuvo que sostenerse de la puerta.
Raúl se puso la mano en la mejilla.
–Tienes la mano pesadita ¿a que se debe la cachetada? Un juego, el violador y la víctima papi?
–Asi que quieres que el gilipollas de Mauricio sea el primero que te folle.
–¿Ah es eso? O sea que te pusiste a escuchar detrás de la puerta. Mauricio es el creador de esta vagina lo menos que puedo hacer por él es que la pruebe. -Otra cachetada volvió a tambalear a Raúl.
–¡Bueno chico! ¿Que te pasa, cual es tu peo?
–Soy tu pareja, me podias haber consultado.
–Me van a follar los dos, no sé porqué te pones así. Se la voy a dar a él primero porque es el artista de mi vagina, luego vendrás tu a rematarme.
–Eres una zorra.
–Ay mi amor, pensaba que ya lo sabías...¿Por qué mejor no me das cachetadas mientras te mamo la polla y te dejas de mariqueras? 
Miguel se fue al otro del lado para montarse en el carro. Detrás de él estaba Raúl. Le dio una fuerte cachetada a Miguel.
–¡No se te ocurra volverme a pegar a menos que estemos tirando en una cama.!

–Marque la clave para darle acceso por favor. - Marcó la clave en el panel y la puerta se abrió.
–Pase...entre y espere en la sala que está a su derecha.
Visiblemente nervioso, se restregaba las manos y caminaba de un lado al otro.

–Hasta que por fin viniste. Bienvenido Douglas, acompáñame.





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