viernes, 27 de agosto de 2021

Huevos revueltos. 219


 Llegó el día de la entrega al Gobierno Municipal la iglesia restaurada. Le delvovieron casi la originalidad de hace dos siglos luego de casi un año de trabajo.

Fueron invitados los habitantes de la parroquia pero también fueron Hector, Agustín, Castro por ser uno de los responsables, José David y Jacinto, David llegó con Renato lo que sorprendió a Agustín, a José David y a Jacinto que a pesar de estar bien con el padre, le recorrió un escalofrío por el cuerpo.
Douglas, el otro responsable de la obra llegó con Aurora, su esposa, que, a regañadientes, lo acompañó. Esperaban a las autoridades de la Alcaldía y de la Conferencia Episcopal.
Los últimos en llegar fueron Ignacio y Jorge que Renato lo invitó por haber trabajado con el padre Ramón un breve tiempo.

–No entiendo como este pana sigue con sus intenciones de ser cura. Ese tira más que tú y yo juntos.
–¿Te lo tiraste?
–¿A que viene la pregunta?
–Curiosidad...nada más.
–Te quedarás con la intriga.
–Lo más seguro es que si...no hay que pensar mucho.
–¿Entonces para que preguntas? Coño que bella quedó por fuera, impresionante.
–Contigo siempre seré un alce.
–Si vas a empezar con la mariquera me avisas. -Jorge respiró hondo.
–¿Lo de trabajar contigo sigue en pie?.
–Si dejas la estupidez, si.
–Estupidez no Nacho, no voy a estar contigo mientras tu tiras con todos los carajos de la ciudad. No me la calo.
–Estás a tiempo de huir por la derecha marico. Igual mi negocio te espera para que trabajes conmigo.
–¿Tú sientes algo por mi?
–Jorge ¿Qué coño te pasa hoy? Marico, todavia no supero lo de Eloy y lo de Juan Pablo me dejó loco, yo espero que tú no te estés yendo por el mismo camino de la locura.
–Me gustas Nacho y quiero saber si estás en la misma sintonía.
–Me gustaría que te encargaras de la tienda, yo también voy a estar ahi pero que yo pueda hacer otras vainas y tú pendiente. Te voy a poner un buen sueldo.
–¿No me vas a responder?
–Otra cosa Jorge, hay que movernos para mudarnos de casa de Diego. El guevón ese volvió con la mujer.
–Ok...yo me encargo de eso. Eso me da una idea de tu respuesta.
–Voy a saludar a Agustín, ya vengo.

–Quedó hermosísima amor, por lo menos por fuera.
–Deja que la veas por dentro, es impresionante la cantidad de pintura que tenía y llegamos a lo original. Flaco, flaco. ¿Que te pasa?
–Nada...bueno...es que estoy nervioso con lo de la operación de mañana. -Castro le dio un beso en la boca colocándole su mano en la mejilla.
–Yo voy a estar contigo mañana, cerca, rezando para todo salga bien, y ahora que entremos rezamos juntos. Si estamos juntos nada malo va a pasar. -Lo abrazó, Agustín cerró los ojos.
–Mientras estoy de reposo, no se te ocurra irte a tirar.
–Coño flaco,¿Tú sabes los días que voy a pasar sin poder hacerte el amor?
–Los mismos que voy a pasar yo.
–No es lo mismo flaco, tú no vas a poder pero yo estaré en plenas facultades.
–Tú si eres descarado. Hazte la paja cuatro veces al día.
–Sabes que eso no funciona en mi mucho.
–Es lo que hay.
–Anda, me buscas un carajito que me desahogue con él y listo.
–Coño Castro ¿No puedes aguantarte?
–Te cojo como cuatro veces al día mi flaco. ¿tu crees que pueda aguantar?
–Como se que igual lo vas a hacer, te voy a agradecer que uses condón y te quites la argolla esa.
–Flaco, tampoco creas que voy a salir a tirar apenas te operen, pero se que me van a entrar ganas en cualquier momento. Cuando te pueda coger te voy a echar un revolcón horroroso.
–Yo solo quiero que no tires con nadie. -Se volvieron a abrazar y se acercó Ignacio.
–Hola parejita.
–Lo que faltaba, este. 
–Ni se te ocurra tirártelo.
–¿Por qué, porque lo tiraste tú?. Con este no se me para el guevo ni con viagra.
–Hola, estoy aqui, los escucho, solo vine a saludarte. -Ignacio lo abrazó. –Me encantaría repetir pero tu marido me asesina. -Le susurró al oído. Castro haló a Ignacio para separarlo de Agustín, lo cogió de la camisa y lo empujó hacia la pared de una casa.
–Ni se te ocurra acercarte a Agustín.
–¿Me vas a golpear? ¿Me vas a matar?
–Ya te respondiste, ya estás advertido. -Lo soltó, Ignacio se sacudió la camisa.
–Te escribo luego Agustín. -Se alejó.
–Ese lo tengo atravesado y lo voy a joder.
–Deja la violencia Castro.
–A ti nadie te va a coger y menos ese bolsa.
–Castro, tú eres un descarado, quieres tirar con alguien mientras yo estoy de reposo pero yo no puedo tirar con otro carajo.
–Es distinto, lo mio es por una necesidad, te cojo a cada rato y necesito drenar. ¿Tú quieres tirar de nuevo con ese pendejo? Hazlo y te olvidas de mi.
–¿Será que está noche lo hablamos? Está situación se nos está yendo de las manos. Yo también puedo dejarte como me entere que te cogiste a alguien.
Castro se estremeció y le recorrió un calor por el cuerpo solo pensar que Agustín pueda dejarlo. Se fue a saludar a unos conocidos.

–¿Coño José cómo se te ocurre venir tomado a esto? 
–Apenas me tomé dos whiskies y un par de cervezas.
–¿Y tus terapias, tus reuniones en alcoholicos anónimos?
–Negro, déjame en paz hoy, ¿si?, Mañana me formas el peo. Voy a saludar a Hector.

Hector estaba en silla de ruedas, no porque no pudiera caminar, sino por comodidad, al ver a José David se levantó cogiendo el bastón. Se abrazaron.
–Amigo, tienes que recuperarte, te quiero ver sano.–Lo estaré José, estoy en terapia y pronto estaré bien, quiero estar contigo, que te quedes en casa. Diego me abandonó.
–Un guevón, tu amigo y pana del sexo y la rumba soy yo.
–No puedo beber y me estoy volviendo loco.
–¿Te traigo una cerveza?
–Nooo, coño, estoy con mi hijo, me mata.
–Voy a saludar a Castro que esta ahí con unos tipos.
–No me dejes solo José, quédate conmigo esta noche.
–Estoy saliendo con alguien Hector, con él. -Le mostró a Jacinto a lo lejos. –El negro.
–¿Estás saliendo con un negro?
–Si, ¿Cuál es el peo?
–No,...ninguno...debes tener el culo reventado.
–No te creas, un pipe normal, una morcilla pero normalita, pero me echa unas cogidas divinas. Ya vengo.
–Piensa lo que te dije.

–Permiso, epa Castro, ¿Cómo estás?
–Hablamos ahora sobre las oficinas ¿ok? -Castro se apartó y se fue con José David.
–¿Cómo estás vale? -le dio un apretón de manos y lo abrazó.
–Bien, ahora mejor porque te vi y quiero decirte algo.
–Tengo que llevar los carros al taller.
–Eso lo hablas con mi hijo, yo no me encargo del taller. Pana, yo quiero tirar contigo pum pum, de una te lo digo, quiero que me cojas, no joda, cuadremos ese tire, me sabe que tengas novio, ve a ver como haces pero yo quiero probar esa vaina gigante que tienes entre las piernas con todo y aro.
–¿Te encuentras bien José?
–¿Yo? Perfecto, con unos tragos encima pero bien, consciente de lo que te estoy diciendo, quiero una cogida tuya.
–José David, yo tengo pareja y está aquí conmigo. Yo no voy a joder lo que tengo por un calentón tuyo.
–Marico, es una cogida y ya, no me voy a casar contigo. Me metes el tronco ese por el culo, echo unos gritos AH AH AH, una acabada y listo. No me tienes que coger más, quiero probarte, eso es todo, casi te coges a mi hijo, coño, cógete al padre que está más experimentado.
–Yo te aviso ¿Ok?
–Uy...eso de yo te aviso es un no mamaguevo, anota mi número, ¿Cómo me vas a avisar?.
–Dame tu número. -Castro lo anotó y se fue a conversar con el cura y con Douglas.

–Epa Agustín, ¿Cómo está la vaina?
–José David, ¿que tal? 
–Bien chamín, todo bien, mi mujer presa, yo viviendo y tirando con el ex de mi hijo, ahora yo soy marico y alcohólico y ya no soy dueño de mi taller... ¿Que te parece?.
–Bueno José...Hay que ir enderezando el camino, poco a poco se acomodan las cosas. ¿Se está tirando al novio de su hijo? Berta es un niña de guarderia.
–Otra cosa, cuadré con tu marido y me va a coger. Tengo meses pensando y soñando con el palomón de Castro y ya cuadré. Me va a coger, pa que sepas y no te caiga de sorpresa.
–¿José te encuentras bien?
–Cuando me coja Castro no, ahora si, estoy bien, muy bien.




No hay comentarios:

Publicar un comentario