jueves, 4 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 25


 David se fue muy temprano ese domingo a la iglesia para ayudar al padre Ramón con los asuntos eclesiásticos. Desayunaron juntos. Ramón quería tener sexo con el chico pero el chico seguía fingiendo lo de la diarrea. Se besaban mientras Ramón le metía mano, se ducharon juntos, David le mamaba el pene pero no dejaba que acabara.


Renato volvió a llamar a Agustín, no quiso llamar a sus padres para no preocuparlos pero en el WhatsApp estaba activo. Eran las seis de la mañana. Algo en él había cambiado luego de visitar a Bianca, ver la carta y contar lo que le pasó con Octavio, quizás en un sueño o en una revelación, lo cierto es que Renato se sentía en paz. Quería ir a la iglesia y hacerle una misa a Octavio, necesitaba hacer algo en esta vida, algo por la humanidad. Aquella epifanía le puso frente a sus ojos que tenía una misión en esta vida.

Agustín apenas se movió en la cama pero Castro no quería seguir durmiendo. Cómo sabía en qué condiciones estaba Agustín, buscó una crema analgésica y se la puso en el culo al muchacho, se puso un condón y todo volvió a comenzar.
Cuarenta minutos después Agustín volvía a quedar agotado, se duchó y Castro lo llevó a su casa.
Abrió la puerta del apartamento y estaba Renato sentado en la sala.
-Tín, no se de ti desde hace casi 24 horas y no haz sido capaz de enviar un mensaje o responderme siquiera uno. Quiero que te sientes aquí a mi lado para hablar de lo que viene.
-Renato desde que me fui hasta hace una hora no he parado de tirar con Castro, no siento las piernas, no siento las nalgas y el culo me duele hasta la cervical. Yo me quiero acostar luego de tomarme un relajante muscular.
-Entonces voy a ser concreto en mi comentario. Voy a salir ahora que tengo que hacer varias cosas, cuando regrese quiero que tanto como tú cómo tus cosas hayan salido de este espacio, no es por lo que me has dicho ahora, se trata de mi, el culpable soy yo, yo, Renato te hago daño a ti, te he mentido, te he engañado y de eso no se trata una relación, te mereces alguien bueno en tu vida, yo te amo, tú me amas pero nuestras vidas no pueden estar juntas en esta vida. He tenido mucho sexo fuera de la relación mucho más de lo que te he contado a lo largo de dos años. No mereces eso, pero sobretodo yo, no merezco esta vida de excesos.
-Mierda Renato yo no sé si es el agotamiento que tengo pero no entiendo nada de lo que dices, cuando me levante me cuentas.
-No, Tín, cuando te levantes te vas de mi casa.  Voy a salir ahora.
Agustín se fue a la cama y apenas tocó la almohada se durmió.

-Aquí te vas a poner listo para cuando me acerque, yo me dejo todos estos botones abiertos y te metes dentro de la sotana, estaré desnudo, así podrás de una vez mamarmelo y sacarme la leche mientras doy la homilía.
-Verga Ramón eres un enfermo, cómo nos descubran verás la que se va armar.
-Un enfermo que te gusta y quieres hacerlo. Quiero que me lo mames hasta hacerme acabar, y mientras tragas la leche yo termino y te vuelves a meter debajo del mesón.

Dos horas antes de la misa ya David estaba debajo del mesón, ahí tenía agua y comida mientras esperaba. Comenzó a escuchar entrar a la gente, sabía que estarían sus padres y quizás Jorge. Supo que llegaba Ramón por el gran murmullo que se sintió en la iglesia.
Ramón saludó a los fieles y le dio una señal al chico con una patada a la pata. Ramón se pegó lo más que pudo en el mesón para tener pegado el mantel de la sotana y así David poder entrar sin ser visto tan facilmente, cosa que hizo.
El simple hecho de entrar debajo de su sotana, Ramón tuvo una inmediata erección. Comenzó hablar y David ya tenía el pene en su boca, se arrodilló poniéndose una toalla en las rodillas para estar cómodo. David mamaba y salivaba, le halaba los testículos, habían momentos que Ramón perdía el hilo pero conectaba de inmediato.

Renato llegaba a la iglesia, más temprano le había dicho al cura lo de Octavio y le comentó que quería confesarse.

David estaba excitado mamando, succionaba el pene y jugaba con el prepucio, lo masturbaba, el calor bajo la sotana era insoportable pero a David poco le importaba.
-...y Jesús se dirigió a sus fieles... a sus fieles y les dijo...aahh aah Jesús...-Ramón soltó un grito mientras eyaculaba en la boca de David de una manera descontrolada, Ramón se sostuvo del mesón y el mantel y en un instante todo se fue a negro y su cuerpo golpeó el mesón y David como pudo se salió debajo de la sotana, Ramón caía al piso empujando el mesón y a su vez golpeando a David que se tropezó y echó al suelo el mesón causando un estruendo que provocó el grito de los que estaban más cerca. David salió luego del tropiezo, se levantó, su madre también se levantó. David salió corriendo hacia la parte de atrás de la iglesia. Los otros curas y monaguillos auxiliaban a Ramón que vieron que no tenía ropa debajo de la sotana y le vieron semen en sus genitales.

Renato corrió al altar para ayudar.

Héctor de pie en la esquina de la cama, penetraba a Oto que estaba en el borde con las piernas hacia arriba. Héctor lo sostenía por los tobillos mientras con las piernas medio flexionadas se movía viendo cómo su pene entraba dentro de Oto.
-Ay, ay, ay, ay, me vengoooo aaaaah, aaaaah ,aaaah. -Soltó las piernas de Oto y se apartó.
-¡Muchacho! Me tienes seco. Es la primera vez que hacemos el amor tantas veces ¿Cuántas llevamos 5, 6?
-6, mierda que rico, ya me duele el culo.
-Me voy a duchar y desayunamos.
-Ok, voy a revisar mi correo.
Oto se fue a la sala desnudo y se tumbó en el sofá montando las piernas en la mesa del medio. 
Se puso a ver unos vídeos musicales y de comedias. De repente se escucha una llave que abre la puerta, Oto estaba concentrado y el volumen de la tablet no lo dejaba escuchar.
-¿Oto? ¡Oto!
El muchacho se asustó y apagó la tablet tapándose con ella y se puso de pie.
-Jimena...que...¿que haces aquí?
-Un inconveniente, tuvimos que regresar hoy ¿Que haces desnudo? ¿Estás con alguien?
-Yo...estaba...no...me iba a duchar...y me puse a revisar...pero...
-Mi amor, gordo ¿Será que almorzamos en la calle?, no quiero cocinar. -Hector salía de la habitación secándose el pelo, cuando levantó la mirada. -¡Jimena!
Jimena vio a Oto y luego a Héctor que ya se había tapado. -¿Qué es esto?
-Jimena espera ven acá. -Jimena solo pudo salir corriendo a la cocina y vomitar en el fregadero.
Héctor vio a Oto que estaba rojo de la vergüenza y con ganas de llorar. Héctor se puso la toalla en la  cadera y se fue a la cocina. Oto fue a vestirse.
-Jimena deja que te explique.
-NO ME TOQUES, NO TE ATREVAS A TOCARME, AHORA ENTIENDO MUCHAS COSAS, ENTIENDO TODO.
-Jimena, no pienses lo que no es.
-No me creas estúpida Héctor, tenemos 30 años juntos y acabas de cagarte en ellos.

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