miércoles, 17 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 38

 


Eran las seis de la mañana y Sala'o ya tenía una hora despierto, fue a levantar a Lorenzo y a José.

-¡Vamos, vamos a levantarse que hoy se vienen conmigo! -Sala'o le trajo a cada uno una taza de café negro y una arepa. Los chicos se estiraron en la cama.
-Coman, se visten y salen, vamos al mar.
El hombre salió del pequeño cuarto y preparaba algunas cosas que llevaría al peñero.
-Buenos días mi amor.
-Es el mejor buenos días de mi vida.
-¿Este? -Le preguntó Lorenzo.
-Claro, ¿no te das cuenta que es la primera vez que amanecemos juntos en una cama? -Lorenzo le dio un beso a José, le bajó el interior y comenzó a mamarle el pene, José cerró los ojos mientras disfrutaba lo que le hacía su novio. El chico acabó en la boca de Lorenzo que se rió al tragarse el semen.
-Me encanta cuando me acabas, además que tiemblas y lo disfrutas.
-¿Hicimos bien dejando todo atrás?
-¿Y ahora dices eso tú que me dijiste que íbamos a nuestra nueva vida? Me acabas de decir que ha sido el mejor buenos días de tu vida. Amor cada uno dejó algo atrás, tu a una madre abusada, un padrastro golpeador, igual que yo...y ya no están...y mis hermanos...-No pudo contener las lágrimas y lloró.
-Bueno, bueno pues, ya es tarde, vístanse y coman. -Sala'o los volvió a buscar.
Los chicos se pusieron unos shorts sin franela, se pusieron bloqueador y mientras caminaban a la playa se comían la arepa y tomaban café.

Los tres montados en el peñero unos metros más allá de la playa, Sala'o les enseñaba como lanzar la red de pesca, cada uno lalanzaba, le costaba más a José que se cayó al agua un par de veces entre las risas de Lorenzo y Sala'o. 
Luego José optó por el carrete de nylon con el anzuelo y poniendo la carnada. Lorenzo lanzaba con Sala'o una y otra vez la red y así estuvieron tres horas moviéndose de vez en cuando.
Sala'o los llevó a una playa solitaria.
-Yo voy a pescar porque hay que comer y ustedes se quedan en la orilla.
-¿Y si Rubén no nos ve?
-Él se despierta como a las dos de la tarde siempre, no se preocupen por él, yo le invento cualquier cosa, pero querrá estar con ustedes.
-¡No, José no va a estar con el viejo!
-Eso no lo vas a poder evitar chamo.
-Si, yo me encargo de que a José no lo toque.
-Tu verás que haces, no se muevan de aquí.
Los chicos se quitaron la ropa y comenzaron a correr por la orilla. Reían, se atrapaban, rodaban por la arena, volvían a perseguirse. De vez en cuando Sala'o los veía y sonreía añorando sus días de adolescente.

Entraron al agua y comenzaron a besarse.
-No sabes cómo soñé con este momento, cada empujón que me daban en el colegio, cada burla me llevaba a una playa y estabas tú ahí esperándome y ahora estamos aquí.
Lorenzó le peinaba el cabello mojado y le acariciaba la mejilla. -Estamos aquí y de aquí no nos va sacar nadie amor.
Salieron del agua y se tumbaron en la arena, ahora era José quien le hacía sexo oral a Lorenzo. Sala'o giró la vista para ubicarlos, los vio tumbados en la arena, solo podía ver la cabeza de José moverse.
Lorenzo se levanta para ver a José. -¿Quieres beberte mi leche? 
José deja de mamar y le responde, vuelve a meterse el pene y Lorenzo acaba en la boca de su chico. Corrieron al agua, se besaron, le gritaron a Sala'o que se lanza al agua y se acerca a ellos.
-¿Y ustedes van a seguir desnudos?
-Ay si debe ser que no te has bañado en la playa desnudo. -Sala'o se quita el bermuda y lo lanza a la orilla. En un momento el agua bajó y dejó al descubierto el pene de Sala'o.  Lorenzo y José quedaron boquiabiertos al ver el miembro largo y oscuro del hombre.
-Eeeeeh muchachos. ¿Nunca han visto un güevo?
-Bueno...así como lo que acabo de ver no. -Dijo Lorenzo.
-Yo tampoco.
-Lo quieren probar.
-Si -Dijo sin pensarJosé, que recibió un empujón de Lorenzo.
-Verga...pero quedaste loco con lo que viste.
-Cuando quieran prueban esto, yo los trataré mejor que Rubén.
-Por mi está bien. 
-Bueno chico ¿y entonces?
-¿Tú no quieres?
-Si, pero no seas tan descarado.
-Vamos a vestirnos que tenemos que regresar, hacer otro intento ambos con la red y vamos al restaurante.

Se montaron en el peñero, volvieron a practicar con la red de pesca. Lorenzo se reía de como lanzaba la red José. -Parece que bates el vestido de llanera ja ja ja.
-Ay si guevón ja ja ja

Llegaron a la playa cercana al restaurante y se bajaron del peñero.
-Eeeeeh ¿pa donde van? Me tienen que ayudar con la red, eso no es solo lanzarla y ya. Vamos a acomodarla aquí.
Los chicos ayudaron a Sala'o a acomodar la red y otra que habían dejado mal puesta. Recogieron lo que había dentro del peñero.

Corrieron hacia el restaurante y entraron riendo, corrieron por el pasillo y Rubén que estaba sentado les gritó. -¡14 y 13!
Los chicos entraron a ese cuarto.
-¿Dónde estaban? -Entró Sala'o.
-Fuimos a...
-Le pregunté a ellos.
-Díganle muchachos.
-Fuimos a pescar, bueno a aprender a pescar.
-¿Para qué? Ustedes están aquí para complacerme a mi, no para estar pajareando.
Salganse y quédate 13.
-Me quiero quedar yo.
-Se me salen y se queda 13. -Lorenzo se le acercó a Rubén.
-13 le da asco mamar güevo y es un bistec en la cama. Yo te lo voy a mamar, me trago la leche y me pongo como una perra con tu verga en mi culo, lo sabes.
Ruben lo cogió del cabello halándole la cabeza hacia atrás. -Saca a 13 de aquí y cierra la puerta.
-Si tú vas a querer que te coja a ti siempre vas a dormir conmigo todas las noches, vas a hacer mi sirvienta, me vas a bañar, me vas a dar de comer y te vas a dejar coger.
-Lo que me pidas lo voy a hacer, con una condición.
-Carajito. Tienes 14 años, eres un cagaleche, no estás en edad para poner condiciones.
-Primero, no soy carajito, ni 14, soy Lorenzo, te dije que voy a hacer lo que me pidas, voy a ser tu sirvienta, tu puta y a las putas y a las sirvientas se les paga y me vas a pagar 200 dólares mensuales, comida y
alojamiento para mí y para José, no 13.
-¿Y si me niego a eso?
No tendrás otro culito de 14 años, aquí el más joven tiene 20 años, si nos botas Sala'o me lo llevo y está pocilga se te viene abajo.
Rubén se levantó con dificultad ayudándose con la andadera, buscó en una gaveta, sacó tres billetes. Se dió la vuelta y le lanzó los billetes al suelo.
-No te puedes quejar te voy a dar 300. -El chico se agachó a recoger, Rubén dejó caer el bermuda.
-Mámalo, ponlo duro. -Lorenzo le hervía la sangre, tenía que aguantar un poco más, no conocían a nadie, eran menores de edad y podián llevárselos. Tomó el pene del viejo, el olor nauseabundo que despedía le provocó una arcada.
-Me tienes que lavar hasta el culo, tengo dos días que no me baño.





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