jueves, 25 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 46


 David tocaba el timbre en el apartamento de Renato. Abre la puerta y estaba envuelto en una cobija.

-Pero tú estás grave.
-¿Qué haces aquí David?
-El padre Ramón me mandó para ver cómo te encuentras y ayudarte un poco y si necesitas alguna medicina y cocinarte algo.
-Gracias pero no hace falta.
-Ya estoy aquí, déjame pasar. -David pasó.
-Dime dónde colocas los medicamentos para ver qué te puedo dar ¿No te has quitado la ropa? Chico así no puedes estar, ve a acostarte mientras busco en la cocina.
-Verga hasta enfermo se ve buenote y esa barba. Este hombre me tiene que coger. -David buscaba en los gabinetes algún frasco con analgésicos. Los encontró.

Berta caminaba por el camino de tierra que llevaba a la puerta de la casa de Ramón, el cura. Se imaginaba a Begoña caminando por ahí con uno de sus vestidos diminutos y pegados al cuerpo. -Zorra.

Tocó el timbre, unos segundos después Ramón mira por el ojo mágico de la puerta. -Coño, ¿Que hace esta mujer aquí? VOY. -Ramón se colocó un short y una franela blanca. Abrió.
-Señora Berta que sorpresa ¿A qué debo esta visita? Pase. ¿Quiere agua, café, jugo?
Berta vio una botella en el mueble del comedor, un licor de café.
-¿Puede ser un shot de esto?
-Berta son las 10 de mañana. -Berta tomó la botella y un pequeño vaso. -Gracias padre, ¿quiere uno? -Sin esperar respuesta Berta le sirve.
Berta se sentó en una de las butacas y Ramón hizo lo mismo. Berta le vio las piernas al padre que las tiene bien formadas y velludas, subió la mirada a la entrepierna. El short al estar sentado se le echó para atrás y le marcaba el pene y los testículos. Berta le recorrió un calor por el cuerpo y se bebió el shot de un trago. Se levantó y se volvió a servir.
-Berta ¿no me ha dicho a qué debo el honor de su visita.?
-Vengo hablarle de Begoña.

David sirvió agua en un vaso y le llevó dos pastillas de acetaminofén.
-Ven yo te ayudo, toma dos...así, acuéstate. Tienes que quitarte toda esa ropa, tienes que botar ese vaporón.
-Yo no puedo moverme, quítala tú.

David le quitó la cobija, su barba, un poco más poblada le quedaba muy bien. Comenzó a quitarle las medias, le desabotonó el pantalón, tuvo que halar con fuerza para bajárselo. Un poco más complicado fue quitarle la franela pues Renato no colaboraba.
El chico le pasaba la mano por la barba y el cabello, bajó su mano a los pectorales. -Que cuerpazo tiene el coñoemadre. Está caliente. -Le tocó las tetillas, David sintió que lubricaba, seguía bajando su mano y tocó los abdominales.
-Agustín, mi amor, Agustín.
-¿Agustín será su novio o el ex? Dime mi amor
-Te amo
-Yo también. -David se le acercó a la boca y lo besó, su boca estaba caliente. Su mano bajó al pene de Renato y lo acariciaba sobre el interior, sintió que el pene se movía y se iba poniendo duro.
Se separó de Renato y comenzó a desnudarse. Volvió a acercarse a Renato. -Quiero hacer el amor.
-Tín, no me dejes, vuelve conmigo.
-¿Ahora quien será Tín? Agustín, Tín aaaah...este hombre ama al tipo ese. Voy a buscarlo en su celular.

El padre Ramón se puso tenso. -¿Qué pasa con Begoña?
-Dicen los vecinos que esa mujer le pone los cuernos al marido con cuánto hombre se atraviesa. Imagínese, y viene los domingos a rezar a la iglesia, debe venir a confesarse por sus pecados. Quien sabe si mi marido ha caído en garras de esa resbalosa.
-No hay que hacer caso de chismes Berta, por chismes como esos han destruido relaciones, negocios, eso también es pecado.
-También me contaron que vieron entrar a Begoña aqui en horas que no era de misa.
-Bueno Berta, tu estás aquí y no es hora de misa, ella también vino.
-Ella vino con intenciones de estar con usted, tener relaciones.
-Eso es absurdo Berta, eso no tiene sentido.
-Padre, usted hace cosas con mi hijo, yo lo sé, me quedo callada porque usted lo protege, lo cuida y lo quiere, pero no puedo quedarme callada sabiendo que a esta casa entra esa mujer a cometer actos impuros con usted. José David, mi esposo, la vio entrar y la vio haciendo esas cosas con usted. En eso mi esposo no miente.
-Berta, déjeme explicarle...
-Padre usted no tiene que explicarme nada. -Berta dejó su cartera en la mesa, deshizo el lazo de la cinta de su vestido y lo abrió quedando totalmente desnuda. -Yo vine para que usted haga lo mismo conmigo, ¿Quien mejor que usted que es un enviado de Dios, un santo para ayudar al prójimo y yo necesito ayuda. Mi marido no cumple con sus obligaciones matrimoniales, de alguna manera tengo que saltisfacerme, prefiero que sea usted, que un desconocido. -Ramón se le quedó viendo el pecho y luego su vagina. Berta aún tenía un hermoso cuerpo. Ella buscó en su cartera algo que sacó y se lo entregó a Ramón. -Úselo porque esa mujer es una sucia y no quiero que me pegue alguna enfermedad, estoy casada.
-Berta yo...yo no puedo hacer esto.
-Claro que puede padre, si usted me posee esto quedará entre usted y yo. No creo que quiera negarse, no se le negó a la golfa esa. Berta vio que el bulto en el short del padre se marcaba más. Ramón mirando a la mujer se bajó el short.
-Si tú quieres esto pues no soy quien para negarte este placer. -Se sentó en el sofá y le dijo a Berta que se agachara para que comenzará a mamarlo. Ella se hizo una cola de caballo en el cabello y se arrodilló.

David guardó el número de Agustín y regresó al lado de Renato que comenzaba a tener escalofríos. Le quitó el interior.
-Mierda, que verga tan rica tiene este pana. ¿Quieres que te lo mame mi amor? -Le susurró al oído y con un casi imperceptible sí, Renato le dio rienda suelta al chico. Lo tomó con su mano y su lengua jugaba con el prepucio, con su boca lo bajó dejando el glande al descubierto, comenzó a chuparlo, se lo metía todo en la boca, mientras con su mano jugaba con los testículos.
Le pasaba la lengua por todo el pene, aunque no estaba completamente erecto, David se esmeraba en el sexo oral. Renato gemía y emitía sonidos, algunas palabras que no se lograba definir que decía.
Renato abrió los ojos y vio a David mamándole el pene.
-¿Agustín?.
-Si papi, soy yo, acuéstate. David comenzó a mamarlo con más intensidad logrando que el pene tuviera más rigidez. Buscó en las gavetas algún lubricante, lo sacó y se colocó una buena cantidad en el culo. Apoyó sus pies al lado de las caderas de Renato y se puso en cuclillas, tomando el pene y llevándolo a su culo, lo apretaba para que pudiera entrar ya que no estaba totalmente erecto. Logró meterlo y cuando se sentó sobre Renato, este abrió los ojos.
-¿Qué haces? 
-Tirando contigo. -David comenzaba a moverse brincando, el pene entraba y salía de su culo y Renato no entendía.
-¿Y Agustín?
-Cállate y cógeme. -David se agachó y lo besó, Renato sintió un mareo al cerrar los ojos, perdió la erección.
-Coño del madre. -Empezó a masturbarlo pero Renato temblaba, se agitaba en la cama y sudaba frío. David lo tapó con la cobija. Se acostó al lado de él y lo abrazó.
-Agustín, Agustín.
-Aquí estoy.
Renato torpemente se volteó, abrió los ojos y beso a David para luego caer tumbado en la cama. El chico comenzó a masturbarse.

-AAAAAAH, AAAAAH, AAAAAH -Berta gritaba de placer mientras que Ramón le venían las contracciones de que estaba a punto de venirse.
-AAAAAAAAH, AAAAY, COOOÑOOO, MIERDAAA. -Retiró el pene y se acostó a un lado quitándose el condón.
-Padre Ramón...yo...no sé lo que hizo...pero nunca...había sentido...lo que me hizo...¿Que hizo? Yo...
-Berta...verga...estabas enloquecida, lo que tuviste  fue un carrusel de orgasmos. -Esta es una diabla en la cama. Cómo me apretaba el güevo la zorra esta, la Begoña es una principiante. Estuvo muy bueno Berta, muy bueno.
-Padre Ramón...yo no puedo estar con mi esposo después de esto. Usted...lo hace mejor que él, usted sabe hacerlo padre. Berta comenzó a llorar.
-De manera de agradecimiento deje que lo bañe y le voy a preparar un almuerzo que le va a encantar.

Berta lo enjabonó, le limpiaba el pene con dedicación, le enjuagaba el prepucio, le mojaba el cabello, le lavaba la espalda.
Luego de vestirse Berta fue a la nevera y con lo que había le preparó el almuerzo.

Ramón se colocó la sotana. Berta le colocó el alzacuello. Él le sostuvo la cara con sus manos y le dio un beso en la boca.
-Huele rico eso que preparaste.
-Espero que le guste.
-¿Mañana quieres venir de nuevo?
-Si padre, las veces que uste pueda y quiera yo vengo.
-¿Tu esposo te ha hecho el sexo oral?
-No.
-Mañana lo hacemos.
-Esta bien padre, si es con usted yo me pongo en sus manos.
-Mañana me acomodas un poco esto que hay un polvero.
-Un placer padre, lo haré, quiero ayudarlo, usted me ayuda y yo lo ayudo. Yo seguiré viniendo padre Ramón, con una condición.
-A ver, que será Berta.
-No quiero que David venga más a la iglesia a menos que sea con nosotros los domingos. Deje a mi hijo fuera de esto y yo seré suya.
-Berta, eso no hay que decirlo, a partir de mañana usted será la dueña y señora de esta casa.

David le tomó la temperatura a Renato y le puso una compresa fría en la frente. Antes de irse le dio otra pastilla.
-David...no te vayas, quédate hoy conmigo por favor. -El chico se sorprendió que sabía quién era luego de los episodios anteriores dónde deliraba.
El chico accedió y volvió a quitarse la ropa.



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