jueves, 18 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 39

 


Tanto David, Renato, Jorge y el padre Ramón tuvieron el fin de semana una ardua jornada de recolección de ropa, juguetes y comida para entregarlo a los barrios cercanos a la iglesia. Con la ayuda de la comunidad y empresas que hacen vida en la parroquia organizaron el evento.

-Toma las llaves y vete a descansar, haz trabajado mucho Renato, no has parado desde ayer en la mañana. Luego te vas a tu casa, pero descansa un poco. Yo termino aquí con Jorge. Acompaña a Renato para que lo ayudes allá, luego regresas. -Le dijo Ramón a David que se le dibujó una sonrisa porque era su momento de estar a solas con su hombre ideal.

-Creo que voy a apoyar la cabeza en la almohada y me voy a quedar dormido.
-Tranquilo, ponte cómodo, quítate la ropa, dúchate y te acuestas.
Renato entró al pequeño baño y se dio una ducha rápida. David lo esperaba en el cuarto sentado en la cama.
Salió del baño con el paño en la cadera, se peinó el cabello con la mano y se pasó las manos por la cara. Me tengo que afeitar, llevo como cuatro días sin hacerlo.
-Te queda bien esa barba de cuatro días. -Renato se sonrió y se quitó la toalla, el pene se sacudió de un lado al otro varias veces, David no le quitaba la mirada y tragó saliva. -Que cosa tan grande y hermosa.
-¿Será que me puedo quedar en interiores?
-Si vale, aquí no entra nadie, bueno, Ramón pero no hay rollo. ¿Quieres café? Voy a cerrarte la persiana para que esté oscuro, no entre luz
-Si por fa, tráeme café. -David salió del cuarto, Renato puso la cabeza en la almohada y se quedó dormido. Cuando ya estuvo el café, el chico iba con las dos tazas al cuarto. Dejó la taza de Renato en la cómoda mientras el bebía de su taza y contemplaba el cuerpo. Se dio cuenta que tenía una erección. Renato se movía.
-Agustín, aaay si, mmmmm yo quiero lavbmmm...-Renato hablaba pero balbuceaba algunas cosas que David no entendía. -Tín mi amor, sigue...sigue...mama...yo quiero la mmm. David se acercó, Renato contraía los abdominales y se le marcaban. El pene estaba erecto aprisionado por el interior y lubricando. David con cuidado le bajó el interior, liberando el enorme pene pero seguía lubricando y mojándole la pierna.
-Agustín, dale.
-Si, yo le doy. -Dijo David en voz baja que tomó el pene y comenzó a mamarlo y se quitaba la ropa, Renato se movía más, David intentaba meterse todo el pene, lo lamía. Renato le puso una mano en la cabeza al chico y lo acariciaba. Seguía mamando y el otro se movía, estaba excitado.
-¿Me quieres coger? - Le dijo David al oído. Renato dijo si. El chico se llenó de saliva el culo y se puso sobre Renato para sentarse en el pene, que lo sostenía con una mano para guiarlo a su culo. Cuando el pene comenzó a entrar Renato abrió los ojos, estaba oscuro, se movió para que su pene entrará completamente pero en ese momento acabó y David algo adolorido se baja y se acuesta al lado de Renato sin hacer ruido.
Sorprendentemente Renato cae en un profundo sueño, David lo abraza y duerme con él.
Minutos después se escucha sonar el timbre y David se despierta de un sobresalto, se viste rápido, le acomoda el interior y el pene para que entre en él y sale a abrir.
-Bueno chico, no te dije que acompañaras a Renato y regresaras.
-Si...pero es que se duchó, le fui a preparar café, cuando regreso estaba rendido hablando solo y diciendo incoherencias, me asusté pero ya me iba. ¿Terminaron?
-No, vine a buscar unas cosas y nos vamos.
-Dale, este se debe despertar mañana.

Al día siguiente Renato llegaba temprano a la iglesia para hablar con Ramón.
-Padre primero quería llegar temprano para acomodar unas cosas aquí antes de irme a la oficina, segundo disculparme por quedarme dormido hasta tarde y desnudo, me da pena.
-No te angusties por eso vale. Más bien quiero agradecerte por todo el apoyo del fin de semana, fue una jornada hermosísima pero agotadora.
-Si, todo salió perfecto. Otra cosa padre.
-Dime Ramón, Renato.
-Ramón...quiero ser sacerdote, quiero estudiar, prepararme. -Ramón levantó las cejas sorprendido.
-¿Estás seguro? Es una decisión muy seria, algo que tienes que meditar.
-Ya lo he meditado y analizado en las últimas 3 semanas y quiero hacerlo, dime qué debo hacer, adónde ir y con quién.
-Entra, que te explico cómo es esto.

Un par de horas más tarde Ramón abre las puertas de la iglesia pero no por la misa, David lo ayudaría a limpiarlas. Cuando termina de abrir las enormes puertas se le aparece una mujer en un vestido rojo ceñido, un escote que resaltaba el busto. El vestido le llegaba a medio muslo.
-Buenos días padre Ramón ¿Puedo pasar? -Ramón le veía el pecho mientras ella se pasaba los dedos en el entreseno.
-Begoña así como estás vestida no puedes entrar a la iglesia, además está cerrada.
-Padre vine a hablar con usted, primero agradecerle lo del fin de semana, todo quedó maravilloso, la panadería de mi esposo colaboró, ¿Usted lo vio?
-Si Begoña, y estoy muy agradecido, se lo comenté a Antonio.
-Ay padre, quería confesarme, quiero contarle cosas, que me escuche y luego usted me dice.
Ramón miró hacia la calle, sintió que su pene lubricaba. Realmente la mujer tiene buen cuerpo y ese vestido no dejaba nada a la imaginación. Cerró la puertas y llevó a la mujer al confesionario, en eso llegaba David con los productos de limpieza.
-¿Que pasó? ¿No íbamos a limpiar? Hola Begoña.
-Hola David. -Begoña no llegaba a los 30 años y su esposo ya se acercaba a los 60, cada vez que ella atendía en la panaderia, se llenaba. A Antonio le gustaba eso pero también le molestaba porque los hombres se la comían con la mirada.
-Esta nunca viene a esta hora solo sábados y domingos con el marido. Que zorra, esta se quiere tirar a Román
-Voy a hablar con Begoña, si quieres comienza tu por la parte de adentro, termino con ella y te ayudo. -David vio a Ramón a los ojos con una media sonrisa.

-Ave María Purísima
-Sin pecado concebida. Cuéntame.
-Ramón, en las noches mientras hago el amor con mi marido cierro los ojos y me imagino que eres tú el que me posee. Le hago sexo oral y te veo a ti con la sotana acostado en mi cama. Sueño contigo que me haces el amor y...
-Begoña...Begoña, no tienes que ser tan específica. ¿Tienes problemas con tu esposo?  ¿Ya no te atrae? ¿Ya no estás enamorada de él? ¿Te imaginas a otras personas porque no quieres estar con él?
-Te veo solo a ti Ramón, cada noche, cada sueño, cada pensamiento estás tú ahí, desnudo penetrandome. -Ramón estaba sudando y tragando saliva.
-Vaya...yo...una penitencia, tienes que estar arrepentida de esos pensamientos.
-Padre, yo no vine a qué me pusiera una penitencia y tampoco estoy a rrepentida de verlo en la cara de mi marido. Vine a qué me haga el amor.
Ramón salió del confesionario y tomó del brazo a Begoña.
-Begoña comportate, borra esos pensamientos y esos deseos de tu mente, busca un psiquiatra, un terapeuta de pareja.
-Yo vine fue a buscarlo a usted. Vine por usted y no me voy hasta que me haga suya.
-Eso no va a suceder.
-¿Sabes que mi marido y otros hombres de la urbanización están organizados para sacarlo de aquí por sus actos de pedofilia? No lo han hecho porque las mujeres no dejamos que ocurra. Si supieras cuántas mujeres están deseosas de acostarse contigo pero no sé atreven por eso vienen cada domingo a verte, pero yo si vine y no me voy a ir hasta conseguir lo que quiero.
Salieron por un costado de la iglesia y David los vio pero iba a entrar por dentro. Al entrar se aparece por el costado en el camino de tierra que va a la entrada de la casa del cura, Jose David que iba a encarar al cura, pero no le había dicho nada a nadie.
Se detiene al ver que El cura habla con una mujer frente a la puerta, se acerca un poco más.
-Esa es Begoña la esposa del portu Antonio, ¿Que hace aquí? - Se acerca un poco más escondido entre un pequeño bosque de árboles y maleza. Los ve entrar.
David ve a Ramón y a Begoña entrar a la habitación y comienza a escuchar gemidos. Va hacia la entrada que da al camino de tierra y sale por ahí molesto y ve a su padre.
-¿Papá? ¿Que haces aquí?
-Coño ¿que haces tú aquí? Te dije que fueras al taller.
-Voy en la tarde. ¿A qué viniste?
-A hablar por las malas con este cura ya que por las buenas no sirve.
David pensó que decirle a su padre lo del cura y la mujer lo haría cambiar de opinión.
-Se metió en su cuarto con una mujer, creo que están tirando.
-¿Con una mujer? Es Begoña, yo la vi entrar. ¿Pero este no le gustan los niños? Y tú no habías...
-Te dije que Ramón no era nada de eso, te dije lo otro para que ya dejaras el fastidio. ¿Quieres escuchar como se la coge?
-Si
Entraron y se acercaron a la puerta, escuchaban gemidos y cosas que decía el cura pero no sé entendían.
-¿Puedo abrir la puerta?
-Nooooo, ¿estás loco? -Hablaba casi en susurro
-Voy a abrir. -José David le dio con cuidado al manubrio, pidiendo que la puerta no fuera a chillar, logró abrir un poco y vio a Begoña sobre Ramón con el vestido subido a su cintura, ella brincaba y el le daba nalgadas.
Volvió a cerrar.
-Vamos a salir.

-Coño el cura se las trae, verga me puso maluco ver eso. Que zorra la Begoña, si la viera el portu. El Ramón me cae bien...
-Ah que se coja a mujeres si está bien. Sigue siendo cura.
-Tu me dijiste que el cura te coge desde hace dos años...
-Papá te dije que inventé eso para que me dejarán en paz.
-Te veo en el taller, no tardes. -José David se fue, riéndose, pensando en Antonio.
David se quedó ahí de pie cuando escuchó abrirse la puerta. Corrió a esconderse.

Gracias por todo padre Ramón, ha Sido usted muy amable. Solo te voy a decir que lo haces mejor que mi marido.
-Toma, esto es tuyo. -Le entregó su ropa interior que se la puso ahí mismo viéndolo a los ojos.
-Cuando tenga ganas te aviso.
-Espero que no.
-Yo creo que sí, bendición padre.

David vio alejarse a Begoña y entró a la casa.
-Ahora también te vas a tirar a las mujeres que vienen los domingos, o sea yo voy a ser el alce.
-Mira carajito no me vengas con que estás ofendido que bastante que tiras con Jorge. Además esta mujer me amenazó con contar todo lo que sabe de mi.
-Espero que no se repita...porque tú eres mío.
-Ja ja ja David, David. Vamos a limpiar las puertas.


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