lunes, 15 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 36

 Viernes nueve de la mañana, primera vez en años que Agustín se preparaba el desayuno. Jimena no quiso levantarse de la cama, su hijo se fue al trabajo y Héctor, su esposo se fue temprano al aeropuerto rumbo a Miami por 10 días.


-No quisiera dejar a mi mamá sola Castro, mi papá se fue de viaje con...su novio...mi mamá está deprimida y no quiere levantarse de la cama.
-Entonces vamos a hacer algo, me voy a tu casa, cenamos con ella y compartimos. A ver si la convencemos de tomarse unos traguitos con nosotros en la calle.
-No creo, pero me gusta el plan, así te presento a mi mamá.
-Yo me encargo de la comida, no para cocinar, la compro y la llevo. ¿Quieres que te busque por tu trabajo?
-No Castro, yo traje mi carro.
-Vale nos vemos en tu casa. ¿Sabes algo?
-Dime.
-Te quiero mucho. -Agustín estaba entre meter la pata diciendo gracias o sacar del fondo de sus entrañas un te quiero. Se decidió por lo segundo.
-Te quiero. -Colgó.
Llamó a su mamá para decirle que iba Castro a casa.
-Ay amor, pero tienes poco tiempo conociendo a este hombre y ya lo vas a traer. ¿No te parece prematuro? Capaz en unos días Renato te llama para volver.
-No va a pasar mamá. Además Castro te va a caer bien, ya lo verás, es un buen tipo.
-Es un buen tipo pero no es el hombre de tu vida.
-Mamá estamos saliendo, no somos novios formales pero quiero que lo conozcas.
-Ok, no estoy en mi mejor momento y quisiera quedarme en cama, pero bueno...tráelo.
-Tranquila que no vas a cocinar ni lavar platos, te vamos a consentir.
-Ay cariño...lo de tu papá y ese muchacho no lo supero, yo no puedo Tín.
-Mami, recuerda que papá te ama, que eso no se te olvide pero ama a Oto también...te tocó un bisexual, hay que vivir con eso o renunciar y rehacer tu vida.
-No estoy yo para comenzar de cero. Yo no puedo creer que este muchacho llegara a jorobarme la vida perfecta que tenía.
-Mami, mami, no sigas atormentándote, date un baño de reina, ponte un buen vestido, maquíllate para que Castro te vea más hermosa de lo que eres.
Colgó con su mamá y tenía un mensaje de Castro.
-Belleza ¿Que flores le gustan a tu mamá?
-Tulipanes.
-Gracias belleza.
Agustín vio la respuesta y se sonrió. Se preguntó porqué no darle una oportunidad a Castro.
Llamó a Renato.
-¡Que sorpresa Tín! ¿Cómo has estado?.-
-Bien vale, aquí trabajando, hoy que voy a acompañar a mi mamá en casa y voy con un amigo, está down por lo de mi papá.-
-Deja todo en manos de Dios Tín, no te angusties, las cosas se van a enderezar y con eso no te digo que tus papás vuelvan a ser los mismos, pero vienen cosas buenas, ten fe y bueno que vayas con Castro y acompañen a Jimena.-
-¿Cómo sabes que voy con Castro?-
-Porque yo hablo mucho con Jimena mi amor, está muy triste pero ella va a salir de eso.
-Amén.-
-Van a superar esto Tín, tu tienes la fortaleza para trasladar esa fortaleza a tu madre.-
-Gracias Renato.-
-Y no odies a Oto, él es un buen muchacho. Todo va a estar bien. Dios te bendiga. Gracias por la llamada, era necesaria.-
-Amén Renato, un abrazo y gracias por tus palabras.-
A Agustín le recorrió un escalofrío, no podía creer que el imponente hombre tan sexual que fue por tres años tuvo un giro de 180 grados. Todavía le importaba Renato pero sabía que no había marcha atrás.

Castro compró unas botellas de vino y mandó a preparar una cena para tres a un restaurante y que lo llevaran en la noche igual el postre. Mandó a preparar un arreglo floral con tulipanes de varios colores.
No sabía si podría quedarse en casa de Agustín pero se iba preparado.

Agustín llegó a casa y cuando abrió la puerta lo primero que vio fueron los hermosos tulipanes. -¿Y esto?
-Esto me lo envió tu amigo Castro, es hermosísimo, tanto el ramo como él, mira lo que escribió.
<Hoy la voy a conocer pero ya siento que la conozco y la quiero, hoy visitaré su casa para conocerla mejor más allá de las bonitas palabras que tiene Agustín hacia usted. Recuerde que las cosas pasan por algo y hay que sacarle lo bueno a todo, conocí a su hijo de una manera particular que pareciera que no iba a trascender y creo que las cosas están cambiando, así será en su caso. Arriba ese ánimo, hoy brindaremos por lo bueno que viene>
Agustín tenía un nudo en la garganta y pensó en su padre, no recordaba cuando fue la última vez que Héctor le había enviado flores a Jimena.
-Tu padre tiene 10 años que no me manda ni una rosa y viene un desconocido y me manda las flores que me encanta  y una dedicatoria hermosa. Amo a Castro.
Agustín recibe un mensaje de Castro.
-No comentes nada ¿Tienes maletero en el estacionamiento?
-Si.
-¿Está lleno de cosas?
-No, una que otra tontería. ¿Por qué? ¿Necesitas guardar algo?
-Te quiero coger ahí dentro. -Agustín leyó eso y le dio una puntada en el culo.
-De vaina y vas a caber tú, lo bueno que podemos entrar sin agacharnos.
-Dile a tu mamá que vas a comprar pan, espérame abajo y prepara el culito.
-¿Prepara el culito? Carajo como si solo fuera ponerme gel y ya. -Mamá Castro está por venir voy a comprar pan que me dijo que quería.
-Ok amor yo los espero aquí, voy montando la mesa.
-Así me gusta mamá, verte alegre.

Bajó a planta baja y en la calle estaba Castro. Se acercó. -Mete el carro en el estacionamiento, hay puesto de visitante.
Estacionó el carro. -Dejo las cosas aquí, las recojo cuando subamos, ¿Dónde está el maletero?
-Vamos. -Agustín caminaba y el culo le latía, el corazón le brincaba en el pecho. -¿Tenemos que tirar ahí?
-Ni modo que te coja en tu casa con tu mamá ahí, me da pena. No me voy a quedar a dormir.
-Conociendo a mi mamá te va a decir que te quedes.
-Yo igual quiero cogerte ahora. -Agustín no pudo librarse.
Entraron y efectivamente no tenían que agacharse pero el lugar era estrecho, apenas podían estar los dos adentro.
-Aquí te va a entrar la verga de todas todas. -El calor ya estaba haciendo estragos en ambos pero era algo que excitaba más a Castro. Se bajó el pantalón. -Mámalo
Ya el lugar era bastante incómodo para estar dos personas, y agacharse para mamar aquel enorme y grueso pene parecía más que un placer, una tortura. Agustín como pudo lo mamó, lamía el enorme glande, recorría con su lengua el pene. Castro lo levantó. -Lamento tener un guevo tan grande y gordo y no lo puedas disfrutar en tu boca. -Lo besó metiendo su lengua y a Agustín se le olvidó donde estaba y el calor que sentía. 
-Cógeme de una vez. -Castro buscó como pudo en el bolsillo del pantalón el frasquito de Popper.
-Vamos a hacer las cosas más fáciles -Agustín se bajó los pantalones, inhaló y se volteó, sintió entre sus nalgas el frío lubricante que Castro esparcía con sus dedos.
-Dame más Popper. -Se abrió las nalgas y Castro empezó a penetrarlo. El enorme pene se abría paso y Agustín comenzó a quejarse pero pidiendo que siguiera. Castro le tapó con fuerza la boca.
-No grites que nos van a descubrir. -Las piernas de Agustín le temblaban y el pene ya estaba por la mitad, Castro empujaba, Agustín gritaba con la boca tapada, pidió más Popper y el enorme miembro terminó por entrar, le quitó la mano de la boca y ya no gritaba,solo resoplaba y le caía saliva. Castro se movía en aquel pequeño espacio, ambos sudaban copiosamente. El enorme hombre se pasaba la mano por la cara para quitar el exceso de sudor.
-Ya, ya, sácalo.
-No coño, que se siente bien, tienes ese culo caliente. -Agustín se apartó y el pene salió de su culo. Su cuerpo se estremeció, la piel se le erizó y se volteó pellizcando los gordos pezones de Castro.
-Aaaaaaaah, eres malo carajito. Aaaaaah.-Cuatro chorros de semen cayeron en las piernas de Agustín. Este abrió la puerta del maletero y al salir se mareó cayendo sobre la maleta de su carro para luego caer al piso.

Castro lo cargó como si llevara un saco de harina, buscó la comida, el pan y las botellas de vino. Regresó al maletero para saber el apartamento de Agustín.

Castro abre con dificultad la puerta y Jimena se acerca y abre. -Ay Dios mío ¿Que le pasó a mi niño?
-Buenas tardes señora, tome esto, ya le explicó. -Tumbó a Agustín en el sofá, Jimena vio a ambos sudados.
-Mucho gusto señora, soy Castro Luján, el amigo de su hijo. -Cuando Castro le extendió la mano, Jimena cayó en cuenta de la enorme humanidad de Castro.
-Santo Dios esté hombre es enorme. -Se puso nerviosa. -Bienvenido Castro...yo...yo soy Jimena de Vázquez...la mamá de Tín...-Se acordó de la foto que le mostró Agustín y sus ojos se fueron a la entrepierna del hombre pero cerró los ojos y se volteó.
-¿Que le pasó a mi hijo? ¿Que tiene?
-Un golpe de calor señora Jimena, la calle es un infierno y encima le pedí a Agustín que me mostrará el maletero a ver si podía guardar unas cosas ahí y creo que esto terminó de marearlo.
-Si me permite lo llevo a su habitación y le doy una ducha y lo cambio, va a estar bien.
-Si...si, claro que te permito todo...perdón puedes llevarlo y lo bañas...túteame chico, estamos en confianza. -Vio las flores. -Ay y muchas gracias por los tulipanes, son hermosos.
-De nada Jimena, usted se merece eso y más, me llevo a este dormilón.

Castro se quitó la ropa y lo desnudó, lo llevó a la ducha abriendo solo el agua fría. Al caerle el primer chorro Agustín se despierta sobresaltado y se asusta al verse en brazos de Castro.
-¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? Ay que dolor de cabeza.
-Estamos en tu casa, en tu baño, te desmayaste luego de la cogida. No te vuelvo a dar Popper, te pone muy mal y no quiero que te pase nada.
-Cámbiate el guevo. -Castro bajó la mirada apretó los labios. Agustín era uno de los pocos hombres con los que ha estado que ha logrado meterse el enorme miembro, la mayoría huye apenas lo ve.
-Vamos a terminar que tú mamá está esperando. -Castro le explicó lo que le dijo a su madre para que no metiera la pata.

Agustín se cambió y le buscó una bata de su papá más o menos grande, mientras lavaban su ropa. El muchacho bajó primero.
-Y yo voy a salir con esta bata, que pena con Jimena.

Jimena terminaba de acomodar la mesa, Agustín estaba en la cocina tomándose algo para el dolor de cabeza. Jimena levanta la mirada y ve a Castro y pega un brincó del susto poniéndose la mano en el pecho al ver a Castro solo con la bata, apenas le tapaba el pecho y se le veían los enormes pectorales cubiertos de vellos.
-Este hombre da miedo, no me extraña que mi hijo no valga ni medio luego de estar con él.
-Jimena te pido mil disculpas por salir así, que pena, hoy te estoy conociendo y mira como me ves. -Le tomó la mano y la besó.
-Tranquilo, cosas que pasan, ya te vamos a dar tu ropa.
Castro se movió para ayudar y la bata por lo estrecha que le quedaba, se abrió por la entrepierna dejando ver el enorme pene. Jimena lo vio y se puso pálida pero se volteó y se fue a la cocina.
-Coño, esta bata me queda pequeña. -Se fue a la habitación y se puso el interior.

Jimena entró a la cocina.
-Hijo eso que está allá afuera no es de este planeta. ¿De dónde sacaste a esa bestia?
-No es un bestia mamá, deja que lo conozcas, es un hombre con el corazón enorme como todo él.
-Yo ví aquello, se le salió de la bata...hijo...huye.
-Mamá acabo de revivir eso en el maletero por eso mi desmayo, no le digas que te dije que lo vas a espantar.
-Pero ese hombre te deja como una piltrafa.
-¡Listo! Ya solucioné. Jimena quiero pedirte excusas por mis fachas y por hacer que tu hijo llegará como llegó, desmayado. No fue la mejor manera de conocernos pero estoy aquí porque quería conocerte, consentirte y que pasaras un rato agradable con nosotros. Me alegra que te hayan gustado los tulipanes, espero que la comida sea de tu agrado.

Jimena abrazó a Castro sin poder rodearlo por completo, él quedó sorprendido y Agustín le hizo un gesto para que la abrazara también. Castro lo hizo y quedó cubierta por la enorme humanidad del hombre.






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