viernes, 12 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 33

 


Oto revisaba por tercera vez su visa americana a ver si no estaba vencida apenas a una semana del viaje. 

Luego de estar en el hotel, Héctor no consiguió un apartamento para Oto así que el muchacho decidió, momentáneamente, mudarse con Ignacio su expareja.

Se estaba vistiendo para irse a trabajar y desayunaría algo. Ignacio se levantó, estaba en interiores.
-Buenos días señorito, ¿Cómo dormiste?
-Malísimo.
-Yo te dije que durmieras en la cama. -Se le acercó y le dio un beso en la boca pero Oto no reacciónó.
-¿Que pasa?
-Nacho, estoy aquí de paso y sabes mi situación, no quiero problemas.
-Vaya...tuvimos una relación, me montas cachos, volvemos a tirar, te vuelvo abrir mi casa para que vivas de momento, te doy un beso y me rechazas.
-Voy a pedirle a Agustín que nos envie un mercado para ayudarte.
-Ooookeeey, cambiemos el tema...no tienes porque hacerme un mercado, tranquilo.
Oto ahora le dio un beso a Ignacio. Ignacio tuvo una erección.
-Acabas de tomar café. Mira como me pusiste. -Ignacio se bajó el interior y Oto se agachó.
Comenzó a mamar, Ignacio cerró los ojos echando hacia atrás la cabeza. Colocó su mano en la cabeza de Oto.
Se lo metía todo en la boca mientras movía su cabeza, le apretaba las nalgas, el pene llegaba a la garganta y se quedaba ahí moviendo la lengua. -Me vas a hacer acabar. -Oto volvía a moverse, pero Ignacio lo detuvo y sacó su pene, comenzó a masturbarse mientras Oto abría su boca y sacaba la lengua para recibir el semen, aunque cayó en su pelo y nariz, recibió un chorro en su lengua.
Se puso de pie y le dio un beso a Ignacio. Ahora mi aliento huele a leche. Me tengo que lavar el pelo por no apuntar bien.
-No debería decirte esto. -Le hablaba Ignacio mientras le limpiaba el cabello. -Coño pero es que sigo enamorado de ti. No me hagas caso, yo estoy enamorado solo, tú estás enamorado de tu Daddy.
-Apenas consiga apartamento me mudo, se que esto es incómodo para ti y para mí...
-Te puedes quedar el tiempo que quieras.

Oto se despidió de Ignacio haciendo chiste de su mechón mojado.
Al llegar al bufete vio una carpeta que tenía que entregarle a Héctor ayer pero se le olvidó. Encendió la computadora, acomodó sus cosas y se fue a llevar la carpeta saludando a sus compañeros.
-Hola buenos días, ¿Puedo pasar a entregarle esto al doctor?
-Ay cariño, no es el mejor momento para entrar y menos tú. -Oto arrugó la frente.
-Bueno entréguele esto al doctor, es el expediente del caso Vargas.

-Te vas a llevar a Oto que no sabemos para qué y encima que el bufete cubra los gastos de él que no es ni remotamente necesario que vaya, ahora sí quieres que vaya pues haces cuando vas con Jimena, tú pagas sus gastos. Ah y esto también. Una semana en un hotel cinco estrellas para Oto y para ti.
¿Que es esto Héctor?
-Pero bueno, me están tratando como un carajito. Les recuerdo que somos socios y esto lo hemos hecho siempre, la empresa no está quebrada y tampoco es que no tenemos casos, son gastos que podemos asumir.
-Ok Héctor. La empresa asume el pasaje y la estadía pero viáticos, eso lo pagas tú.
-Que reunión tan absurda para hablar de esto.
Dos de los socios salieron y se quedó con otro de los socios, uno de sus buenos amigos.
-Hector contrólate porque la gente ya sospecha que tienes algo con Oto. Solo hablas con él, te acercas a su puesto, prácticamente es el único que entra a tu despacho.
-Bueno Jaime a estás alturas poco me importa lo que digan los demás y los empleados menos.
-Oto puede ser el perjudicado. Solo te pido discreción. 
-No te pongas homofóbico a estás alturas.
-Sabes que no, pero la gente habla e inventa y tenemos que tener cuidado. Nos vemos en la tarde, voy a lo del caso Vargas.
-Coño, ya va que eso lo tiene justamente Oto. -Lo llamó. -Oto, tráeme el expediente del caso Vargas.-
-Se lo dejé a tu secretaria.-
-Vale, vale. Cuando puedas vente a mi oficina.- Listo lo tiene Luisa, pídeselo.

Jaime se fue a su despacho con la carpeta. Héctor llamó de nuevo a Oto para que fuera a su despacho.
Oto entró y cerró la puerta.
-Luisa no me pases llamadas y el que venga a verme que espere afuera-
Héctor se puso de pie y caminó hacia el muchacho. -Vale dame un abrazo coño. -Le dio un beso en la boca y Oto lo abrazó.
-Discúlpame que no te haya ubicado en un apartamento amor, pero lo he tenido complicado, lo que me parece un golpe bajo es que te mudes a casa de tu ex.
-Era lo que tenía más a mano Héctor y no me va a cobrar.
-Mi agente de bienes raíces me está ubicando un apartamento para ti, pero eso lo resolvemos después del viaje. Y respecto al viaje hoy me regañaron mis socios por llevarte a Miami y que la empresa pague todo tus gastos. La empresa paga tu pasaje y el hotel, los viáticos corren por mi cuenta. Héctor se dio la vuelta, se agachó y abrió una caja fuerte. Sacó unos dólares.
-Toma, para tus gastos, para lo que quieras comprar.
-Hector, ¿Esto es de tu dinero?
-Si, tranquilo, no te voy a dejar aquí porque no tienes viáticos, tú te vienes conmigo.
-Hector, son tres mil dólares, ¿No crees que estás exagerando?
-Tu eres mi marido ¿No? Usted use ese dinero para lo que quiera.  -Hector abrazó a Oto restregándole el pene contra el suyo.
-¿No estarás tirando con Ignacio?
-¿No estarás tirando con Jimena? -Hector soltó a Oto.
-Mejor vete a tu puesto porque no tengo ganas de discutir.
-Duermo en el sofá de la sala de Ignacio, no puedes decir lo mismo, porque tú si compartes cama con ella y tienen intimidad. Ya quiero que llegue el fin de semana para irnos a Miami y tenerte solo para mi. -Hector tomó con sus manos la cara de Oto y lo besó.
-Ya Oto, deja la reclamadera mi amor, ya estamos a horas de irnos, ten paciencia.

Oto se sentó en su puesto, hizo unas llamadas de trabajo y luego llamó a Agustín.
-Hola Tín ¿Cómo estás?-
-Epa Oto, bien.
-Mira por fa armame un mercado estandar para que se lo envíes a Nacho, porfa, ahora transfiero. ¿Cuánto es?
-50 dólares, yo lo hago ahora y te aviso. Mira mañana quiero almorzar contigo, quiero hablar antes que te vayas de viaje.
-Ok, no hay problema, ¿Me acerco al supermercado y comemos por allá?
-Fino, cuadramos en la noche.

Desde que Jimena descubrió a Héctor y a Oto en el apartamento, Héctor lo más tarde que llegaba de la oficina era a las seis de la tarde.
Hoy no fue distinto.
Llegó a casa y le dio un beso a Jimena, dejó el saco y el maletín en la sala y regresó a la cocina por un café.
-¿Entonces te vas a Miami el fin de semana?
-Si, como todos los años 10 días.
-Pero este año no iré yo.
-Lamentablemente no, quiero que vaya Oto para que se empape de todo el trabajo de Miami, más adelante se encargará de esos clientes y quiero que lo conozcan.
-Mentira, son unas vacaciones con él, para alejarte de todos, de mi y disfrutar sin que nadie les diga nada.
-Mujer ya viajaremos nosotros dos.
-¿Ahora todo será así? ¿Compartido? Un rato él, un rato yo. A mí me toca pasar el 24 y 25 contigo y él el fin de año.
Héctor se pasó las manos por la cara y se fue a la habitación a hacer la maleta.
Jimena se fue hasta la habitación para recoger un poco y para ver qué metía en la maleta.
-¿Pretendes ir a la playa?
-Si, las veces que fuimos tú y yo lo hicimos.
-¿Vas a alquilar carro?
-Claro Jimena ¿Cómo pretendes que nos traslademos?
-¿Y vas al mismo hotel?
-No, vamos a otro.
-¿Vas a llevarlo a nuestro restaurante?
-¿Cuál es la razón de torturarte así Jimena?
-Quiero que me hagas el amor esta noche.
-No he dejado de hacerlo.
-Hoy voy a dejar que me lo hagas por detrás, así puedes comparar.
Héctor se le acercó a Jimena. -Tú eres de las que dices que no quieres divorciarte, ojo yo tampoco quiero, pero con tu actitud vas a lograr que te pida el divorcio y te quedes sola.
-En el fondo lo deseas para correr a casarte con él.
-Me voy a tomar un trago.
-Sírveme uno a mi.
-No, me voy a la calle a beberlo.




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