miércoles, 24 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 45

 


12 del mediodia., Jimena abre los ojos y el exceso de luz natural dentro del cuarto la obliga a cerrarlos de nuevo, se sienta en la cama y todo le da vueltas.

-Dios mío que mareo ¿Dónde estoy? -Mira a su lado y ve a Polo que duerme boca abajo. -No puede ser pasé la noche con este hombre, hice el amor con Polo. -Se levanta de la cama y aún desnuda, siente un ardor en su vagina, se toca. -¿Qué me hizo este hombre?. -De repente Polo se voltea y Jimena ve el enorme pene, que, aunque dormido sus dimensiones eran de susto. -Por Dios, no me extraña que me duela. ¿Qué hiciste Jimena, qué hiciste?

Sacudió a Polo para despertarlo y brincó del susto. -¿Qué pasó? Jimena, sigues aquí, pasamos la noche juntos.
-Pasamos la noche juntos e hicimos el amor.
-Y fue maravilloso. -Polo se puso de pie y Jimena volvió a verle el pene ahora lo veía colgando y moviéndose de un lado a otro. Se acercó a Jimena y le dio un beso en la boca.
-Eso que tienes entre las piernas es una monstruosidad. Dios mío, ¿Qué hicimos? Esto no debió pasar.
-Mujer, pasó y lo disfrutamos, no te angusties.
-Estoy casada.
-Voy al baño. -Polo entró al baño y comenzó a orinar, Jimena se acercó y no podía creer como se escuchaba la fuerza del chorro al orinar. -Este hombre parece que tiene 30 años.
-JIMENA, ENTRA, VAMOS A DUCHARNOS.
-NO, NO, DÚCHATE TU, DESPUES YO. Ay que dolor de cabeza, ¿Qué voy hacer? ¿Por qué lo hice? No debí beber, ¿Dios mío por qué permitiste esto?
-Listo, te toca, te advierto que el jabón es un asco y la toalla parece pepel higiénico, no seca.

Jimena se duchó, ambos se vistieron y antes de salir Polo le puso las manos en la mejilla.
-No te sientas mal por lo que hicimos, fue hermoso y lo disfrutamos, listo, esto quedará entre tú y yo. -Le dio un beso en la boca y Jimena quedó sin voluntad.
-Me duele la cabeza y tengo hambre.
-Vamos a la arepera a desayunar y nos vamos a tu casa.
Se sentaron en la misma mesa de anoche y se rieron, pidieron un par de arepas de queso amarillo. -Y nos va a traer dos cervezas bien frías.
-No, no, Polo más cerveza no.
-Tómatela para que veas que te vas a sentir mejor.
Se comieron la arepa pero Jimena seguía con hambre y pidieron otra. -Y dos cervezas más.

Hablaron de lo que pasó anoche, del sexo que tuvieron y de las dimensiones del su pene. Pidieron una tercera ronda de cerveza.
-Mi esposa cada vez que íbamos a hacer el amor sentía miedo, a veces me evitaba, estuvimos 30 años juntos y siento que hicimos el amor muy poco.
-¿Y eso, por tu pene?
-Si...le dolía mucho, ya de mayor aún más, siempre tuve problemas con las chicas por eso. -Bajó la voz. -En cambio tú fuiste una campeona, cabalgaste y todo.
-Que vergüenza, pero me duele todo, hasta la garganta.
-Es que también te aplicaste mamando. -Jimena se puso roja de la pena y Polo rió y ella lo siguió, pidieron otra ronda y una arepa para compartir.
Cuando pidieron la quinta ronda Polo la besó en la boca y Jimena le pasó el brazo por la espalda.
-Tráeme dos cervezas más pero en vaso de plástico para llevar y cóbrate.

Héctor, dejaba a Oto en casa de Ignacio. Le dijo al taxi que esperara un momento. -Yo pago el recargo.
-No puedo creer que vayamos a terminar Héctor.
-Va a ser lo mejor para ambos, al final es la mejor decisión.
-¿Mejor decisión? -Oto sacó su billetera y le devolvió los dólares a Héctor.
-No tienes que hacer eso.
-Es tu dinero. No lo usé, te lo devuelvo.
-Es tuyo.
-No lo quiero. -Se lo entregó y Héctor lo abrazó y ambos comenzaron a llorar. El taxista los veía y con los ojos húmedos se le hizo un nudo en la garganta viéndolos.
Se separaron y Oto cogió su maleta y entró al edificio.

Héctor se montó en el taxi y le dio la otra dirección. Echó su cabeza hacia atrás apoyándola en la cabecera del asiento. El taxista lo veía por el retrovisor.
-Disculpa que me meta, pero es que...bueno, yo he visto gente gay, parejas que se han montado en mi taxi y se besaan así como guiñao pa que uno no los vea y tal...pero lo que ví hoy nunca lo había visto y se veían tan bonitos juntos, Verga esa palabra nunca la digo, me parece de jeva, pero ustedes se ven bien juntos y se les nota que se aman y verlos terminar me arrugó el corazón. -Hector comenzó a llorar.
-No se ponga así, deje pasar unos días y lo que haya pasado lo verán de otra manera, hablarán y todo se arreglará. Y a pesar de la diferencia de edad hacen una bonita pareja, ese chamo lo ama, ese no está por sus reales, bueno no sé si usted tiene plata pero digo porque usted es maduro y el debe tener mi edad o menos.
-Es aquí, en ese edificio. El taxista abrió la maleta, se la entregó y le dio su tarjeta.
-Llámeme si necesita una carrera a la hora y el día que sea, yo trabajo casi que 24 horas. El hombre abrazó a Héctor que no supo que hacer pero luego lo abrazó.
-Tranquilo que ustedes van a volver. El problema será su esposa si se entera de esto, supongo.
-¿Mi esposa?
-Tiene el anillo de casado.
-Gracias por todo Richard.
-De nada señor. Y mire, si usted es bisexual pues dígaselo a todo el mundo. Sea feliz que nadie lo será por usted.

Héctor entra al apartamento y se consigue con Castro.
-¡Señor Héctor! -Castro estaba en bata. -¿Usted no estaba de viaje?
-Si y ya estoy de vuelta, ¿Tú eres Castro?
-Si...disculpe las fachas, es que apenas me estoy levantando.
-CAAAASTROOOO, AMOOOR. MONTA CAFEEEE....¡PAPÁ! -Agustín llegaba a la sala desnudo. Se tapó con las manos y regresó a la habitación a buscar una toalla.
-¿Y ustedes se quedaron a dormir aquí?
-Si señor...pero yo me voy ya.
-No, no, no. Tranquilo, puedes quedarte. ¿Jimena está en la habitación? -Castro iba a responder pero llegó Agustín.
-Papá, mamá bajó a comprar unas cosas con el papá de Castro.
-¿Con tu papá? ¿Pero durmió aquí? Ustedes dormían ¿Que hicieron ellos?
-No papá, te explico. -Cuando Agustín iba a hablarle escuchan unas risas y unas llaves.
-Ja ja ja ya ni conozco mis llaves, Aaay no, ¡saca la mano! -Se le cayeron las llaves. -Deja la tocadera que tengo que abrir ja ja ja
-Te quiero tocar y otras cosas.

Héctor abre la puerta. Jimena y Polo se levantan, se reían pero al ver a Héctor se les borra la sonrisa.
-¿Héctor? ¿Qué haces aquí? -Jimena intentaba sostenerse en pie.
Agustín se pasa las manos por la cara y Castro se pone la mano en la cabeza preocupado.
-¿Estás borracha? ¿Están borrachos? ¿Dónde estabas?
Jimena entró al apartamento y Polo la siguió. El se sentó en el sofá y ella quedó de pie.
-Si, estoy booorracha, muy borracha.
-Ok, vamos al cuarto y hablamos.
-¿Tu que haces aquí? ¿Tú no llegabas el domingo?
-Me tuve que regresar.
-¿Y eso? Tu amante te montó cachos en Miami y lo dejaste ja ja ja ja.
-Jimena por favor vamos al cuarto.
-Mamá hazle caso a papá.
-¿Yo también te monté los cuernos Héctor Vázquez, no eres el único...con este señor...este señor...Se me olvidó tu nombre...en fin, es tu consuegro, este señor me hizo el amor uuuf buenísimo. -Hector la cogió del brazo. 
-Jimena por favor vamos a la habitación.
-¡QUE NO! Que todos se enteren que me acosté con Popooooooo, Polo, pasé la noche con Polo. Tiene un pipí Dios mio.
-MAMÁ. -Es una cosa enorme, da miedo no se cómo logré me...
-YA BASTA. -Jimena se desmayó, pero antes de caer al suelo Héctor la atajó.
-La voy a acostar.

-Papá que oportuno eres para llegar.
-¿Yo? Será él, regresó antes. Hijo tu suegra es una mujer maravillosa y fogosa.
-Papá cállate por favor. -Agustín se rió callado pero se puso serio en seguida.
-Ahora es que viene el peo. Vístete y te llevas a tu papá.
-No, no, no. Me voy ya, así en bata. Después me das la ropa. Saco a mi papá de aquí ya.

Castro levantó a su papá para irse del apartamento.
-Te llamo luego. Te amo. -Le dio un beso a Agustín.




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