domingo, 21 de febrero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 42

 


-Mamá, Castro viene hoy a casa, pero tranquila que no vas a cocinar y además viene con un invitado.

-Que bueno, hoy domingo no quiero cocinar y menos para nosotros dos. ¿Quién viene?
-Tu consuegro.
-Ay Dios mío ya estamos en esos niveles, deberías esperar que esté tu papá para hacer una comida con tus suegros.
-Mmmm pues no, Castro trae a su papá porque quiere conocerte. Es viudo tiene 65 años, talla madera, trabaja desde su casa pero Castro es el que se ocupa de él. Vive solo.
-¿Y me quieren encasquetar al hombre?
-No vale, un nuevo amigo.

Un par de hora después llegaba Castro con su papá.
-Buenas tardes señora Jimena, un placer. - Le entregó unos tulipanes. -Mi hijo me dijo que le gustan. -Y le regaló un hermoso cofre de madera con unos delicados arabescos. -Y esto lo hice especialmente para usted.
-Ay muchísimas gracias, que hermoso.
Castro trajo la comida que la dejó en la cocina junto a un par de botellas de vino. Le entregó a Agustín una tableta de chocolate oscuro.
-Para endulzarte este domingo. -Le dio un beso en la boca frente a ambos padres.
-Yo, estas cosas no las entiendo, eso que dos hombres o dos mujeres se besen y tengan sexo, no lo veo, no lo veo.
-Pero Castro es su hijo.
-Por eso lo acepto, es un hombre trabajador y me cuida, pero esos amoríos entre hombres eso es muy raro.
-Vamos a la cocina, le sirvo una copa de vino y me ayuda a acomodar la comida.

Castro se separó apenas centímetros de Agustín. -Yo te beso y me pones duro el güevo.
-Tú me besas y yo pierdo el control de mí.
-Ya va a ser hora que te mudes conmigo, necesito hacerte el amor todos los días
-¿Tu estás consciente de las dimensiones de lo que tienes ahí abajo? Me vas a tener que pagar la reconstrucción de mi pobre culo y no pienso meterme más Popper.
-Mejor, así sientes cada trozo de mi verga cómo entra despacito flaco, ¿Tú no sabes cómo disfruto estando contigo?
-¿Solo disfrutas conmigo en la cama? -Castro lo volvió a besar. -Yo disfruto contigo hasta cuándo hablamos por teléfono. Quiero que vivas conmigo, quiero casarme contigo.
-Hey, hey, hey...un paso a la vez. Vamos con calma.
-Es que yo no quiero estar tres años contigo como tu ex y no nos casemos, yo quiero pim pum pan. Que seas mi marido y que lo mio sea tuyo y lo tuyo sea tuyo.
-Será que lo mío sea tuyo.
-No, lo tuyo, es tuyo, y lo mío es tuyo. Solo tú eres mío, mío, mío. -Lo abrazó y lo alzó.
-Verga carajito, no sé qué coño me hiciste pero es que te amo flaco. Tenemos semanas nada más y te amo...una vaina loca.
-Ay Castro, no me digas esas cosas que... -Castro le puso los dedos en los labios.
-Calla, yo sé que tú no me amas como te amo a ti, no soy tonto, pero se que me quieres mucho y te gusto, pero yo sé que me vas a amar y yo seré el hombre de tu vida como tú serás el de mi vida. -Esta vez Agustín lo besó .
-Se me está parando y tú mamá me va a ver.
-¿Te pellizco las tetillas?
-Eso hará que acabe no que se baje. Escucha, no hables, escucha, escucha.  -Jimena se reía mientras Polo, el papá de Castro le contaba historias.
-Mi papá es feliz con una mujer, pero si le está contando esas historias es que le cayó muy bien tu mamá.
-Amor te recuerdo que mi mamá está casada.
-¿Qué me dijiste?
-Que mi mamá está ca...
-No, no, lo que dijiste antes. Me dijiste amor, ¿Ves? Es un avance. -Otro beso descontroló a Agustín y Castro lo llevó al baño de visita.
-Mámalo aunque sea.
-Van a preguntar por nosotros.
-Coño mámalo y me pellizcas las tetillas.
Como pudo, Agustín se metió el pene en la boca y miró a Castro, su cara estaba entre los enormes pectorales velludos con unas tetillas que parecían tornillos.
-Este hombre me va a volver loco en cualquier momento. -Le pellizcó las tetillas y Castro echó la cabeza hacia atrás, apretando los glúteos y descargándose en la boca de Agustín.
-¡Se te bajó el güevo, mira!
-Uuuf, quería soltar esa leche, quedé cansado, salgamos.

Jimena y Polo estaban acomodando la mesa, Polo colocó los tulipanes en el centro para adornarla.
-Me gusta ver sonriendo a tu mamá, que bote esa tristeza.
-Se lo merece, ha tenido unos días...aunque está seria, está mejor que hace unos días, debe ser que está asumiendo esto, no sé, pero hoy tiene los ojos brillantes.
-Es que mi papá es encantador, como yo.
-Jajajaja bueno físicamente son iguales.

Se sentaron en la mesa. Polo y Jimena se sentaron una al lado del otro y frente a ellos Castro y Agustín.
-Vamos a brindar por este encuentro y este almuerzo de domingo ¡SALUD!
Mientras Polo hablaba con Jimena muy animado, no le prestaban atención a sus hijos. Castro le bajó el cierre del pantalón y sacó el pene de Agustín que lubricaba y Castro le pasaba el dedo por el glande de forma circular y rápida.
Agustín se le erizaba la piel y sonreía cuando su madre volteaba a verlo. Su respiración estaba acelerada pero se controlaba hasta que tuvo que cerrar los ojos. Acabó.
Castro levantó su mano y se metió los dedos en la boca limpiándose.
-Amor trae la otra botella.
-Voy. -Agustín vio a Castro.
-Yo la busco suegra, quédate sentado.

Regresó a la mesa, abrió la botella y sirvió en las copas.
-¿Ustedes que van a hacer hoy?
-No sabemos, a lo mejor cine o dar una vuelta.
-Yo me voy con Jimena al teatro.
-Ah que bien. ¿A qué hora?
-Casi que ya, compré las entradas por internet. -Castro le lanzó las llaves de la camioneta.
-Se me van en la camioneta y luego del teatro se toman algo. Algún local debe estar abierto.
-Yo tengo tiempo que no salgo en la noche a tomar algo...y menos con un hombre que no sea mi esposo.
-Bueno Jimena, tómalo como unas vacaciones mientras tu esposo está de viaje por trabajo. Además somos unos amigos que van a compatir unas copas.
-Tranquila suegra que mi papá es muy respetuoso.

-Bueno me avisan cualquier cosa, papá mosca con la camioneta. Disfruten el teatro.
-Chao cariño, chao Castro.

-Y ahora yo voy a disfrutarme este cuerpito, este culito, este pipisito rico, rico.



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