domingo, 4 de julio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 170

 


–David...David...coño.

–Papá ¿Dónde estabas metido? ¡Casi cuatro días desaparecidos!
–Yo no estoy ahora para dar explicaciones.
–Tienes dos hijos. Mamá tampoco aparece y está con la bebé.
–Disculpen...David yo me visto y me voy, creo que tienes cosas que resolver con tu papá.
–¿Quién es este negro?
–Papá...
–Le agradezco un poco de respeto señor.
–Señor, no tengo idea de cuantas botellas de whisky me he bebido en tres días. Disculpe lo de negro...-Dijo eso y José David cayó al suelo desmayado sudando frío.
–Coño de la madre, ayúdame Jacinto. -Como pudieron lo cargaron y lo llevaron a la habitación.

Diego le daba la bienvenida a Ignacio al apartamento que hasta hace unos meses compartía con su exesposa.
–De momento dormiremos juntos mientras compras una cama.
–Yo todavía no puedo creer que voy a vivir contigo despues de la burrada que hiciste. Cuando te advertí que no metieras a nadie extraño en el apartamento y vas y metes al psicópata pálido ese.
–¿Que coño iba a saber que era un loco y novio tuyo?
–COÑO DIEGO PARECES BOLSA, ME PROVOCA MATARTE A COÑAZOS. METISTE A UN DESCONOCIDO. 
–Soy un imbécil. -Se sienta en el sofá y se sostiene la cabeza con las manos. -Ignacio se la acaricia.
–Lo eres marico, pero ahora tenemos que enfocarnos en generar dinero que jode y pagar el arreglo de ese apartamento. -Ignacio se puso en cuclillas.
–Estoy vivo de milagro. -Ignacio le levantó la cabeza y le dio un beso en la boca.
–Discúlpame por el golpe que te di. Lo que dijiste de ser cura ¿Es en serio?
–Si.

–Tu papá tuvo una descompensación, tiene el hígado inflamado pero ya lo estabilizamos, en una hora se lo pueden llevar.
–Gracias Doctor. Gracias Jacinto por acompañarme.
–No te iba a dejar solo con este peo.
–Perdiste de dar clases.
–Tranquilo, tampoco es de morirse.
Ya en el carro, José David estaba en el asiento de atrás recostado.
–Te ayudo con tu papá al llegar y me voy.
–Tranquilo, ya has hecho bastante. -Jacinto le acarició la nuca al chico.
–Disfruté haciendo el amor contigo.
–Yo pensaba que ibas a tener un vergón como el del negro de whatsApp, pero estuvo bien.
–Pendejo. -David se rió.
–No, en serio, yo tambien lo disfruté Jacinto, de verdad que sí...creo que es primera vez que hago el amor así, no sé como explicarlo, con esa entrega, cariño...siempre lo he hecho a los trancazos, mete y saca, pero contigo fue distinto. -Jacinto tomó la mano de David y la puso en su entrepierna.
–Ya me lo paraste. -José David se levantaba y se sentó estirándose. Su rostro delataba cansancio y trasnocho pero ya estaba más lúcido.

–Hijo...gracias por llevarme al hospital, estaba mal y gracias a ti también ¿Jacinto?.
–Si, lo importante ahora es que descanse.
David les puso a ambos las manos en los hombros.
–Tengo que confesarles algo. No me importa que Jacinto esté aquí. Pasé tres días bebiendo y durmiendo con un hombre.
–Ajá, ¿Que hay con eso?
–Coño carajito, estás lento. Tuve sexo con un hombre, me lo cogí y me cogió. Yo ahora estoy...coño...confundido, no joda...me cogí a un tipo.
–Y te cogió.
–Si...me cogió, ese el peo... Soy marico...me cogieron. -Jacinto miraba por la ventana sin opinar ni ver a David.
–Papa que te cojan no te hace marico. Además no eres gay, eso fue una noche loca. A lo mejor eres bisexual, lo acabas de descubrir.
–No, no, no, soy marico, maaaaricooo, me cogieron y me gustó, me cogí al carajo y me gustó.
–Bueno papá, luego hablamos de eso, te vas a quedar descansando, yo voy al taller y ver como coño consigo a mamá.
–Berta es un puta, loca y puta. Coño, saliste a tu madre, tambien te acuestas con negros y eres puta y loca, loca de marico, quiero decir. Mierda...no se que carajo estoy diciendo...no me hagan caso, creo que sigo borracho.

–¿Puedes caminar tu solo? -José David salía del carro.
–Si hijo, estoy bien. ¿Estas yendo a la universidad?
–Si papá, estos días no, con ustedes desaparecidos era imposible
Entraron al apartamento y José David quería ver a sus hijos. David le dijo que se acostara que en la tarde los trae. –Yo voy al taller ahora.
Jacinto y David llevaron a José David a la habitación y lo acostaron. –Descansa papá.
–Yo me voy David, pero avisame cualquier cosa. -David lo besó.
–¿Por qué no te quedas hoy conmigo otra vez?
–Está tu papá, atiéndelo, cuando las cosas se calmen veremos o te quedas en mi casa.
Se vieron a los ojos y volvieron a besarse.
–Coño carajito, me tengo que ir y me están dando ganas de cogerte de nuevo.
–Vete, yo tengo que ir al taller.
Jacinto se fue y David le quitó la ropa a su papá. –Coño...que güevazo tiene mi papá. ¿Será que se lo mamo otra vez? Mierda, soy un enfermo, marico, es tu papá. Un poquito nada más. Una metida completa y me voy. -Se acercó y tomó el pene flácido y se lo introdujo en la boca. Comenzó a salivar y lo metió todo, estaba disfrutando el pene aunque flácido pero de repente comenzó a crecer, lo tomó con la mano, su lengua lo recorría y volvía a introducirlo en su boca. El pene tomó firmeza y David se asustó soltándolo, pero se le quedó viendo.
–Sigue mamando, no pares. -Decía José David con los ijos cerrados, el chico salió de la habitación.

–Recuerda que tenemos que ir a la PTJ a volver a declarar.
–Si, ¿Vamos juntos?
–Si claro.
Diego acomodaba sus cosas en la habitación, estaba solo con el bóxer.
Ignacio volvió a entrar al cuarto, y sin hacer ruido se le acerca a Diego y le baja el boxer. Se asusta e Ignacio le abre las nalgas mara chuparle el culo.
–¿Qué haces? -Ignacio se detiene.
–¿Tú que crees?
–Me dijiste que no querías tener sexo conmigo.
–Ahora si quiero cogerte. -Diego se volteó y le apartó la cabeza, se subió el bóxer.
–No Nacho, fuiste claro y yo, en este momento, estoy enfocado en otros asuntos más allá de los carnales.
–¿En serio marico? ¿Tú conoces a Renato? Me dices que si y me cago.
–No, no conozco a ningún Renato.
–Menos mal. Coño, vamos a echar una tiraíta.
–No Nacho, ya te di mis razones.
–¿Que razones? No diniste un coño, puras pendejadas de asuntoa carnales no joda, ya me tienen arrecho todos. ¡Te voy a coger!
Empujó a Diego a la cama quedando boca abajo, sobre el, con una mano le bajaba el boxer y con la otra le aprisionaba la cabeza. Sacó su pene del short y se lo metió entre las nalgas
–AAAAAAUUUUU COÑOOO, ME HACES DAÑO.
–shhhh, aguanta, aguanta....aaah, aaah, ya me vengo, aaaah, aaaah, aaah, AAAAAAAAH AAAAH, carajo. Se puso de pie.
–Ahí tienes, ya te cogí. -Salió de la habitación y dio un golpe en la pared. –¿Que coño hiciste Nacho? ¿Te volviste loco? -Comenzó a llorar, buscó una cerveza y se la bebió de un tirón. Entró a la habitación y Diego seguía tumbado en la cama.
–Perdóname Diego... No sé qué me pasó.
–Tranquilo. -Se levantó de la cama, cogió el bóxer y se lo colocó. Sintió como corria un hilo de semen por su pierna. –Ya me doy cuenta de quien ered y con lo que tengo que lidiar. Arriba hay un Dios que todo lo ve.

–No, no, no, de verdad que yo me consigo cada loco. Mi leche debe estar piche no hay otra explicación.




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