sábado, 10 de julio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 176

 


Enrique manejó hasta un hotel discreto. A las habitaciones se llegaba directamente con el vehículo.

–Aquí vengo cuando quiero tirar con hombres.
–Ya te deben conocer entonces.
–Tampoco vengo mucho, estoy casado y sigo teniendo sexo con mi mujer. Cierra el portón mientras abro la puerta.
David cerró y subió las escaleras. Enrique lo tomó por la nuca, lo trajo hacia él y lo besó.
–Desabróchame el pantalón y mámame la verga.
El tipo da órdenes, quiere que sea sumiso. -David se pone en cuclillas y comienza a desabrochar el pantalón mientras lo ve a los ojos y se moja los labios con la lengua, Enrique levantaba las cejas mientras se mordía la lengua. Desabotonó el pantalón y lo bajo. Se sorprendió un poco al ver el interior. –¿Y aquí adentro hay algo? -David pasó sus manos por las nalgas del hombre.
–Baja el interior y comienza a mamar.
David le bajó el interior y frente a él apareció un excesivo vello púbico y se asomaba un diminuto pene que apenas estaba erecto.
–¿Y esto cómo se mama? -Enrique le empujó la cabeza hacia su pene, los vellos tocaron su nariz y sus ojos. –Dios esto huele a suda'o. –Se lo metió en la boca. El pequeño pene crecía dentro, apenas dos centímetros más, David lo mamaba aunque en su boca era enorme para el diminuto miembro.
–Ponte en la cama boca arriba y abre las piernas. -Enrique se ponía el condón y lubricante, a David le hizo gracia que se colocara lubricante pero no dijo nada. El hombre se acercó, tomó las piernas del chico y apoyó el pene en la entrada del culo. Empujó y el pene entró.
–Dale, mételo.
–Ya lo metí, disfruta.
¿Ya lo metió? ¿Que metió? –Aaay, dale...dale, sigue. -David gemía como si sintiera algo, por dentro se reía. Enrique se agachó y lo besó.
Coño el pana besa bien, pero de tirar, cero uno
David seguía gimiendo y cerraba los ojos, le apretaba los brazos. Enrique.
–¿Te duele? ¿Te gusta?
–Siii, duele, sigue.
–Tranquilo ya voy a acabar.
Gracias a Dios...que suplicio. -David levantó sus caderas y le apretó el pene.
–Uy ahí voy, ¿Te acabo encima? -No había terminado de preguntar y sacó el pene quitándose el condón, jaló dos veces su pene y de repente cuatro chorros de semen cayeron sobre el pecho y abdomen de David, el chico estaba impresionado.
–Maaaarico, no tiene guevo pal lechero que saca, me bañó.
–Chamo ¿puedes lavarte? No soporto el olor del semen.
–¿Qué? Marico es tu leche y me acabaste encima porque tú querías, hubieras acabado en el condón.
–A ustedes los gais les gusta que le acaben encima.
–¿Perdón?
–Dúchate y me ducho yo y te invito a almorzar. 
Mientras David se duchaba, Enrique entró al baño. –¿Te quitaste el semen?
–Si. -El hombre entró.
–Me encantó la tirada, espero que podamos repetir.
–Ya veremos.
–Si no estás apurado quiero invitarte a almorzar a un sitio que me encanta.
–Ah ok, fino, la verdad no...el taller hoy puede caminar solo.
–¿Trabajas en un taller?
–Mi papá es el dueño, lo estoy llevando ahora...un tema ahí.
–Luego me cuentas, me interesa eso.

Mientras iban en el carro, Enrique dio la vuelta para entrar a un hotel cinco estrellas.
–¿Qué, ahora vamos a tirar aqui?
–No vale, aqui queda el restaurante.
–Debe ser caro.
–Lo vale y tú bien lo vales para traerte aqui.
Pidieron vino y cada uno pidió una entrada y plato principal. En el postre conversaron de cosas más serias.
–¿Y mientras tú estas conmigo, donde está tu esposa?
–En casa encargándose de nuestro hijo. Yo soy empresario y tengo la excusa de viajar mucho, trabajar mucho y estar de aqui para allá. 
–Para portarte mal.
–Digamos para divertirme con  otras cosas que mi esposa no me da. 
–Vaya...¿Te gustó lo que te dí?
–Mucho, tanto que te vas a venir conmigo un fin de semana a Los Robles, tengo unos negocitos allá.
–¿Y por qué no llevas a tu esposa?
–Porque quiero ir contigo. Ella ya me ha acompañado. Por cierto quisiera reunirme con tu papá para proponerle un negocio.
–¿Ah si?
–So, hacernos socios, abrir más talleres mecánicos, ampliarlo. Yo pongo la plata. Tengo el capital.
–Coño...tienes platas, debes vivir bien.
–Bajo perfil para no llamar la atención pero si, tengo plata y tengo que gastarla y hacerlo contigo. Me acompañes a viajes. Si estás conmigo ganarás platica, mucha.
–Tengo novio.
–Yo esposa, pero quiero que estés conmigo para que me des culo cuando quiera.
–¿Y como hago con el novio? ¿Que le digo?
–Que tienes un macho que te va a mantener y te coge rico.
–El es un negro que tira divino.
–¿Tiene plata?
–Es profesor en la universidad.
–Es pobre. ¿Vas a quedarte con él cuando conmigo vas a obtener dinero?
–Coño pero es que le dije que me portaría bien.
–Le mientes, no es complicado. ¿En que unviversidad trabaja? ¿Como se llama?
Jacinto Hernández, trabaja en la universidad católica de Los Andes.
Enrique hizo una llamada. –Averiguame todo sobre Jacinto Hernández, trabaja en la universidad Católica de Los Andes...vale, me avisas.
–¿Que es eso? ¿Que vas a hacer?
–Quiero saber donde me estoy metiendo, quien es el tipo, buscarle su talón de aquiles...
–¿Que quieres hacer, matarlo? -David se levantó.
–Epa, epa, tranquilo chico, nadie habló de matar a nadie. Quiero saber que tanto te ata a él, yo quiero que estés conmigo cuando yo quiera.
–Me estás asustando Enrique.
–No chico, relájate. ¿Este fin quieres ir a la playa? En mi yate.

Tres policias de la PTJ y un fiscal estaban frente a la puerta de un apartamento. Tocaron la puerta dando tres golpes a fuerte después de tocar el timbre.
–No exgeren, con el timbre estaba bien.
–¿Quien?
–La policia cientifica, tenemos una orden de allanamiento. - Una mujer abrió la puerta, mostraron las placas junto a la orden y pasaron. –Estamos buscando a Juan Pablo Gómez.

Berta llega al edificio donde vive con sus hijos y esposo, estaciona el carro y abre la guantera. Saca el arma que está ahí.
Sube hasta el apartamentonde la vecina que tiene a sus hijos.
–Hola Berta, ¿Dónde andabas...? Estábamos. -Berta levanta el arama y apunta a la vecina.
–Dame a mis hijos y no le digas a nadie que yo los busqué.
–Berta...ba..baja el arma, no hay que...
–Busca a mis hijos.
–Mamáááá. -Se acercaron y la abrazaron, bajó el arma.
–Tráeme a mi bebe.
–¿Vas a tu casa?
–Voy a llevarlos a un lugar de paz, donde nadie nos hará daño, un lugar sereno, con mucha luz, todo blanco, muy blanco.
–¿Se van a mudar?
–Busca a mi bebé, nadie habló de mudarse, vamos a viajar a un nuevo mundo. Dios nos ha llamado.
La mujer trae a la bebé. –¿Que vas a hacer Berta? -Berta levantó el arma.
–No te interesa pero igual te vas a enterar pronto. Toma, llama a este número y dile que su carro está estacionado en esta calle.
Yo voy a metro con mis hijos.

–Esta al fondo, la puerta que está cerrada, es el cuarto de él.
Tocaron la puerta y abrieron. –Señor Gomez que usted detenido por intento de homicidio y daño a la propiedad.
–Se tardaron mucho. Mañana iba a ir a la policía a entregarme. Yo...
–Tiene derecho a permanecer callado, lo que diga puede ser usado en su contra.
–Todo está en contra, yo incendié el apartamento y quería matar a Diego, todo para vengarme de Ignacio que no quiso ser mi novio, me cogió y me mandó al carajo como han hecho todos los hombres. Me dejé coger por él porque era distinto a los demás, me entregué a el, era mi primera vez y me rompió el corazón, yo no iba a quedarme tranquilo, tenía que escarmentar.
–Coño...rolo e loco este.

–Berta entra al metro con sus dos hijos y con la niña en brazos.
–Mami ¿Adonde vamos?
–A un lugar nuy bonito mi amor. -Llegan al andén y Berta mira a los lados se acerca al límite de la franja amarilla, Sujeta fuerte a sus hijos con su mano libre, vuelve a mirar a los lados y se asoma al túnel. Un hombre, a pocos metros de ella, la ve, la nota ansiosa pero no se acerca, ve que tiene a los niños tomados fuertemente de las manos. Berta vuelve a mirar, hace contacto visual con el hombre que le mueve la cabeza como si saludara pero se va acercando a la pared del fondo del andén. Se siente la brisa cuando el tren se acerca a la estación y Berta se acerca a la franja amarilla. Vuelve a ver al hombre que va directo al cajon de la alarma, suelta a sus hijos y saca el arma apuntando y disparando hacia el hombre. No le da pero la poca gente que hay corre hacia todos lados, otras se acuestan en el piso. El hombre da un fuerte golpe a la alarma y se lanza al piso.
Un fuerte sonido precede el chirrido de los frenos del tren que se detiene justo antes de entrar al andén. 
En apenas segundos el anden estaba repleto de policias y operadores del metro.
Por las cámaras ya habían visto a Berta y al hombre. 

–¿Señora que pretendía hacer? Tiene tres niños.
–Ibamos a hacer un bonito viaje y por culpa de este hombre, se arruinaron mis planes.
–¡Loca! ¿Que viaje? ¡Te ibas a suicidar y llevarte a tres inocentes!
–Señor agente le voy a pedir que edte hombre salga de mi presencia.

–Vamos a un lugar más tranquilo donde habalrá con un persona, los niños van a estar bien. ¿Está casada?
–Mi esposo me abandonó cuando supo que la niña negra no era de él por razones obvias. Me acosté con un empleado de él.
–Entre aquí y espere. Ya viene el doctor.
–Yo me siento bien, ¿Para que un doctor?
Entra el médico y se presenta.
–¿Quieres conversar conmigo Berta?
–Más que conversar quiero hacer el amor, ¿Quiere? 
–No Berta, estoy aqui para ayudarte y oara eso necesito que me hables de ti.
–Mi novio es mala cama, el único que me hacía bien el amor era mi marido y el padre Ramón pero está preso. -Se quitó el vestido.–Hágamelo usted doctor, aquí mismo.
–Berta, por favor vístase o llamo a la policia.

Berta le dio una cachetada y luego comenzó a lanzarle manotazos. –SEGURO QUE ERES OTRO MARICÓN, TE GUSTAN LOS HOMBRES, EN VEZ DE APROVECHAR ESTE CUERPO. ¿TE QUIERES ACOSTAR CON UN DE ESTOS POLICIAS! -Golpes y cachetas recibía el doctor hasta que entraron tres policías que intentaban sin éxito inmovilizarla, hasta que uno de ellos le lanzó una descarga el3ctrica que la tumbó en el mesón.
–Dios, esta mujer está mal, muy mal.
–Loca pal coño y bruja.
–¿Bruja? 
–Estuvo contigo y supo que eras gay.




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