jueves, 8 de julio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 174

 


Jacinto y David pasaron la noche juntos en el apartamento de David, hicieron el amor un par de veces. No había amanecido y el chico se levantaba a atender a su hermanita. Pasó por la habitación de su padre y no estaba, cerró los ojos y un sentimiento de culpa se apoderó de él. Sacó ese pensamiento sacudiendo la cabeza y regresando a su habitación.

Sobre sus sábanas blancas dormía aquel hombre de piel oscura, con unos pectorales y abdominales marcados sin ser exagerados, sus vellos crespos cubrian su pecho y abdomen. David se deslizó acercándose al pene de Jacinto para lamerlo y dejar caer saliva, lamía sus oscuros testículos. El pene iba poniéndose firme mientras el chico seguía mamando. Jacinto abría los ojos.
–Buenos días carajito.
–Buenos días negro.
–Me vas a hacer acabar. -David se metió todo el pene en la boca, moviendo la cabeza, su lengua golpeaba el pene y succionaba hasta que sintió el tibio líquido inundar su boca. David  mamaba mientras Jacinto se retorcía pidiendo que parara. 
–Que rica esa acabada. -Se acercó a la boca del hombre y lo besó.
–Siempre me ha dado asco que me besen con el semen en la boca...pero me agrada que lo hicieras.
–Tenemos que irnos, yo al taller y tú a clases y tengo que atender a mis hermanitos antes que llegue el autobús.
–Te ha tocado duro.
–Es lo que hay...mi papá cogió calle y creo que no ha vuelto.
–¿Has pensado en lo que hiciste ayer? ¿Lo de tu papá?
–Prefiero no pensar. No me quito ese momento de mi cabeza negro y aunque estuvo terrible hacer eso, lo disfruté.
–¿Cómo quedo yo en esta historia? Me alejo y dejo que tengas un romance con tu padre.
–Negro no hables pendejadas ¿Cómo voy a tener una relación con mi papá?
–La tuviste y deseas repetir ¿Y yo?
–¿Tú qué, negro? Háblame claro, ¿Somos pareja, novios, amigos con derecho, profesor que se tira al estudiante?
–Coño...yo de pendejo pensaba que lo nuestro de algún modo iba en serio pero creo que no. -David se le acercó y le dio un beso en la boca.
–Soy un desastre para las relaciones serias, de hecho no he tenido, he tirado más que mi papá en esta corta vida que tengo. A lo mejor ahora voy al taller y me tiro a un mecánico...
–Ok, ok, ok David, ya, no me expliques más.
–¿Me puedes dejar terminar? Quiero algo serio, ¿Contigo? Si, al principio quería un tire y tuvimos aquellos peos pero ahora...
–¿Y tu idea de hacer películas porno?
–Te haces unos rollos en la cabeza negro. No sé, no sé, ahora tengo mil peos encima, no quiero otro, de hecho cuando estoy contigo y pasamos la noche juntos, me siento tranquilo.  -Ahora era Jacinto quien besaba al chico.
–Si me monto en esta aventura contigo me toca lidiar con eso, tu putería. Yo no puedo llevarte el ritmo como para que no pienses en otros hombres.
–Ja ja ja negro...no seas tonto, relájate, no te encierres en un solo pensamiento, abre tu mente, disfrutemos del sexo libre con protección. Hacerlo con quien nos plazca y al final del día estamos tú y yo en casa, en tu casa, en la mia, juntos amándonos, compartiendo, viajaremos, cenaremos en restaurantes que se yo, pero saca de tu cabeza la monogamia.
–Coño carajito...que vaina...es arrecho que pienses así, es válido, yo no puedo procesar eso así.
–Yo quiero estar contigo negro, en serio, pero no me hagas exclusivo. -Volvieron a besarse, Jacinto se fue a duchar mientras David preparaba el desayuno y despertaba a sus hermanitos.

David llegaba al taller. Vio a Kelvin y lo saludó a lo lejos moviendo la cabeza. Entró a la oficina, encendió la computadora y fue a orinar. Mientras veía el chorro le vino a la mente la farmacia. –¿Será que llamo a Enrique a ver que tal?
–Hola, es David, el de la bebé en la farmacia...bien...bien...si, trabajando...en el taller de mi papá...si...¿la beba? Bien, con la vecina que la cuida...gracias...te llamaba a ver si querías almorzar...bueno, yo tambien quiero tirar pero hay que cuadralo bien, yo ando medio complicado...dale...bueno...ahí vemos...ok, ok ¿Puedes venir al taller y comemos por aqui?...ok...ahora te mando la dirección.-
–Coño...este ya me quiere coger...tiene ganas de cogerse a un hombre.
–¿DÓNDE ESTÁ KELVIN, DÓNDE ESTÁ KELVIN? -Se escuchaba en la oficina los gritos de una mujer.
–¿Mamá? ¡Mi mamá está aquí! -David salió y vio a su madre discutiendo a gritos con Kelvin.
–¡BERTA! ENTRA A LA OFICINA. -Los mecánicos se quedaron sorprendidos al ver el grito que le lanzó David a su madre. Kelvin estaba paralizado viendo el rostro desencajado de Berta preguntando por su hija.

Berta entró a la oficina.
–¡Mamá! ¿Dónde coño estabas metida? ¿Tú te acuerdas que tienes tres hijos? Cuatro conmigo.
–¿Mi bebé dónde está?
–La está cuidando la vecina.
–Esa perra quiere acostarse con tu padre.
–Tú te has acostado con media parroquia. -Una cachetada le volteó la cara a David.
–No tienes moral para ofender a tu madre. ¿Dónde está tu padre?
–Desaparecido de nuevo, ambos se perdieron y me dejaron el paquete. ¿Dónde estabas?
–No te interesa, voy a buscar a mis hijos y me los llevo.
–¿Pero adonde te los vas a llevar?
–Hijo...-le acarició la mejilla. –Soy su madre con quien van a estar mejor sino conmigo?
–Eso es lo que me da susto.
–Vivo con mi novio y me llevo a mis hijos con él.
–Mamá, no es tan sencillo. Papá puede reclamar los hijos.
–Que se atreva, yo tengo quien me defienda, tengo contactos.
–Ay por favor. ¿Quién eres, la narco?
–Voy a casa a llevarme a mis hijos ¿Ok? Si tu padre aparece que me llame.
–Mamá...-Berta volteó. –No vayas a cometer una locura.
–Tengo la edad para cometer las locuras que no hice en mi adolescencia.
–Voy a llamar a la vecina para que tenga lista a la niña. ¿Vas a buscar a mis hermanos al colegio?
–Si, hoy que tengan el día libre.
–Mamá...
–Ay hijo, deja de meterte en mis asuntos, mira que ya no me meto en tus puterias. A los negros fóllatelos, pero no tengas una relación con ellos, al final la cagan.
–Mamá...ya, vete de aqui.
-Hazme caso, mira lo que me hizo Kelvin, me acosó para que le aumentara el sueldo, me hizo suya, me montó una barriga y abandonó a su hija. Ten cuidado con los negros.

David siguió trabajando ahora con una preocupación más en su cabeza. Luego de estar conversando con los empleados, pagar a proveedores, pedir repuestos, se hicieron las 12 y sonó su celular.
–Hola, estoy afuera del taller- David recogió sus llaves, su billetera y salió. 
–Hola. -David se montó en el carro.
–¿Tienes hambre?
–Lo que tengo son unas ganas de cogerte.
–Plomo.


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