viernes, 9 de julio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 175

 


–No mi flaco...coño, ni la toqué. Tengo una fama...

–Bueno mijo...tú no aguantas dos pedidas para cogerte algo que se mueva en el piso.
–Coño flaco, que poca confianza me tienes.
–Bueno Castro, sigue el cuento antes que me arreche.
–Ella intentó meterse en la ducha, cuando me volteé me vio el guevo y se asustó. Salió del baño.
–Tú como siempre mostrando el guevo.
–Flaco...me estaba bañando, ni modo que esté vestido.
–Te tapas con las manos.
–¿En serio? En fin salió yo me terminé de duchar, la busqué y le dije que se fuera de la casa y no volviera, le pagué y se fue.
–Ahora tenemos que buscar otra niñera...que peo.
–¿Ahora te vas a arrechar porque la boté?
–Coño es que tú...no sé...ese cuerpo, el vergón, llamas la atención y todos y todas quieren contigo.
–¿Y qué hago, me suicido por ser descomunal?
Agustín no habló más, Castro lo despeinó.
–Eres el hombre de mi vida flaco. No voy a hacer nada para joder lo que tenemos y prepárate porque cuando entreguemos la iglesia tú y yo nos casamos.
–¿Qué?
–Si...me caso contigo, ya no le demos más largas.

Ignacio y Diego llegaban a la sede de la policía científica para rendir declaraciones.
Uno de los policías que había estado el día del incendio, reconoció a Ignacio y saludó dándole la mano.
–Yo estuve el día del siniestro del apartamento, me llamo Eloy Campos, te vi con tu amigo cuando te detuvieron en el carro...bueno fui yo quien te detuvo cuando lo golpeaste a él. -Diego veía al policía y se sonreía pues su mirada hacia Ignacio era distinta, se notaba que le gustaba Ignacio.
–Ah ok, mucho gusto, me llamo
–Ignacio...pasa a esa oficina que van a hablar contigo, luego pasas tú. -Ignacio entró a la oficina y le hicieron varias preguntas, firmó su declaración. 
–¿Y ya detuvieron a ese loco?
–Está ubicado, pero ya vamos a detenerlo. DIEGOOOO 
–Ve y di todo, todo lo que sabes.
–Lo que me acuerde, pero Dios me va a iluminar.
–Así sea una vela pero ilumínate... Este carajo está apendejeado.
–¿Ustedes son pareja?
–Nooo, que va...y menos con él, yo me dejé de usar eso de novios.
–Ah coño...asi de mal te habrá ido...
–Burda...desde que me montaron cachos no he levantado cabeza, debe der que pesan jajajaja y me he conseguido cada loco...por ejemplo el que me tiene en esta comisaría.
–Yo no tengo ninguna tara. Me considero una persona sana y centrada. -Ignacio volteó a verlo.
–Ah coño...¿Tú me estás echando los perros?

–¿En estas fotos reconoces al agresor?
–Ah pero ¿Ya lo atraparon?
–No pero tenemos fotos de los sospechosos, en este caso se reduce pues las evidencias apuntan a que la persona es albina.
–Es este...segurísimo, es este, metan preso a este tipo.
–¿Estás seguro? Cuando lo detengamos serás capaz de reconocerlo en vivo aqui en la estación?
–Si, claro, me avisan y vengo a confirmar. Quiero verlo cara a cara y decirle que lo perdono.
–¿Disculpa? ¿No vas a poner la formal denuncia?
–Si, claro que sí, pero yo lo perdonaré por el mal que me hizo a mi y a terceros, es un acto de bondad para yo quedar en paz con mi alma.
–Bien, ya puedes irte, firma esto y te avisaremos.
El policía sale y ve a Ignacio. -¿Tu amigo es evangélico, cristiano?
–No...tiene una pendejada ahí con el tema religioso.
–Me dijo que cuando tenga al sospechoso frente a él lo va a perdonar.
–Ay oficial no le haga caso, anda así desde que vio el cuarto intacto y el apartamento achicharrado, se siente el elegido, el iluminado.
–Ahí viene tu amigo. -Le dijo Eloy.
–Listo Nacho, creo que es todo ¿No?
–Si, ya se pueden ir. Pero como te dije queremos que vengas cuando atrapemos al sospechoso.
–Aquí estaré. Gracias por todo.
–Espera Ignacio. -Eloy lo agarró por el brazo, Ignacio le vio la mano y luego lo vio a los ojos.
–Ve yendo al carro Diego. -Le dio las llaves, Ignacio siguió a Eloy hacia un pequeño cuarto, el muchacho al verlo le recordó a las películas policíacas. –¿Me vas a interrogar?.
–No, quiero que anotes mi número. Me gustas mucho Ignacio, quisiera volverte a ver pero en otro ambiente, hoy no tengo guardia, si quieres podemos salir.
–Tú serás muy sano y centrado, pero marico tienes un arma, eres policía. Ustedes no comen cuento para dar unos pepazos.
–¿Acaso debo accionar el arma contra tí? ¿Eres un asesino, narco, psicópata, ladrón? -Ignacio se le quedó viendo fijamente a los ojos.
–Puedes accionar el otro armamento que tienes, no me importa que me dispares con ese arma. Dame tu número y te doy el mio.
–Ya tengo el tuyo, solo quería conversar contigo y que tuvieras el mio, no queria invadir tu espacio.
Aaaay marico...este pana es otro cucú, ya lo vi...chamo , yo me tengo que sacar la carta astral, o verme con un santero, me hicieron un trabajo. -Ignacio guardó el número en su celular.
–Dale pana, te aviso y cuadramos.
–Recuerda que hoy estoy libre. No siempre estoy disponible.
–Vale, te llamo más tarde.

La habitación tenía el olor a un bar luego de cerrar y la gente se fue dejando un desastre. Botellas por todos lados, olor a tabaco y a orine. Hector penetraba a José David que estaba con su cabeza apoyada al colchón y sus caderas elevadas hacia Hector que estaba arrodillado detrás de él. Bebía mientras movía sus caderas.
–Cógeme tú ahora, estoy tan peo que el culito lo tengo flojito, se me salen los peos, oye. -Se lanzó una flatulencia y se acostó boca arriba levantando las piernas esperando que José David lo penetrara.
–Verga tú con casi 60 años y la pinga se te para aunque estés borracho pal coño. Tienes razon el culo lo tienes flojo, el guevo entró facilito.
–Es que  tienes un pipi de niño JA JA JA JA JA.
Ambos comenzaron a reir y José David no pudo seguir, tumbándose al lado de Hector. Seguían riendo hasta que José David se puso a llorar.
–¿Otra vez vas a llorar? Coño, la pea llorona, guevón ya, listo te cogiste a tu chamo, ya, pasó. ¿Que vas a hacer? ¿Te vas a echar a morir? Culo es culo.
–Es mi hijo Hector.
–Yo creo que te gustó cogerte al chamo.
–Si. -Le dijo José David de manera tajante.
–Coño...no...COÑO...NOOO, ¿Disfrutaste cogerte a tu hijo? Carajo, carajo...yo no me imagino cogiéndome a...mierda ¿Cómo se llama mi hijo?...verga, se me olvidó, coño ¿Como se me va a olvidar el nombre de mi hijo? No puedo seguir bebiendo...bueno, el caso es que no me veo cogiéndome a este carajito, me cogía a su mejor amigo, que son como hermanos, este carajo...¿Cómo es que se llama? Mierda no recuerdo el nombre de mi ex...mejor, ese mamaguevo que se joda, pero él era como un hijo para mi...un hijo...verga...yo disfrutaba cogerme a este guevón...ya te entiendo José David, sé por lo que estás pasando, José, Jose, Coñoooo, despierta, DESPIERTA GUEVON. AGUSTÍÍÍÍÍN SE LLAMA MI HIJO, me acordé.
–Coño me había quedado dormido.
–Te decía que yo también me cogí a mi hijo.
–¿A Agustín?
–Ah coño...¿tú te sabes el nombre de mi hijo?
–Me lo acabas de gritar al oído.
–Aaah...ok...no, a Agustín no me lo cogí, me cogí al otro.
–¿Tienes otro hijo?
–Si...a ese me lo cogí y tuve una relación de casi un año, intensa la vaina.
–¿Te empataste con tu hijo? Pero lo tuyo es peor.
–Mierda...vamos a ducharnos porque estoy hablando mucha guevonada. Hoy quiero a salir a rumbear a un discoteca gay de esas donde pasa de todo. ¿Me quieres acompañar o te vas a masturbar pensando en el culito de tu hijo? -Jose David lo empujó sacándolo de la cama.
–No juegues con esas vainas Hector. Esto es serio.
–Yo soy un hombre serio carajo. Párate de ahí y vamos a ducharnos, enjabonames mis partes maricón ja ja ja ja y que no se te caiga el jabón.

Nueve de la noche. Ignacio estaba aburrido y quería salir a bailar. Se fue a la habitación a buscar a Diego.
–Marico, estoy que no se que hacer, estoy ladilladisimo. Voy a llamar al policia para irnos a alguna discoteca ¿Quieres venir?
–No Nacho, yo fui una vez a una discoteca de esas, no he ido más, Ahí lo que abunda es la promiscuidad, drogas y alcohol.
–Ah vaina...la Virgen María pues, marico, vamos un rato, bailamos, jodemos y nos venomos, anda, no tienes que besarte con nadie ni darle el culo. Vamos, dúchate que llamos a Eloy.

Ignacio llamó a Eloy y aceptó la invitación. A la hora Diego y él buscaron por su casa al policía y se fueron a la discoteca.
Al llegar al local la cola para entrar era larga.
–Coño que ladilla esto.
–Tranquilos, vengan conmigo hasta la entrada.
–Epa, somo tres y queremos entrar. -Eloy sacó su placa de la policía cientifica.
–Eres paco...ajá pero el local está full.
–Puedo llamar y que venga una comision de la PTJ y cierren esta vaina por drogas, si no sabes tu este local es de unos hijitos de papá vinculados al narco. ¿Quieres quedarte sin trabajo?
–Entren. -Eloy le guiñó el ojo al portero y este sonrió.
–Marico, a ver si te metes en un peo, los narcos no comen cuento con policias, los matan y ya.
–Era joda, yo conozco al carajo, lo hago para que los de la cola se caguen y se impresionen. El fue escolta y lonconozco de hace años.
–Puro show pues.
–Eso no está bien, hay que obrar bien.
–Ay...ya habló la Madre Teresa de Calcuta, vamos para comprarte un trago y te relajes Carmelita descalza.

Cuando iiba a la barra, vieron en la pista a dos hombre adultos bailando mientras se restregaban y besaban, uno de ellos estaba sin camisa, todavía había poca gente.
-Mira esa pareja de la tercera edad.
–Carajo que exagerado, el que está sin camisa no es tan viejo.

–¡Maaaaricooo, yo conozco al viejo!.



1 comentario: