lunes, 26 de julio de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 192


 Oto tocaba la puerta del despacho de Guillermo. 

–Buenos días Guillermo. ¿Tienes noticias de Claudia?
–Pasa Oto...no...y ya estoy preocupado. 
–Supongo que ya averiguaste en hospitales y clínicas.
–Y hasta en el aeropuerto a ver si salió del país o de la ciudad y nada. Bueno, el pasaporte lo tiene vencido. 
–¿En serio no le hiciste nada a Claudia? perdona que te lo pregunte...pero... -Guillermo se pone de pie.
–Le pegué Oto...sí, me puse bruto y le pegué cuando supe que estaba embarazada y no de mi...con todo lo que habíamos armado
–Coño...Guillermo...¿Fue algo grave como para que pudiera pasarle algo?
–No, no...no creo, además no hay registros de ingreso a clinica o a hospitales.
–Para mi fue precipitado lo de ustedes y Claudia está obsesionada con lo de ser madre.
–Tu sabías de los bochinches con otros tipos ¿verdad?
Oto se pasó la mano por la boca. –Bueno...si, de hecho no hemos compenetrado mucho en el poco tiempo y si, nos contamos todo.
–Bien...bien...estoy en boca de todos.
–A ver Guillermo, lo que me cuenta Claudia ni siquiera se lo cuento a Jaime. Lo que hablo con Jaime de Claudia es estrictamente laboral, del despacho.
–¿Has hablado con su exposo, alguna amiga con la que pudo irse cuando se fue del apartamento?
–No...de sus cosas pasadas no sé nada. No se que hizo...cuando...-Guillermo se quedó callado pensando. –En la planta baja del edificio hay cámaras dentro y fuera...es cuestión de revisar...claro...claro.
–Pero ya han pasado días, eso se borra.
–No...se graba en un disco duro por seis meses...-Guillermo sintió un calor por todo el cuerpo y luego comenzó a sudar frío.

–¿Diego, te sientes bien? Estás caliente
–Estoy sudando frío Hector...tengo una sensación extraña...no sé como decirte, ¿Un presentimiento? -Diego se levantó de la cama, se pasó la mano por la frente y boca para quitarse el sudor.
–¿Quién es Guillermo?
–¿Guillermo?
–Me vino a la mente ese nombre en este momento y Claudia mi esposa.
–Guillermo es uno de mis socios en el bufete...es el único que conozco.
Diego se desmayó

–¡Heeeey  Guillermo, Guillermo! Siéntate. -Oto lo ayudó a sentarse luego que sufrió un mareo.
–Carajo que mareo. ¿Quién es Diego? -Oto se impresionó.
–El exesposo de Claudia se llama Diego. ¿Qué pasa?
–Tengo que llamarlo...me puede ayudar...algo le pasa a Claudia.
–¿Quieres agua?
–Necesito ir a ver los vídeos del apartamento.

Guillermo tomó un vaso con agua, anotó el número de Diego y se fue del bufete.
Oto se fue a la oficina de Jaime.
–Hola amor ¿Dónde estabas? Fuiste al baño y desapareciste.
–Estaba hablando con Guillermo sobre Claudia.
–¿Apareció? -Jaime se le acercó a Oto y le dio un beso en la boca metiéndole la lengua y su mano apretando una de sus nalgas.
–No, pero pasó algo extraño estando con Guillermo en la oficina.
–¿Ah si? ¿Qué pasó? -Volvió a besar a Oto mientras le metía la mano por el pantalón.
–Ya vaaa Jaime, comenzó a sudar frío y se mareó luego me dijo...-Jaime le besabe el cuello y le pasaba la lengua y volvió a besarlo.
–¿Me estás parando bola?
–No...no me interesa ese cuento, quiero que me lo mames. -Jaime dejó caer su pantalón. –Agáchate y mámalo.
–Estamos en el bufete Jaime, me has dicho que aqui...
–Coño, mámalo y cállate. -Oto se sonrió y se agachó, le hizo gracia la orden que le dio Jaime. Bajó el interior solo la parte donde estaba el pene, lo sacó sobre la liga y se lo metió en la boca. Apenas Jaime sintió lo tibio y húmedo de la boca, se vino.
–Cooooñoooo, que vaina no joda, pero es que no aguanté nada.
Oto tragó y se limpió los labios con el dorso de su mano. Jaime se dio la vuelta acomodándose el pantalón.
–Amor, no pasa nada, estabas excitado, eso suele ocurrir.
–Me suele ocurrir las 10 últimas veces que hemos hecho el amor Oto.
–¿Las llevas contadas?
–Déjame solo por favor.
–Trabajo aquí. -Jaime se volteó a verlo con cara de que saliera del despacho.
–Ok, ok, me voy pero esto tenemos que hablarlo.

Oto llegó a planta baja algo molesto. No tanto por lo que le ocurre a Jaime, sino por no querer afrontar el problema.
–Después de la boda me siento con él a hablar seriamente de eso, no puede ser que le moleste el tema pero no lo quiera hablar, coño.

–¿Y esa cara arrugada?
–Coño, que susto, Nacho, ¿Cómo estás? -Oto abrazó a Ignacio y este cerró los ojos y sonrió, sentir el abrazo de Oto lo reconfortó.
–Bien, estaba haciendo unas diligencias por aqui, ni me acordaba que estabas en esta torre.
–Ay Nacho por favor. Acompáñame a tomarme un café.

Llegaron a la cafetería pidieron los cafés y se sentaron.
–¿Qué tal el local, como va las ventas?
–Bueno, van bien y coño me aprobaron el alquiler del local de al lado, asi que ya me monté en la ampliación.
–¡Que bueno vale! Ahora es que se pone la vosa buena!
–Ay Oto...si...pero entre el pago del préstamo y el pago que le tenemos que hacer a Agustín estoy ahorcado.
–¿Ya te dieron el crédito?
–Si, un pana me ayudó.
–Coño...acabas de poner una cara de que el pana no es tan pana...maaaarico.
–Desde que tu y y yo terminamos no he pegado una. Estoy saliendo con un caeajo que conocí el día del incendio. Es policía.
–Nadie como yo.
–No me digas esa vaina Oto. Yo sigo...el caso es que tiro con los panas y enloquecen. El albino incendió el apartamento y este otro loco armado.
–Tienes el guevo piche marico.
–Te sigo amando.
–Nacho...no empecemos.
–¿Y tú qué? El bufete, el marido, ¡marico, te vas a casar! ¿Que te pasaba que tenías una cara en la torre?
–El bufete excelente. Jaime bien vale, estamos corriendo con lo de la boda...
–Aja ¿Y la cara es por eso? Por que no es de estrés ni de alegria la que vi.
–Jaime está tenendo problemas de eyaculación precoz.
–Vamos a mi casa para que te de una buena cogida.
–Nacho ¿Tu vas a seguir con esos comentarios inmaduros? ¿Nunca podremos ser amigos, compartir algo más que la cama? Tu me amas o solo quieres cogerme?
–Ambas cosas Oto. Discúlpame...¿Jaime tiene algun problema físico, la edad o está estresado con la boda, la adopción? -Oto se sonrió y le pasó la mano por el hombro y el brazo.
–No lo sé, no quiere hablar de eso. Se molesta, cambia de tema y me deja ahí en la cama.
–Insatisfecho. -Oto vio a Ignacio con cara de pocos amigos.
–No, Nacho, de hecho eso no me preocupa, me molesta que se cierra y no trata de arreglar el problema y más alla de mi satisfacción en la cama, la de él. Parece que no le interesa. Y lo amo, lo amo mucho y no piemso dejarlo por eso, no voy a buscar sexo en la calle para suplir lo que no tengo en casa.
–Eso me lo hiciste a mi.
–Es distinto, yo dejé de amarte.
–Puede pasarte con Jaime.
–No va a pasar y no ha pasado, amo a Jaime. 
–¿De verdad no quieres hacer el amor conmigo? Aunque sea una última vez. Si quieres no nos vemos más nunca.
–Ay Nacho...no y no es que no me des morbo y me provoque hacerlo pero no Nacho, no va a pasar.
–Entonces si quieres tirar conmigo.
–Coño Nacho que básico eres. Me agradó verte y hablar contigo pero cuando te pones necio te aplicas.
–No pagues, yo invito. Guarda eso coño. Habla con Jaime...antes que la vaina empeore, se van a casar, las cosas van a ser distintas, van a tener una hija.
–Lo haré créeme que lo haré. ¿Vas a ir a la boda?
–Tu si tienes bolas de invitarme. Pero si, voy a ir solo para comer como un cerdo y rascarme.
–Que idiota eres, espero que no armes un show.
–Eso díaelo a tu ex que se enteró de la boda y seguro se aparece.
–¿Y cómo sabes que se enteró? 
Ignacio recordó que fue él que le dijo. –Me encontré con él y su novio en una discoteca y me comentó la vaina.
–¿Novio?
–Otro día te cuento eso.

Oto abrazó a Ignacio prometiéndose verse de nuevo.
–No pierdo la esperanza de tenerte en mi cama.
–Deja de pensar tanto con la cabeza de allá abajo y enfócate en tu negocio y deja esas relaciomes tóxicas.
–Tu fuiste tóxico también. -Oto le dió un golpe en el pecho.
–Aaaau es joda coño. ¿Puedo darte un beso?
–Claro bobo. -Oto pensó que era en la mejilla pero Ignacio se londio en la boca abrazándolo. Oto no se separó y también lo abrazó.

–Nacho, Nacho, no juegues con fuego.
–Nos vamos a quemar y te encanta.
–Deja la vaina.






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