viernes, 23 de julio de 2021

Huevos revueltos. Capitulo 189

 


Luego de colgar la llamada con Ignacio, Diego se levantó y fue al baño. Estaba mareado y se sentó en la poceta para orinar. Aguantaba su cabeza con sus manos, comenzó a desnudarse, se quitó el interior y se metió en la ducha.

Para quitarse el dolor de cabeza se echaba agua fría y caliente. Luego dejó que el agua caliente le cayera por la espalda y así se quedó un buen rato hasta ver que el baño estaba empañado. Cerró las llaves. –¡Wow, que bien me cayó esta ducha!. -Ya en la habitación vio a Hector, roncaba y el pene lo tenía erecto. –A este hombre todavía le hace efecto la pastilla y eso que ha bebido como un desgraciado. -Fue a la cocina y se preparó un café, vio que habia en la nevera y se preparó un sandwich, mientras sacaba las cosas se tocaba el pene y se rascaba los testículos, se olió la mano. –Mmm huele a jabón, rico. Sacó las cosas de la nevera y un escalofrío le recirrió el cuerpo y a su mente llegó Claudia su exesposa. 
–Verga...¿Qué fue eso? -Le dio un mordisco al sandwich y fue a buscar su celular. La llamó, el celular sonó y luego cayó la contestadora. Le envió un mensaje. –Hola, ¿Todo bien?- El mensaje salió pero solo tenía un check. Volvió a ver el pene de Hector. –Dios, voy a aprovechar que sigue duro y me lo meto. -Regresó a la cocina, se comió el sandwich y se bebió el café. Regresó a la habitación, buscó el lubricante y mientras se ponía en el culo, eructó, se fue a la cama y comenzó a mamarle el pene a Hector que comenzó a moverse, respiraba fuerte y su aliento era olía a whisky, Diego arrugó la cara pero siguió mamando, lamía los testículos, subía por el pene pasando la lengua y volvía a meterse el pene en la boca. Se acercó y puso el culo a la altura del pene, lo tomó con su mano y lo guió. Comenzó a metérselo. Hector se movió y Diego se sentó haciendo que el pene entrara por completo soltando un gemido, Hector abre los ojos. –¿Qué haces?
–Tirando. -Se agachó y le dio un beso en la boca al hombre. –Tienes aliento de dragón.
–Sácame la leche. Diego movía sus caderas mientras se masturbaba. Gemía, Hector con los ojos cerrados, arrugaba la cara y movía la cabeza hacia la cabecera tensando el cuello sintiendo que estaba a punto de venirse.
–¡Coooñooo, voy a acabar!.
–¡Acaba adentro, acaba adentro!. -Diego seguía masturbándose cuando Hector soltó un gruñido. 
–Aaaaah mierdaaaa, que dolor de cabeza, quita, quita, quita. -Hector empujó a Diego sacándolo encima de él levantándose de la cama con los ojos cerrados y con sus manos en la cabeza.
–Coñooo que dolor....aaaay.
–¿Dónde te duele? -Diego se le acerca y le pone la mano en el hombro.
–¡No me toques, sal de aqui!
–Coño perdón, ¿Quieres una pastilla?
–Aaaaaay, mierdaaaaa, ya va...si, traeme algo.
Diego buscó unas pastillas de ibuprofeno y una vaso con agua.
–Toma, toma, coño abre los ojos.
–¡No joda Diego, no puedo aaaau! -Diego le puso las pastillas en la boca y le acercó el vaso.
–Entra a la ducha y échate agua fria y caliente y quédate un rato bajo el chorro caliente.
–Llévame, no me toques la cabeza.
–Diego lo metió en la ducha y abrió la llave del agua fría.
–Cooooñooo esta vaina está fría.
–¡Mete la cabeza! Ahora te pongo la caliente. Dale.
–Aaaaah, coño que dolor, ponla fria ahora. -Diego se la alternaba hasta ver a Hector más relajado.
–¿Cómo te sientes?
–Mejor, tengo dolor pero mucho menos, quiero acostarme.
–Ya va chico, déjame secarte.
–¡No no, sal que me estoy cagando, sal de baño que me cago! -Hector se sentó en la poceta. Diego cerró la puerta y Hector pujó. Era diarrea.
–¿Estás bien? -Hablaban a través de la puerta cerrada
–Siii, esperame en la cama, no te quedes ahi.
–¿Te hago el desayuno?
–Noooo chamo
–No tengo problema, es lo menos que puedo hacer.
–Haz lo que quieras. Coño que me deje cagar en paz ¿Por qué no se va?

Luego de un rato sentado en la poceta, se levanta para ir de nuevo a la ducha, se marea y se apoya de la pared y entra para ducharse.
Sale, se seca y se coloca la toalla en la cadera para ir a la cocina.

–¿Hiciste café?
–Si, ¿Te lo sirvo? Hice arepas y perico pero si estás mal del estómago mejor no comas, te relleno la arepa con queso. Toma el café.
–Gracias. Abre ese gavinete. -Diego abrió.
–Ok, dame esa botella, coño tengo que comprar.
–No vas a tomar whisky ahora, vamos a desayunar ¿No fue suficiente lo que has tomado estos días?
–¿Tú cuánto tiempo llevas aquí? -Se bebió la taza de café.
–Dos días.
–Coño, luego del desayuno te vistes y te vas. ¿Dónde coño está José David?
–Se fue hace unos dias Hector, ¿No te acuerdas? Se fue a resolver unos asuntos familiares.
–Coño el es mi pareja de fiestas, alcohol y sexo.
–Ahora estoy yo. -Hector cerró los ojos y movió la cabeza. Se levantó buscó un vaso corto, fue a la nevera y le puso hielo.
–En la nevera está el jugo de naranja.
–Diego, es mi casa, estás en mi casa y yo hago aquí lo que me da la gana y me quoero tomar un whisky.
–Son las nueve de la mañana...
–Me vale verga, yo quiero mi trago.
–Ok, ¿Vas a querer la arepa?
–Lo que quiero es que te vayas de mi casa.
Diego cerró la llave del agua. –Eres un malagradecido.
–Aaah, déjame solo. -Diego se fue a la habitación a vestirse y recoger sus cosas. Hector se volvió a servir whisky en el vaso y fue a la habitación.

–Gracias por el desayuno. No tenías que hacerlo.
–Me provocó. Gracias, espero que te guste, ya me voy a ir.
–Mira, no se me olvida que por tu culpa se quemó mi apartamento.
–Tranquilo Hector, entre Ignacio y yo estamos reuniendo el dinero y se lo estamos dando a tu hijo.
–Deja esa mierda así. Yo lo acomodo. Cuando ustedes terminen de pagar ya me he muerto. Tengo el dinero para hacerlo.
–Tenemos que hablarlo entre Nacho y tu hijo. -Hector bebió y se le acercó a Diego. Le dio un beso en la boca, Diego respondió al beso poniéndole las manos en las mejillas.
–Termina de vestirte y te vas no quiero verte más.
–Gracias Hector...eres un imbecil.

–Soy peor que eso, soy una mierda.


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