viernes, 7 de mayo de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 112

 


Eran las 4:35 de la tarde y José David regresaba caminando al taller. En el camino iba pensando lo que había pasado la otra vez en el extraño almuerzo que tuvieron con Castro y Agustín. A su mente llegaba el enorme pene de Castro. -¿Se lo habrá metido Berta? No, no, no. El exámen forense no arrojó nada, no hubo penetración...y con semejante verga se hubieran dado cuenta. Rolo e' pinga, si yo fuera marico gritaría del dolor cada vez que me cogiera. No joda, ni de vaina, me lo cojo yo a él, el mío no será un bate pero responde. ¿Qué coño estoy pensando yo si no soy marico? Bueno Castro debe pensarlo porque salgo a decirle que se baje el pantalón para verle la verga...eso no lo hace un macho, un hombre, no joda a mí me gustan las...-Jose David, José David. -Un toque en el hombro lo saca de sus pensamientos y lo devuelve a la realidad. José David voltea y se sorprende.

-¿Laura? ¡Laura! Linda mi amor, ¿Dónde estabas tú metida? Te desapareciste.
-Hola...-La chica estaba apenada. -Me fui a Naguanagua, luego que salí del taller, aquí no conseguía trabajo.
-Pero yo no te boté, ¿Qué pasó?.
-Te voy a contar pero escúchame. Lo que te voy a decir sucedió, es cierto, a lo mejor no me crees pero te voy a decir toda la verdad. -La chica le contó lo que le dijo e hizo Berta la.mañana que ella se dirigía al taller. José David estaba sorprendido.
-Tú esposa está loca José, loca.
-Si...no me lo tienes que decir.
-Te extraño, extraño hacer el amor contigo. Estoy sin dinero, regresé porque cerraron el negocio donde trabajaba allá.
-Tranquila que tu trabajo en el taller lo tienes, te voy a pagar el doble de lo que te pagaba.
-¿Tú no me extrañas?. -José David se le quedó mirando a los ojos, pensando en el sexo salvaje y apasionado que ahora tenía con Berta, nada que ver con lo que había hecho con Laura. Estaba obsesionado con su esposa y no estaba dispuesto a perder a la nueva Berta.
-Claro que te extrañé, todo fue confuso, no sabía de ti.
-Seremos de nuevo amantes o quieres divorciarte de tu esposa y ser yo tu nueva mujer.
-Nooooo que va linda, yo a Berta no la dejo ni de vaina...esa mujer...no, que va, tranquila que tu puesto te espera. Yo cuadro con Berta y te vienes a trabajar.
-Vamos a un hotel, quiero estar contigo.
-No Laura, yo estoy feliz con mi esposa, no quiero problemas. Dime ahora sí aceptas el trabajo y que no vamos a tener nada o dejamos esto hasta aquí.
-Acepto el trabajo. Y no vamos a tener nada. Eso es lo que tú crees mi amor, tú me vuelves a coger y me vas a dejar preñada.
-Ok, Cuadro todo y en un par de días comienzas a trabajar de nuevo.
-Gracias.

Sigue caminando. La imagen de Laura se esfumó y a su mente llegaba Berta desnuda y pidiendo más y más sexo. -Seguro llego y quiere que me la coja en la oficina y por supuesto que me la voy a coger. -Pero de nuevo a su cabeza llegaba Castro. -¿Pero este mamaguevo para que se atraviesa en mis pensamientos? Bien bello. Enamorado del guevo del tipo. Coño Diosito me hubieses dado unos centímetros más a mi, ahí si vuelvo loca a Berta. Menos mal que mi hijo no quiso nada con Castro, que dolor. Dígame yo sufro de hemorroides, ¿cómo me meto eso? Otra vez...José David tú cómo que quieres que Castro te coja. -Jefe, Jefe. -De nuevo lo sacan de su concentración. -Ahora es que le voy a echar mano a lo suyo.
-¿Qué pasa? ¿Me vas a meter mano o qué?
-Coño...al carro, he estado full.
-Ah...dale pues, si no terminas, sigue mañana, no te quiero aquí de noche. ¿Dónde está Kelvin?
-En la zona de balanceo, creo, Luigi sabe.
José David buscó a Luigi. -Hola, ¿Y Kevin?
-Jefe...está haciéndole alineación y balanceo a una camioneta.
-Ok, voy para allá.
-Mierda, este se enteró que se cogió a la mujer. -Luigi corrió por la parte de atrás y llegó antes que José David.
-Marico el jefe quiere hablar contigo y no tiene buena cara. Yo creo que se enteró.
-¿Qué? El coñísimo de su madre.
-Me voy que viene.

-Negro, sal de ahí. -Kelvin se mueve hacia donde está José David. -¿Quién puede seguir trabajando en la camioneta?
-Pablo, creo. 
-Dile a Pablo y te vienes a mi oficina. Ya.
Camino a su oficina se le aparece David, su hijo.
-Hola papá...mira ha pasado unas vainas raras.
-No me vengas con peos que ahora voy a resolver uno con tu mamá y Kelvin.
-Ah...ya, ya sabes entonces, no bueno, nada. Papá esta semana averiguo lo de la universidad.
-Ok.
-¿Tú crees que sea posible que me compres el carro antes?
-Déjame de salir de unos peos primero para luego meterme en lo tuyo.
Entró en la oficina y Berta trabajaba en la computadora.
-Hola mi amor, llegas tarde.
-Hola. -Besó a Berta en la cabeza y le acarició los hombros.
-Viniendo al taller me conseguí a Laura, la chica que trabajaba en el taller.
-Y te la cogías encima del escritorio. ¿Que quiere la golfa esa?
-La volví a contratar, ya me contó lo que hiciste.
-Me parece bien, debe estar pasando hambre para atreverse a volver sabiendo que yo estoy aquí.
-Te voy a pedir que en esos asuntos no te metas, yo no quiero nada con esa niña. Yo te tengo a ti.
-Me encanta escuchar eso. -Se levantó de la silla, fue a la puerta y cerró con llave. También cerró las persianas. Dejó caer su vestido y desabrochó el sostén.
-¿Por qué no me haces el amor? Besa mis tetas, chúpame los pezones. -José David veía los senos hipnotizado mientras su pene crecía en el pantalón. Se acercó y metió un pezón en la boca, sintió un fuerte olor y sabor a grasa y aceite y un olor particular.
-Las tetas te huelen como si las hubieses arrastrado por el taller.
-Trabajo en un taller amor, además tuve una conversación con Kelvin. 
-¿Una conversación, de qué? ¿Para qué?.
-Sigue chupando mis pezones. -Tocaron a la puerta.
-Vístete. -Berta se colocó el vestido y José David abrió la puerta. Kelvin sonrió nervioso y entró vio a Berta y ella lo saludo sonriendo.
-Pasa y cierra la puerta. Sabes que en este taller nada está oculto, llevas poco tiempo pero allá abajo sabes hay una cuerda de comadres de vecindario, o sea chismosas y bueno me han llegado chismes y rumores de lo que has hecho.
-Jefe yo le puedo explicar.
-Te lo puedo explicar yo José. -Kelvin gracias a su color oscuro no se le notaba que podría estar más blanco que un papel, comenzó a sudar frío y se sentó.
-¿Ah tú también sabes que este anda quejándose por los rincones que quiere un aumento?
-Si...vino a hablar conmigo esta mañana, te lo estaba diciendo hace unos minutos. -José David se acerca a Kelvin y de repente le llega aquel olor particular que sintió al lamer los pezones de Berta, la miró y devolvió la mirada al mecánico.
-Pidió un aumento y se lo di, y antes que preguntes porqué, se lo merece José David.
-Se lo merece....¿Y a ti que te cuelga entre las piernas, no eres un hombre? - A su mente volvió el enorme pene de Castro, cerró los ojos. -¿Por qué tienes que hablar con mi esposa de eso?
-Disculpe jefe yo pensé...como...ella lleva la nómina. 
-Lo que te dio Berta lo apruebo. La.próxima vez que tengas un problema o duda vienes y hablas conmigo no se lo cuentes a medio taller o a mi esposa.
-Esta bien y pido disculpas por los inconvenientes.
-¿No tienes más nada que decir?
-No...no, ya todo aclarado.
-¿Seguro? -Kelvin vio a Berta, José David a Berta y luego a Kelvin.
-Anda a trabajar o a recoger para irte. -Kelvin salió.

-¿De cuánto estamos hablando del sueldo de Kelvin?
-El doble.
-¿Tú te volviste loca, cómo que el doble?.
-Ya te dije se lo merece. -José David se acercó a Berta y le olió el cuello.
-Tienes el mismo olor asqueroso de ese negro.
-Ese negro me abrazó llorando dándome las gracias por el aumento.
-Te lo tiraste. -Berta le dio una cachetada a José David. Se puso la mano en la mejilla, vio a Berta a los ojos y le dio un beso en la boca cargándola, con su brazo lanzó todo lo que había en el escritorio al suelo y la montó ahí.
-Te voy a demostrar que te cojo mejor que cualquier hombre y además que te encanta.
-Demuéstralo, muéstrame de que estás hecho esposo. - La besó arrancándole la pantaleta, Berta gimió.

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