sábado, 29 de mayo de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 134


 Ramón lo habían trasladado a la otra ala del penal donde estaban los presos más peligrosos.

-¿Por qué carajo me cambiaron para acá? Pensaba Ramón mientras los presos lo miraban. Uno de ellos se acercó.
-Hola nené, cara bonita, ¿Tú eres el curita que se cogía a los carajitos?
-¿Qué coño quieres?
-Aaay alzaíto el padre, bendición padre. -Hubo una risa colectiva. 12 presos estaban en esa celda. -Yo y mis panas queremos algo. Tenemos tiempo que no culiamos y pedimos que nos mandaran una jeva y te mandaron ti papi.
-Estás loco si pretendes cogerme.
-No papi. -Lo levantó del piso por el brazo. Yo no pretendo nada, todos aquí te vamos a cogé, prepara ese culito.
Ramón comenzó a lanzar patadas y golpes pero cinco presos lo inmovilizaron. El que hablaba con él sacó un chuzo y se lo metió entre el pantalón y lo rasgó rompiéndolo hasta dejar el culo descubierto.
-Para que veas que no soy tan malo te va a coger un pana que lo tiene chiquito y vamos en orden  hasta que te coja yo que lo tengo grande, mira. -Se sacó el enorme pene, era oscuro y grueso. -Gato comienza tú.
El hombre se acercó masturbándose, su pene no era pequeño como lo había dicho el que comenzó a hablar. Mientras unos sostenían a Ramón, otros dos le abrían las nalgas.
-GUARDIAAAAS, GUARDIAAAS, AUXILIOOO.
-Tápale la boca a la jeva esta que no se lo han cogido y ya chilla.
El preso apoyó el pene y lo restregó entre las nalgas, puso el glande en la entrada y empujó provocando el grito de Ramón que también se movió aunque poco pues lo sostenían, su cara se enrrojeció, la vena de su sien se marcaba. -Termina de meterlo coño, ese Pipi es chiquito. -Se escuchaban los gritos, a Ramón se le salían las lágrimas del dolor. El preso comenzó a moverse con fuerza mientras le daba nalgadas. -Sácalo, que venga otro. -Otro preso lo penetró, Ramón seguía en tensión aunque con el segundo el dolor fue menos, llegó un tercero y un cuarto, los que sostenían a Ramón se turnaron para también continuar violándolo. Cuando llegó el séptimo, ya Ramón estaba sin nadie que lo sostuviera arrodillado en el piso. Los que ya habían pasado se masturbaban.
Tocaba el turno al que había iniciado todo. Vio el culo que ya estaba abierto, volteó a Ramón boca arriba, le alzó las piernas y lo penetró de una vez. Ramón ya no ponía resistencia y tan solo gemía. El hombre le daba con todas sus fuerzas mientras otros dos le abrían las piernas. -¿Quieres que te preñemos todos? Vamos a pajearse que vamos a preñar a la jeva. -El hombre comenzó a moverse más rápido y se detuvo cuando sintió que eyaculaba dentro del cura. Llegó otro y lo penetró, enseguida se corrió dentro de Ramón y así ocho hombres más.
El último terminó de acabar en las nalgas del cura.
Ramón con los ojos vidriosos y mirando hacia afuera de la celda, veía las botas de los dos guardias que miraron toda la escena. Ramón por alguna extraña razón se sonrió.
El preso que le rompió el pantalón se le acercó al oído. -Esta bienvenida te la organizó tu mujer Berta, papá. -Ramón comenzó a reírse pero arrugaba la cara del dolor en el culo. No paraba de reírse. El preso lo levantó del piso y, apoyado en la reja con la poca fuerza que tenía en sus piernas, comenzó a sentir como le escurría por la pierna el semen de nueve hombres que lo habían violado.

José David terminaba de entrevistar a dos posibles mecánicos para entrar en el taller.
-¿Están disponibles ambos para trabajar ya? ¿Mañana mismo? -Los muchachos se vieron y ambos dijeron que si.
-Perfecto, mañana los quiero aquí a las ocho de la mañana. Buenas tardes.

José David llamó al jefe de taller y le pidió que entrarán a la oficina Luigi y Kelvin.

-Para que somos buenos jefe. -Decía Kelvin que se sentaba junto a Luigi.
-Son buenos para que ambos firmen su carta de renuncia que está dentro de este sobre junto al buen paquete de liquidación para que no digan que soy un coñodemadre.
-¿Y a cuenta de qué tenemos que firmar la renuncia? ¿Hay algún problema? -José David se levanta de la silla y camina alrededor de la mesa hasta llegar a la silla de Kelvin, lo alza tomándolo de la braga y lo estrella contra la pared, bajo la mirada de sorpresa de Luigi.
-¡Ambos se cogieron a mi mujer! ¿Te parece suficiente para que dejen de trabajar aquí?
-señor José yo...le puedo...
-Shhhhh, no me expliques nada, lo que quiero de ustedes es que firmen la renuncia y se larguen de aquí.
Luego sin abrir la boca para nada, cogió su sobre y firmó, ni siquiera vio el monto de su liquidación, Kelvin si vio el monto y firmó.
-Un buen monto para haber disfrutado de un buen polvo.
-¡Kelvin! -Le gritó Luigi, José David se la abalanzó a Kelvin y le dio un golpe.
-Administra bien ese dinero porque no vas a trabajar en otro taller más nunca en tu vida. ¡SALGAN LOS DOS, NO LOS QUIERO VER!
Lanzó la puerta. Se sentó y con sus brazos en el escritorio apoyó la cabeza en ellos.

Ramón estaba lavando la ropa de sus compañeros de celda, había pasado una semana de la violación, pero el sexo con los reos siguió. Llegaron los guardias.
-Deja eso, vuelves a tu celda de antes.
-¿Qué, por qué?
-Porque si, ya lo que había que hacer se hizo.
-Creo que tienen que hablar con Fercho. -Los guardias se vieron. 
-No te muevas de aquí. -A los 10 minutos regresaron.
-Sigue con tus vainas curita, te quedas aquí. -Ramón con un delantal que le tapaba parte de su desnudez se sonrió. Por todo el sexo que tenía con los presos, más cocinarles y lavarles la ropa, recibíría dinero que le depositarían en su cuenta. 

Tocaron la puerta. -¡Adelante!- Gritó José David.
-Hola buenos días, ¿cómo estás José?
-Coño, Jacinto, todo bien ¿y tu?
-Bien, bien. Vine a buscar el carro que me avisaron que está listo.
-Correcto, pero siéntate, ¿Quieres café?
-La verdad que estoy corto de tiempo, tengo clases.
-Siéntate, quiero hablar de mi hijo.
-Buen muchacho, aplicado, a veces disperso pero se esfuerza.
-Si te gusta mi hijo, yo le doy la bendición para que sean novios y se casen.
-¿Perdón?
-Hablemos claro, ya David me ha contado, tranquilo. Sácalo de su casa, su familia, mi familia ahora es un desastre, dale tranquilidad y felicidad.
-José...yo no soy pareja de David, somos profesor/alumno.
-Ay por favor Jacinto, mi hijo me cuenta todo y te estoy diciendo que me agrada que esté contigo, ese muchacho está descarriado en cuanto a relaciones, llévalo por el camino correcto. -Jacinto se sonrió y casi llegando a la risa.
-¿Cómo retiro el carro? Ya me tengo que ir, de verdad.
-Toma, puedes sacarlo tu mismo, está accesible la salida. Piensa lo que te dije.

Jacinto se montó en su carro. -Esta vaina se cuenta y no se cree. Coño metí en mi casa a un nene...bueno, tiene 19 años, ¿que esperabas Jacinto? Tengo que replantearme cogerme al chamo..Jacinto no aprendes, NO TE INVOLUCRES CON TUS ESTUDIANTES.

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