jueves, 27 de mayo de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 132

 


Luego de la noticia del embarazo todo había cambiado para bien en el matrimonio de Berta y José David. El sexo volvió a ser diario y hasta empezaron a salir a cenar solos. El taller estaba mejor que nunca. Habían pasado tres semanas y no le habían dicho a David que tendría un hermanito o hermanita. Hoy, en el desayuno se enteraría.


-Hijo, tu mamá y yo te tenemos una noticia.
-Ay Dios...en esta familia las noticias son bombas. Lo que falta que me digan es que mamá está embarazada.
José David miró a Berta y se sonrió. David se levantó de la silla. -¿Estás embarazada? -Miró a su madre y luego a su padre. -¿Es tuyo? -La pregunta le salió desde lo más profundo de su ser, José David abrió los ojos sorprendido y vio a Berta. -Perdón, es que...estoy sorprendido con la noticia y...olvídenlo, me voy a la universidad. -Se tomó el jugo de naranja, cogió las llaves y se fue a la puerta, se detuvo, dio la vuelta y corrió a abrazar a su madre. -Felicidades mami, otro hermanito para fastidiar.
-Tonto...no vuelvas a poner en duda la paternidad de tu padre. -Le dijo Berta en voz baja. -Te olvidas de tu carrera y tu carro.
David abrazó a su padre. Berta se fue a la cocina. José David bajó con su hijo.

-¿Tú sabes algo que yo no sé? Es mejor que me lo digas.
-No sé nada papá, solo que con el historial que tiene mamá no es descabellado.
-Yo supongo que tu mamá se protegió con esos hombres.
-Ay papá a veces parece que tienes mi edad o te haces el gafo. ¿Hasta cuándo vas a aguantar las vainas a mi mamá?
-Estoy enamorado como un idiota. Cuando supe que estaba embarazada me sentí contento, todo cambió, tres semanas de felicidad y vienes tú a darme un carajazo de realidad.
-Ay papá...no te pongas así, más bien espera a que nazca y salen de dudas. Voy a cambiar el tema para algo más agradable. Cuando me inscribí en la uni le choqué el carro a un profesor, tengo que reparar el choque, no es mucho, pero le voy a decir que vaya al taller y se lo arreglas.
-Carajo ¿esa es la noticia más agradable? Entre tú y tu madre me van a matar, espero que tus hermanos no me salgan gais o malandros o putas.
-Papááá... Por cierto el profesor es gay y negro. -José David cerró los ojos y resopló.
-¿No me digas que ya te lo tiraste? Coño David, hay que coserte el culo a ver si te quedas quieto. Coño carajito a la universidad vas a estudiar a sacar una carrera, deja la putería vale. Saliste a tu madre.
-Ay si papá debe ser que tú solo te has cogido a la chama que limpia el taller. No me jodas.
-No te involucres con un profesor. Ponte serio.
-Papá el tipo es negro, buen cuerpo, debe tener un machete.
-No puedo creer lo que estoy escuchando....-Hubo un silencio. -Define machete porque después de ver el de Castro hasta yo tengo un clítoris.
-Papá, tú tienes un guevo normal.
-Gracias por levantarme el ánimo. Lo bueno es que a tu madre le gusta como se lo hago.
-Siempre terminamos hablando de sexo.
-Ya me tengo que ir. Y pórtate bien coño. Deja a ese profesor en paz.
-Nunca me ha cogido un negro, tengo que averiguar si tiene un morcillón.
-José David cerró los ojos y vino a su mente el enorme pene de Castro. Sacudió la cabeza. -Me voy. Deja de hacer estupideces, yo me entero que te acuestas con el negro ese te quito el carro y no te pago la universidad.

-Hola Rubén ¿Podemos vernos hoy?-
-Mi amor pero que abandono, te he escrito, te llamo y no me atiendes. Ya me divorcié mi amor, soy libre. Te mando el chofer y nos vemos, tengo que hablar contigo de unas cosas.
-Búscame-
El chófer pasó por ella y la llevó a la oficina de Rubén. Luego de hacer el amor en la alfombra Berta se pone de pie y, desnuda, se coloca en el gran ventanal que da a unos edificios.
-Te ves hermosa al trasluz. -Se le acercó por detrás y la abrazó.
-Estoy embarazada. -Se separó de ella.
-¿Es mío? 
-No sé, puede ser tuyo, de mi esposo, del cura, de unos mecánicos del taller. Habrá que esperar.
Rubén, tambíen desnudo, se pone a caminar por el despacho con las manos en la cabeza.
-Tenemos que pasar a mi nombre las dos propiedades que te di.
-¿Qué? Eso tú me las regalaste.
-En realidad no fue así, lo hice para que mi ex no me quitara eso.
-O sea me engañaste. Me habías dicho que me lo dabas porque estabas enamorado de mi.
-Te voy a recompensar.
-Esta bien...¿Tú chófer me puede llevar? Me tengo que ir.
-Claro mi amor, pero no te pongas así. Está noche quédate conmigo.
-No puedo y tengo que cuidar este embarazo.

La segunda clase de David fue con Jacinto, el profesor con el que tuvo el incidente en el estacionamiento.
-La semana que viene vamos a tener el primer examen. Así que repasen lo que hemos visto y conversado estás últimas semanas. Buenas tardes chicos.
David estaba anotando unas cosas en su libreta para terminar de recoger e irse. Jacinto se acercó al chico y se sentó en el pupitre de alante.
-Eres un bachiller muy aplicado, intervienes, discutes, analizas. Eso me gusta.
-Gracias.
-¿Quieres ir a casa de este negro marginal a tomarte un café?
-Mi papá me dijo que no me involucrara con los docentes de la universidad.
-Caramba, eso no habla muy bien de ti.
-Bueno, se refería a ti. Le hablé de ti.
-Muy agradable tu papá. No sé, racista como tú.
-Profe ya le pedí disculpas.
-Tranquilo. Más bien te quería pedir la cola, dejé el carro en el taller, me lo entregan en tres días.
-¿Quiere que lo lleve a su casa?
-Si me tuteas acepto la cola.
-Me la pediste tú. Vamos, yo te llevo. -Este me va a coger, me va a coger.

Llegaron al edificio, estacionó en el sótano. Subieron. En el ascensor Jacinto miraba a David que estaba nervioso. Le dio una palmada en el cuello. -Tranquilo que no vas al matadero, estás tenso.
-Es que...me pones nervioso.
-Vamos a tomar un café no soy un psicópata. -Entraron y Jacinto dejó sus cosas en el sofá, David hizo lo mismo.
-Quítate los zapatos y déjalos en la entrada y ponte cómodo mientras hago el café.

Jacinto montó la cafetera y colocó un poco de leche a calentar, sacó unas galletas.
-Bueno, vamos a esperar que salga eeeel  ca...fé...¿Así en interiores estás cómodo?
-Chamo...es que yo...pensé que...ya me visto.
-No, no, quédate así, si te sientes bien así no tengo problema.
-Que pena, es que yo...
-¿Tú qué?
-Nada.
-Voy a buscar el café. -Jacinto regresó a la sala con la bandeja y únicamente cargaba un interior blanco que contrastaba con su piel oscura, los pectorales y abdominales marcados. Dejó la bandeja en la mesita.
-¿Por qué me ves así? Para que no te sintieras mal me quedé como tú.

-Cuéntame de ti. 
-Nada trascendental. Vivo con mis padres y mis dos hermanitos y en nueve meses viene el cuarto hermano o hermana.
-Caramba, tus papás deben estar contentos.
-Bueno...si, supongo...un cuento largo que algún día te contaré.
-¿Y estás soltero?
-Si ¿Y tú?
-También, hace un año terminé una relación de 10 años. Una de las cosas bonitas que me dejó fue la pasión por cuidar mi cuerpo.
-Ya veo, te ves muy bien, tienes unos abdominales...uuuf.
-Tócalos
-¿Este mamaguevo que pretende?  Se desnuda, me dice que lo toque. ¿Me va a coger o no? -David le tocó los abdominales y sintió como su pene lubricaba, el interior se humedecía.
-Estás duro.
-Si, falta otra cosa que se ponga dura, pero ya se verá.
-Este es un calientaguevo, negro desgraciado, que bueno está.
-Mis papás viven en el litoral barloventeño. Siempre que puedo paso varios días allá, ya están viejitos pero los vecinos me los cuidan. ¿Quieres más café?
-Si.
-Jacinto se levantó, el pene quedó a la altura de David, se le marcaba un bulto pero no era enorme. El hombre se fue a la cocina.
Regresó y David quería romper la tensión sexual.
-¿Es verdad que los negros la tienen enorme? -Jacinto se volvió a levantar y se bajó el interior. -¿Te parece que la tengo enorme?
-Un pene mucho más oscuro que la piel de su cuerpo, un prepucio y algo grueso pero no muy largo, David tragó saliva, Jacinto se subió el interior. Sirvió el café.
Siguieron conversando terminaron de comer las galletas. -Bueno ya va a ser hora de que te vayas a casa, vístete. David comenzó a ponerse el pantalón y Jacinto se llevó la bandeja, regresó vestido.

Se puso los zapatos y Jacinto le abrió la puerta. Le puso la mano en el hombro, lo acercó hacia él y le dio un beso en la boca, lo tomó de la cabeza y le metió la lengua. David se estremeció, el hombre se separó apenas centímetros.
-Yo sé que pensaste que hoy tendríamos sexo, pero no, te invité a tomar café. Va a suceder pero hoy no. Ve con cuidado y salúdame a tu papá.

David se fue nervioso, el beso le había encantado, tenía una sensación extraña en el cuerpo pero le gustaba.

-No le diga al doctor que me trajo a la cárcel, espéreme aquí.
Berta entró y preguntó por el director del penal. Apenas le anunciaron que Berta estaba ahí la dejó pasar.

-No me pase llamadas. Berta entró.
-¿A qué debe el honor de tu visita luego de tanto tiempo?
-Vine a pedirte un favor. -Se quitó el vestido.

Apenas el hombré acabó dentro de ella, Berta se puso de pie.
-Quiero dos cosas. Quiero que cambies a Ramón a la zona de reos peligrosos, que se lo violen, que sienta el asco que me hizo sentir al rechazarme.
-Eso dalo por hecho ¿Y lo otro?
Tengo un apartamento para la venta. ¿Quiero venderlo y tú tienes el dinero y la manera de arreglar los papeles rápido.
-Hecho también, dame cifra y mañana tienes el dinero.

Berta se vistió y le dio la pantaleta al hombre. -Para que la tengas de recuerdo. Graba el momento en que los malandros se lo cogen. Que no lo maten ni lo golpeen, solo quiero que lo violen y luego que le digan que yo le mando saludos.
-Eres mala.
-No, eso se llama justicia divina.






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