viernes, 12 de marzo de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 61

 


Oto miraba a Héctor mientras se quitaba la ropa. Bajó la altura de la cama y también la baranda.

Oto se montó en la cama para sentarse sobre Héctor. -Cuidado con la vía. -Hector se jaló la aguja y se la quitó soltando el tubo.
-Estás loco, ¿Cómo haces eso?
-Móntate que quiero metértelo. Oto se puso en cuclillas para introducirse el pene, se colocó saliva, lo sujetó y comenzó a bajar para que entrara.
-Que rico tu culo mi amor.
-Esto es una locura.

-No puedo creer que me hayas traído a mi casa.
-Jimena ¿Que pretendías? Quedarte en mi casa escuchándote refunfuñar por tu marido, la verdad es que mientras te hago el amor no quiero escuchar el nombre de Héctor. Ya somos unos viejos para estar con estás estupideces de adolescentes.
-Sube a casa, quédate conmigo, no me dejes sola.
-Es que pensar que mañana madrugas para ir a ver a tu marido me molesta un poco.
-A ver Polo, somos amantes, creo que no llegamos ni a eso, hemos tenido intimidad tres, cuatro veces.
-10
-¿10? Bueno 10, tampoco significa nada.
-Bueno Jimena, estamos viendo esto que tenemos de maneras distintas. -Jimena lo besa en la boca, un beso que es recíproco. Se separan.
-Polo, tú estás enamorado de mi, pero yo no, yo estoy entusiasmada, feliz con esta nueva aventura.
-Vaya...¿Sigue en pie lo de subir a tu apartamento? 
-Sigue Polo...prometo dejar mi matrimonio fuera de la cama.
-Me gusta la idea.

-Ponte en cuatro en la cama. -Castro lo hizo, se abrió las nalgas, Agustín las vio, duras, redondas, velludas y no perdió oportunidad para chuparle el culo.
-Uuuf Flaco, que lengua, la tienes caliente, sigue. -Agustín le pasaba la lengua a la vez que le succionaba y le daba ligeros mordiscos, apretaba, lo que podía, las nalgas que eran duras. Comenzó a meterle un dedo.
-Coño tienes el culo cerrado, cerrado.
-Ponme lubricante. -Le dijo Castro que bajó la cabeza al colchón para abrirse las nalgas bien.
-Coño que culo y que pelos tiene este hombre. -Agustín mojó su dedo con lubricante y comenzó a masajearle el culo hasta meter el dedo. -Mete otro, coño que rico. -El muchacho metió dos dedos y los movió, los sacaba y los volvía a meter. Sacó los dedos y buscó un condón. -Deja que yo te lo pongo, quiero hacerlo. -Castro se volteó, se metió el pene en la boca mientras abría el empaque del condón. Agustín sentía la lengua recorrer su pene, Castro se lo introducía completo en la boca, cogió los testículos y se los metió también.
-Ay Castro...para para, me vas a hacer acabar para, para, el hombre se apartó. 
-Tranquilo respira profundo, relájate. -Recobró la serenidad pero su pene perdió erección. Castro volvió a mamarlo.

-Coñoooo mira como entra. Míralo. -Le decía Héctor a Oto que iba introduciendo todo el pene en su culo. 
-Ya lo tengo todo adentro. -Oto se levantó dejando salir un poco el pene, iba bajando y subiendo, la cama rechinaba. Ahora iba moviéndose, su cadera subía y bajaba con rapidez y Héctor veía al muchacho con los ojos abiertos mientras Oto los tenía cerrados y gemía.
La cama seguía sonando, Héctor tomó a Oto por las nalgas y ahora era él quién movía la cadera. Oto gemía con fuerza.
En eso se abre la puerta de la habitación y entra una enfermera. -¡AY DIOS MIO! -La enfermera sale cerrando la puerta
Ambos voltean hacia la puerta, Oto se mueve y se resbala de la cama cayendo al suelo de espalda y con él la baranda que hace un fuerte ruido y la enfermera vuelve a entrar junto a otra enfermera.

Castro le terminaba de colocar el condón y comenzó a besarle los vellos, le tocaba los testículos y le mamó el pene, que ya estaba rígido, con el condón puesto. -Hueles rico mi flaco, tus bolitas me encantan. -Se volteó, Agustín se acercó apoyando el pene y empujó. Poco a poco fue introduciendo, el culo estaba apretado.
-Wow que rico se siente.
-Disfruta ese culo que es tuyo flaco. -Agustín se movía lentamente, lo estrecho del culo lo tenía a punto de venirse. Sus manos apretaban las nalgas de Castro que volteaba a verlo y se sonreía. -Disfrútalo flaco como yo lo hago. ¿Quieres que me ponga de otra manera?
-Acuestate boca arriba. -Castro se acostó y levantó sus piernas y las tomó con sus manos echándolas hacia su pecho y levantó la cadera.
-Mételo mi amor. -Agustín volvió a penetrarlo y se movía suavemente y empujaba hasta al fondo.
-Amor estoy que me vengo y no quiero.
-Mi flaco, no te angusties, si acabas, acabaste. Disfruta. -Agustín empezó a moverse más rápido, volvió apretar las nalgas de Castro y soltó un grito quedándose quieto mientras sentía como acababa. Retiró el pene, se quitó el condón y se lanzó sobre Castro que lo abrazó.
Agustín se movió y se bajó del pecho de Castro. -¿Qué pasó mi flaco?
-Fue un desastre ¿Verdad? Como activo soy una mierda.
-No chico, no digas eso, a mí me gustó.
-Te gustó pero no fue la cogida de tu vida. Cuando tú me coges, me mueves, me tumbas, me volteas, me dejas como un trapo.
-A ver mi amor, deja las comparaciones, yo soy un bruto en la cama y tú tienes tu manera de hacer el amor, lo haces bien, cada quien tiene su técnica, pero no lo hiciste mal, lo disfruté, en serio. -Castro lo besó montándose sobre él. -Pellizcame las tetillas para que veas como me sacas la leche sin tocarme el güevo.
Agustín se levantó y le tocó las tetillas. -Ahora pellizcalas lo más duro que puedas, sin miedo, retuércelas. -Ambos estaban arrodillados. -uuuf mira, mira, mira como sale el lechero, aaaay amoooor que ricoooo, pellizca, pellizca.
Ambos se acostaron en la cama mirando al techo.
-Mi flaco, te lo voy a decir en serio, me encantó que me penetraras. Cuando quieras repetir, hazlo.
-No quiero repetir amor, quiero que me cojas tú, me revuelques en esta cama las veces que quieras y me dejes inservible.
-Ja ja ja ja que exagerado.

-¿Qué pasó aquí? -Entraba el médico de guardia mientras Oto, de pie, se tapaba con su ropa que había en el piso. El dolor en la espalda no lo aguantaba.
-Doctor es que...entré...
-Doctor, mi pareja y yo teníamos sexo y nos vieron estás damas, eso es todo. No está bien lo que hicimos pero lo hicimos.
-No, no está bien, porque usted está convaleciente, se quitó la vía, mire esto y por supuesto usted señor, se viste y se va de la clínica. Esto que hicieron es muy grave. No voy a reportar esto que pasó porque es tarde y hay muchos pacientes hoy como para complicar la noche aún más.
-Vamos a salir un momento para que usted se vista y venimos a pasar revista y colocarle la vía nuevamente.

-Lo que faltaba en todo este peo. Que me boten de la clínica.
-Pero disfrutamos la tirada ¿O no?
-Esto no cambia las cosas Héctor, todo sigue igual. Yo me voy de aquí ahora porque me botaron, pero igual me iba a ir mañana y sabes a lo que me refiero.
-Amor, coño...yo pensé que después del sexo, todo se habrá arreglado.
-Eso mismo, fue solo sexo, me gustó, muy rico, pero mi decisión es la misma.
Oto se metió la camisa por dentro del pantalón y salió de la habitación. Unos minutos después entraba la enfermera y el doctor.
-Por favor quiero que se salgan y que me dejen solo.
-Señor Héctor tenemos que chequearlo y la enfermera tiene que ponerle...
-QUE ME DEJEN SOLO CARAJO, SE ME SALEN, NO QUIERO QUE ME VEAN NI ME TOQUEN NI ME PONGAN UNA MIERDA.
Tanto el doctor como la enfermera salieron de la habitación.

-Gracias por traerme Polo. -Jimena le dio un beso en la boca.
-Tranquila, me avisas y te busco.
-Recuerda que hoy sale Héctor de la clínica, ¿No querrás buscarnos tú?
-La verdad no, igual avísame cualquier cosa y te busco.
-Seguro.
-Cuídate, mantenme informado.
-Polo -Jimena lo vio con reproche.
-Lo siento Jimena, quiero saber de ti y que estés bien.

Entró a la clínica y al entrar al ascensor tuvo un mareo, una mujer y un hombre que estaban dentro la sostuvieron.
-¿Se encuentra bien?
-Si, si, de repente me dio un mareo pero ya, se me pasó, gracias.
Entró a la habitación, estaba la enfermera revisando la vía y los equipos, no estaba Oto y eso le extrañó.
-Hola, ya estoy aquí
-Hola amor...llegaste temprano, ahora van a ponerme el Holter.
-Si, quería estar temprano aquí ¿Y Oto?
-Se fue, tenía un asunto que atender en la oficina.
-¿Un asunto? Que raro, tú eres su jefe y novio, estás metido aquí ¿y lo dejaste ir?.
-Si, lo dejé ir Jimena.
-¿Ahora que te pongan el Holter te darán de alta?
-Supongo... ¿Hoy me vas a consentir?
-¿Cuando he dejado de hacerlo amor? Cuando lleguemos a casa te acuestas y yo te preparo el almuerzo y está semana te quedas en casa, no vas a trabajar.
-Haré lo que me digas amor.

-Oto no regresó con Héctor...tanto cariño me extrañaba.



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