domingo, 28 de marzo de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 77

 


Héctor llegaba a su casa en compañía de Jimena y Agustín. Se acostó en su cama. Estaba serio y su semblante no era el mejor.

-Quita esa cara ¿Qué tienes?
-Nada mujer... Me siento un inútil, quiero trabajar.
-Por lo menos 15 días de reposo, de aquí no te vas a mover.
-Pues necesito mi laptop porque tengo que revisar muchas cosas. ¿Dónde está mi celular?
-Papá descansa y luego buscamos el celular.
-Quiero llamar a Oto.
-Papá...no quiere saber de ti.
-Que me lo diga ahora estando yo despierto y consciente. -Agustín le dio su celular y marcó pero Otro hablaba por el celular.

-Que sorpresa tu llamada Jorge, ¿Cómo estás?-
-Bueno bien, aquí en el trabajo, aprovechando unos minutos libres para llamarte y preguntarte cuando nos vemos, quiero reinvindicarme.-
-Jajajaja que tonto vale, no te estreses por eso-
-¿Entonces no quieres que nos veamos?
-Si vale, podemos vernos de nuevo, chamo lo que pasa es que ando cerrando una etapa en mi trabajo, renuncié y estoy terminando unos casos ya para irme y además necesito mudarme ya del apartamento donde estoy, no tengo dinero...no puedo...-
-Oye pero si quieres y puedes quédate en mi casa mientras resuelves, mis viejos se van por tres meses a Europa, te puedes quedar esos tres meses y vas ahorrando.-
Oto se quedó en silencio. -¿Estás ahí?
-Si, si, disculpa...estaba pensando, me conviene eso pero te quiero pagar un alquiler o colaborar con tu casa-
-Me gusta esa opción, la segunda. Piénsalo y me avisas, mis papás se fueron hace dos días.

Héctor volvió a llamar a Oto y contestó.
-Tín ¿Cómo estás?
-Déjenme solo para hablar con Oto.
Jimena dio un suspiro y Agustín se la llevó a la cocina.

-No me puedes dejar Oto, yo te amo.
-Yo también pero no me da la gana de compartirte. Me alegra que ya estés en casa recuperándote pero quiero cortar cualquier nexo contigo, pronto me voy del apartamento.
-Ese apartamento es tuyo, no tienes que irte.
-No tiene sentido que viva ahí, ya no tenemos relación, además eso es una locura que me hayas comprado una casa y un apartamento.
-¿Qué más tengo que hacer para que regreses conmigo?
-Divorciarte.
-¿Y si no quiero?
-No hay nada que hacer. Te quedas con tu esposa preñada por otro hombre y yo veo que hago con mi vida.
-Voy a hacer que nadie te contrate como abogado, y sabes que lo puedo hacer.
-Hazlo y me demostrarás que no me amas, solo me quieres a tu lado como un trofeo en tu vida como gay.
-No puedo creer que termines conmigo. Seamos amantes como al principio. 
-Escondido, que nadie sepa de mi y tú feliz con tu esposa y el bochinche. Sé feliz con Jimena y su hijo y a mi déjame en paz. Colgó.
Héctor comenzó a llorar, Oto también.

-Yo me tengo que ir al supermercado mamá, ya he faltado mucho pero avísame cualquier cosa.
-Tranquilo amor. ¿Sigues molesto? ¿Conmigo?
-Mamá...está situación es complicada, tu embarazada, mi papá en casa ya sin Oto y viendo tu embarazo, y te preñó mi suegro nada más y nada menos.
-Quería abortar pero Polo no quiere y el médico me dijo que es riesgoso.
-No quisiera estar en tus zapatos.
-Hijo, así no estás ayudando, estoy agobiada.
-Divórciate.
-¿Me lo dices tú?
-Si mamá, es lo mejor para todos, a lo mejor mi papá no regresa con Oto, pero se quitará un enorme peso de encima.
-Si porque yo cargo una bolsita de plumas.
-Bueno mamá, ambos a cometido errores y estupideces, asúmanlo y vivan con las consecuencias. Me voy que este fin de semana lo tengo rudo.
-¿Por qué? 
-Van a inaugurar el sábado una sede del supermercado  en Caruay y me toca ir para dar unos talleres el viernes, sábado y domingo.

-¿Será que voy este viernes? ¿Pero como hago con el flaco?, él no puede saber nada, no se puede enterar y quiero hacerlo. ¿Qué hago? ¿Voy o no voy?

Seis de la tarde y Castro buscaba a Agustín al supermercado.
-No me está gustando esto que me busques al trabajo amor, no tengo mi carro.
-Mi flaco bello, te dije que me puedes llamar y te busco para hacer diligencias.
-Si pero tú tienes tus cosas y mientras llegas yo pierdo tiempo.
-Quiero cogerte amor, cogerte mucho de aquí al viernes.
-Uy cuántas ganas tiene mi novio, quiere reventarme el culito pues.
-Tenemos que aprovechar.
-Bueno, si, porque no te había dicho pues estaba en veremos, pero este viernes me voy temprano a Caruay para abrir el sábado un nuevo supermercado, regreso el domingo.
-No te voy a poder llevar mi flaco.
-Tranquilo amor, el traslado lo paga la empresa.
-Bingo, ya tengo el fin de semana libre para hacer mis cosas, esto me cayó del cielo. Está bien, pero sabes que yo lo haría con gusto.
-Lo se amor. ¿Que vas a hacer sin mi?
-Pues trabajar y estar en casita descansando esperando que llegues.

Llegaron al edificio. Estacionaron y se montaron en el ascensor.
-Tengo hambre.
-¿Quieres comer carne?
-¿Carne? -Castro le dio al botón de parar.
-Te quiero coger aquí mismo. Quítate el pantalón.
-¿Cómo me vas a coger en el ascensor?
-Siempre en la cama, que aburrido. -Se bajó el pantalón y el interior. -Quitate los zapatos y el pantalón.
-¿Cómo me voy a quedar desnudo?
-Dale coño, no perdamos tiempo.
Agustín se quitó el pantalón y Castro lo cargó apoyándo la espalda del muchacho en el espejo, se acomodó el pene poniéndo algo de saliva y comenzó a penetrarlo.
-Aaaaay coño, duele.
-Aguanta amor, pero si te quejas me excito más, aguanta. -Volvió a empujar. Agustín sentía cada vez que el pene entraba un poco más. Comenzó a empujar. La cabina se movía.

Unos vecinos salieron de su apartamento y llamaron al ascensor.
-Creo que se quedó parado en el cuatro gordo.
-Vamos a bajar a ver si está ahí

Castro ya tenía todo su pene dentro de Agustín que se agarraba al cuello de su novio mientras este se movía dándole empujones. Agustín gritaba.
Los vecinos llegaron al cuatro. -Estan cerradas las puertas.
-¿Será que están encerrados? Pega el oído gordo. -El hombre se acercó y escuchaba gritos y golpes.
-Ven, ven, escucha, están tirando.
-¿Tirando? - la mujer escuchó. -DALE, DALE, ME DUELE COÑO.
-No grites carajo, aguanta que todavía falta. -¿Serán Castro y el novio?
-No joda lo que faltaba, no basta con la tiradera encima de nosotros que ahora también lo van a hacer por el edificio. Voy a hablar con el presidente.
-Ay chico deja el chisme, deja que se desahoguen.
-CARAJO pero viven desahogándose.
-Ay que envidia. Yo quisiera tirar todos los días, en todos lados.
-¿Me estás dando mensajes?
-¿Tú qué crees? Aaaay...mejor sigamos bajando, sigo escuchando y me va a dar algo más que envidia.
-¿Le digo a Castro que baje a cogerte?
-Que estúpido eres. -Dios me encantaría, este hombre es un salvaje y un gorila.

-AAAAH , aaaah, coño....aaaah.
-Ay flaco, que rico, quiero cogerte todo el día.
-Ya amor, para, para.
-Pellizcame las tetillas pues. -Castro se detuvo y Agustín le retorció una de las tetillas, Castro dio varios empujones, aprisionó al muchacho contra la pared mientras acababa dentro de él. -AAAAAAH. -Castro besó a Agustín, sacó el pene casi flácido del culo y lo bajó al piso.
-Que dolor, me duelen hasta las piernas.
-Pero te gustó esa cogida. -Agustín lo vio a los ojos y se sonrió.
-Sabes que si, pero no podemos hacer esto a cada rato.
-No, otro día te cojo en el salón de fiestas.

Entraron al apartamento.
-¿Alguien habrá escuchado?
-No creo, la gente ya llegó al edificio mucho antes. Voy a hacer una llamada y ¿hacemos algo para cenar?
-Si.
Castro llamaba por el celular mientras caminaba al cuarto. Agustín lo siguió
-Aló, si, lo haré, dame un espacio para ir...si tempranito así tienes chance de atender a otros jajajaja. Me vas a dejar escoñetao pero le damos. Si, si...ese mismo, el que acordamos, el grande me lo clavas ja ja ja....Coño esa vaina duele, me lo haces con cuidado papá que soy virgen en eso....entonces a las ocho de la mañana...no, no, a domicilio no, yo voy para alla.-Colgó la llamada y Agustín regresó a la cocina. Estaba que le hervía la sangre.
-Coño, este estaba esperando que yo me fuera a algún sitio para ir a revolcarse, coño pero no sabes si es eso, pero es que esa conversa que tenían. ¿Le pagó a un scort? Coño acabamos de tirar tan rico y ahora me sale con esto. Cálmate Agustín, deja de pensar lo que no es. Le voy a preguntar.

-¿A quien llamaste?
-Noo, una cita para el medico, un chequeo de rutina, aprovechando que no estás, salgo de eso.
-Ah ok, ok.
-Nada del otro mundo voy el viernes pum pum y a trabajar.
-¿Pero eso es solo el viernes?
-Claro flaco, los sábados no trabajan los médicos.
-AAAAH ok, ok...bueno...vamos a cenar.

A Héctor le pusieron una campanita para llamar a Jimena y no gritarle.
-Dime amor, ¿Quieres algo?
-Quiero el divorcio.




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