sábado, 13 de marzo de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 62


 Después de hacer el desayuno en su casa y recoger la cocina, Berta se fue a la iglesia. Entró a la casa detrás de la iglesía con las llaves que le dio Ramón, el cura.


-Buenos días padre
-Llegas tarde Berta. -Ramón estaba en interiores y fumaba.
-Disculpe padre Ramón, asuntos domésticos pero le aseguro que mañana llegaré temprano ya le preparo café y unas arepas.
Berta se puso en el pequeño mesón de la cocina a amasar, estaba de pie. Ramón cogió un pote y se acercó a ella por detrás.
-Haz llegado tarde todos estos días y eso merece un castigo que hasta ahora no te he dado. -Le subió el vestido y le bajó las pantaletas, derramó una generosa cantidad de lubricante en su mano y la pasó por entre las nalgas de la mujer. Ramón se le acercó al oído. -Sabes que las que no obedecen reciben una penitencia.
-Haga lo que tenga que hacer padre. -Ramón levantó de nuevo la falda, metió su pene entre las nalgas y empujó, Berta apoyó los puños en el mesón, golpeándolos por el dolor.
-No te dije que pararas, sigue amasando, se hace tarde. -Ramón empujaba aprisionándola en el mesón sintiendo como su pene entraba por completo. Berta amasaba cerrando los ojos aguantando el dolor.
-Estás muy tensa. ¿Duele?
-Si
-No te oigo. -Empujó más duro
-SI.
-Aguanta Berta, aguanta para que aprendas que tienes que llegar temprano a atenderme.
-Si padre. -Ramón seguía moviéndose mientras Berta continuaba amasando y ya empezaba a darle forma a las arepas.
Ramón retiró el pene. 
-¿Ya? ¿Eso es todo?
-Si, ya está bueno de castigo, me voy a limpiar, me ensuciaste el güevo.
-Ya va padre, yo lo limpio, deje que monte las arepas.

Berta terminó de colocar las arepas en el budare y fue con Ramón al baño, se quitó el vestido y se metió con él en la ducha. Cogió gel antibacterial y restregó el pene, luego el jabón y lo embadurnó, limpiando los testículos y el culo.
-Eres una hembra que sabe cuidar a su macho, mámalo Berta, quiero descargar. -Berta se agachó y comenzó a mamarlo metiéndoselo todo en la boca. Ramón le puso la mano por detrás de la cabeza y comenzaba a empujarla. Cuando estaba a punto de venirse, empujó la cabeza con fuerza para que le entrará todo el pene en la boca y acabarle dentro. Cerró los ojos y comenzó a eyacular, Berta gemía. -Traga, traga, es mi leche, disfrútala. -Le sacó el pene y salió de la ducha. -Ve a ver si las arepas están no se te vayan a quemar.
-Coño esto es mejor que tener al guevón de David, tengo todo ordenadito.

-Se sentaron en la pequeña mesa del comedor a desayunar. -Ramón le acarició la mejilla, Berta se ruborizó. Te portaste como una campeona, aguantaste. -Ella sonrió.
-Quiero que te vengas sin ropa interior. Esas pantaletas que tienes son mata pasión, te vienes sin nada abajo.
-Padre pero con el vestido se me puede notar.
-Tranquila. Ah otra cosa, o te haces un buen lavado anal o no cenas, no quiero sorpresitas como la de hoy.
-Si padre, ahora me voy a poner a limpiar las ventanas.
-Ok, yo voy a salir ahora para hacer unas cosas con Renato para sus estudios, vengo para la misa.
-Yo me voy a las tres como siempre.
-No, ahora te vas a ir después de la misa de 6. Te quiero lista antes para cogerte.
-Pero es que tengo que atender a mi familia.
-Tu hijo es grande, que atienda a sus hermanos. Usted tiene ahora un hombre que atender, de vez en cuando quiero que amanezcas conmigo.
-Está bien, yo cuadro todo.

Román se había ido a hacer las diligencias y verse con Renato para darle unas clases junto
a otros seminaristas. Berta limpiaba las ventanas, cargaba un delantal completo para no ensuciarse.
Por el camino de tierra caminaba Begoña con un vestido de flores ceñido al cuerpo, se acomodó el pecho, se quedó de pie pensando, miró a los lados y se quitó la pantaleta guardándola en la cartera. Se batió el pelo y caminó hacia la puerta. Tocó el timbre, pasaron unos segundos y volvió a tocar. Se abría la puerta.
-¡Berta! ¿Qué haces aquí?
-La pregunta te la tengo que hacer yo a ti ¿Qué haces aquí y a esta hora?
-Vengo a hablar con el Padre Ramón.
-Pasa, ven, ¿Quieres tomar algo?
Begoña extrañada entró y le pidió un vaso con agua.
-¿Y qué haces?
-Trabajo con el padre, acomodo sus cosas, pendiente de la iglesia.
-Eres la cachifa.
-Soy la asistente.
-Te estás acostando con él. -Berta se volteó y abrió la gaveta y sacó un cuchillo. Agarró a Begoña por la frente volteándola y le puso la punta del cuchillo en la garganta.
-Aquí la única puta eres tú, que vienes a ofrecerte como un trozo de carne. No te quiero volver a ver aquí, ¿O quieres que tu esposo se entere de lo que haces con el padre Ramón? Zorra. La única mujer del padre Ramón soy yo. -Vio la cartera abierta de Begoña y le vio la pantaleta, la soltó y le dio una fuerte cachetada. Le puso el cuchillo en el vestido entre los senos y se lo rompió.
-No vuelvas a pisar esta casa. Yo soy su mujer.
Begoña se tapaba el roto del vestido. -También puedo hablar con tu esposo y contarle. -Otra cachetada y nuevamente le puso el cuchillo en el cuello. -No me importará cortarte en pedacitos si se te ocurre hablar. VETE DE AQUI Y NO VUELVAS ZORRA.

Begoña salió de la casa nerviosa y  temblando tapándose el roto del vestido. Berta se acomodó el delantal, el cabello y guardó el cuchillo. Siguió limpiando.

Media hora antes de la misa llegó Ramón, se quitó la camisa.
-Berta ¿Dónde estás? -Berta abrió los ojos y se levantó de la cama, se había quedado dormida.
-Todo está ordenado y huele a limpio. ¡Bertaaa!
-Hola padre, disculpe, me quedé dormida.
-Dame un café, todo está limpio que bien.
-Gracias, me alegro que le guste. padre quería preguntarle una cosa. ¿Yo soy la única mujer que entra en esta casa?
-Si, ¿A qué viene la pregunta?
-Vino de nuevo Begoña a verlo, la amenacé que si volvía le contaba a su esposo que se acuesta con usted.
-¿Pero por qué haces eso? 
-Porque yo soy su mujer, la única que entra en esta casa y se acuesta con usted, no voy a permitir que una zorra de esas que se hacen pasar por devotas venga a sacarle fiesta, la que se acerque se la va a ver conmigo. 
Ramón abrazó a Berta y la besó. -Mi hembra sacó las uñas, eso es.

-Estoy hablando en serio padre, si esa mujer u otra intenta venir a verlo, las mato.



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