sábado, 20 de marzo de 2021

Huevos revueltos. Capitulo 69

  


Ya en la habitación Ignacio buscó el condón y el sobre de lubricante. Mientras abría el paquete Agustín le mamaba el pene sosteniéndolo con su mano, movía su lengua, lo sacaba de su boca y lamía el glande y el frenillo, bajaba a los testículos y se los metía en la boca. Volvía a mamarlo.

-Ponme el condón. -Agustín tomó el condón, con su lengua atajó una gota líquido que salía del pene de Ignacio. Al condón le colocó un poco de lubricante en la parte interna y lo estiró. -Estás lubricando que jode.
-Me tienes excitado. -Apoyó el aro del condón en el glande y empezó a desenrrollarlo apretando la punta del látex, hasta llegar a la base del pene.
-Ponme tú el lubricante en el culo. -Agustín se arrodilló en la cama dejando el culo frente a Ignacio, que derramó una cantidad en su mano y la pasó por el culo restregándola. Metió un dedo, lo movía y luego metió dos. Agustín suspiraba. -Acuéstate de lado.
Ignacio se puso detrás de él y tomó su pene dejando que entrara solo. Una vez que entró el glande, sostuvo la pierna de Agustín y comenzó a penetrarlo hasta introducirlo todo. Empujó. -No soy tu marido pero te voy a poner a gemir. Su cadera se movía con rapidez mientras le mordía la oreja a Agustín, que en efecto gemía, alzando la pierna lo más que podía.
-Ay ay, ay sigue coño, dale. -Ignacio sujetó la pierna de Agustín y lo volteó quedando sobre él. Le cogió ambas piernas y otra vez movía la cadera. -AH, AH AH. -Se sentó.
-Que no salga, ponte en cuatro. -Moviéndose sin dejar que se saliera el pene, Agustín se acomodó arrodillado. Ignacio se levantó en la cama flexionando las piernas y empezó a moverse de nuevo colocándose casi sobre Agustín que seguía gimiendo. Ignacio no paraba de moverse. Lo sostenía de los hombros apretándolos. Ignacio se detuvo y retiró el pene quitándose el condón.
-Te lo quiero mamar y me lo mamas. -Hicieron un 69. Comenzaron ambos de lado, Tanto Ignacio como Agustín se introducía todo el pene en la boca.. Ignacio dio media vuelta quedando debajo de Agustín. Aprovechando lo dilatado del culo le metía varios dedos mientras le mamaba el pene. Al meter el cuarto dedo Agustín soltó un grito y con el acabó en la boca de Ignacio, que se levantó y le dio un beso pasándole el semen.
-Sigue mamando que yo no he acabado. -Agustín volvió a mamar, le metía los dedos por debajo de los testículos apretando suavemente el perineo lo que aceleró que Ignacio estuviera a punto de venirse.
-Aaaaay me vengo, me vengo, dale ahí viene...AAAAAAAAAAAH. -Agustín recibió el semen de Ignacio y al terminar hizo lo mismo, se levantó y le dio un beso.
-Mmmmmmmm- Se separaron. -Que rico sabe tu leche
-La tuya estaba dulcita. -Volvieron a besarse. -¿Quieres otro trago? Todavía queda un poco de tu botella.
-¿Ya nos bebimos las dos?
-Una mia y una de las tuyas que se acaba con este trago.
Trajo los vasos al cuarto, brindaron y se tumbaron en la cama.
-¿No sé por qué Oto terminó contigo? Tiras divino.
-Es que me faltan varios ceros en mi cuenta y eso los tiene tu papá.
-Ja ja ja ja. No marico, yo no sé cómo tira mi papá pero te aseguro que Oto no está por la plata.
-Ay yo sé Tín, son muchas cosas, Oto conoció a tu papá y se deslumbró, yo creo que le gustan los hombres maduros, protectores y eso vio en Héctor y de mi se aburrió.
-¿Tiraban todos los días? 
-Al principio si, luego dos veces por semana, una vez.
-Coño yo con Renato tiraba por lo menos 4 veces a la semana. Con Castro no puedo hacerlo porque me deja el culo jodido, una tirada de el vale por tres...-Se quedó callado.
-¿Qué pasó? -Agustín se puso a llorar.
-Coño yo no debía estar haciendo estas vainas.
-Seguro que Castro lo ha hecho.
-Si, en eso convenimos pero que fuera como espontáneo, o sea. -Bebió un buen trago. -Si se daba pues plomo pero no algo planificado y esto yo lo quise así, buscarte y tirar contigo.
-Bueno, ya pasó, no hay nada que hacer.
-Antes de buscarte pensé en buscar a Renato.
-Chaaaamo. Marico, Renato está metido de cabeza con Dios. -No le digas nada a Castro, yo no pienso decir nada, se entera Oto y te mata.
-No joda, no lo maté yo por cogerse a mi papá me va a joder a mi.
-¿Quieres otro trago?
-Si, pero los preparo yo, no quiero pensar en esto que pasó.
-¿Tan mal lo hice? Yo sé que te caigo mal pero te vi disfrutar y vi tu piel erizarse.
-Claro que si pendejo, me refiero al asunto como tal. Voy a hacer Cuba libre ¿Quieres?
-Si, tengo amargo de Angostura. Vamos a quedar peos de bola.
-Eso quiero emborracharme hasta vomitar.

-Tú hijo sigue con el celular apagado, fui al apartamento y tampoco está ahí.
-¿Quien sabe dónde se metió?, ojalá no esté haciendo una estupidez
-¿Pero por qué, pasó algo?
-Creo que suben a operar a Héctor. ¿Jaime?
-Hola Jimena, hola Oto, me avisó Oto y vine, ¿Cómo está?
-Nosotros vamos al cafetín ¿quieren algo?
-Café.
-Para ambos.

-Castro te voy a contar, Jimena está embarazada.
-¡Coño! Coño...que arrecho...¿y por eso el peo con Tín?
-Es que no está embarazada de Héctor.
-AH coño...es de otro...mierda...que peo... -Oto vio a Castro a los ojos y los abrió.
-EL COÑO DE LA MADRE, esa barriga es de mi papá, que mierda...no que mierda no, eso es una bendición pero en este momento...mi papá se va a poner feliz.
-Ahí está el otro detalle. Jimena quiere abortar y no decir nada. -Pidieron los cafés y Castro pagó.
-Entiendo a Jimena, no es precisamente lo que quería en estos momentos y bueno, no creo que tampoco quisiera un bebé ahora.
-Te voy a ser claro Castro, yo si quiero que nazca ese niño.
-Coño, yo también, es mi hermanito o hermanita.
-Si, pero mis razones son otras. Héctor tiene que ver ese embarazo, que se lo cale y le de arrechera, que deje a Jimena de una vez por todas y se quiera quedar conmigo.
-Coño carajito deja de estar viendo en cable el canal 24 horas de telenovelas. ¿Que es esa vaina retorcida que estás diciendo?
-Quiero que Héctor se divorcie por no soportar el cacho que lo verá siempre ahí y venga a mi de nuevo a suplicarme que regrese con él y yo lo rechace.
-Mira pide un tilo y te lo bebes fondo blanco mientras yo llevo los cafés a esta gente. Tú estás mal.

Castro les dejó los cafés y se fue a la entrada de la clínica.
-Papá te tengo una noticia, pero quédate tranquilo. Escucha, Jimena está embarazada, la preñaste ok. Esto aquí es un megapeo porque su esposo se enteró y está nuevamente hospitalizado con un infarto de pronóstico. Pero ella no quiere decirte nada pues quiere abortar.
-¿Abortar?  ¿A su edad? Está loca, ya voy para allá a detener ese crimen-.
-Aló papá nooooo, no vengas, papá.-Mierda pero yo le sigo el juego al bolsa de Oto, parezco pendejo. Castro se fue de la clínica.

Ya llevaban tres tragos luego del sexo y Agustín decidió irse.
-¿Cómo te vas a ir así?, estás peo marico, te quedas dormido o te chocas con alguien y lo matas.
-Coño no seas pavoso, yo tengo que irme, mi marido me debe estar llamando y yo con el celular apagado.
-Enciende esa vaina y llámalo.
-Nooooo, no, no...me ducho y me voy.

Se duchó y se vistió como pudo. Ignacio lo sostuvo. -¿Por qué no te quedas a dormir para que se te pase la pea? Y volvemos a repetir. -Le dio un beso y lo abrazó.
-Marico, yo vine a tirar no a echarte los perros, no quiero nada contigo, solo sexo y desahogarme.
-Ok, ok, haz lo que quieras, yo te abro la puerta y te vas.

Agustín se montó en su carro y se dio dos cachetadas en la cara, encendió el carro. Ignacio le abrió la reja del estacionamiento.
-Llámame cuando estés en tu casa.
-Claro que si mi amor ja ja ja chao Nacho, gracias, rico todo.

Llegó al edificio. Estacionó y subió al apartamento. Sacó las llaves y tras intentar con tres, la cuarta llave abrió.
-¿Hola amor?
-¿Que haces a esta hora aquí y así borracho? ¿Dónde estabas? Pasa, pasa.
Agustín entró y dejó caer las llaves. Abrázame, lo necesito.




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